
Tendencia jardín 2025: la estética naturalista inspira un estilo campestre y relajado
Un joya de naturaleza libre y viva
Contenido
Antaño percibida como una fuerza salvaje que domar, la naturaleza ahora se reconsidera, se reintegra, revelando la belleza de un jardín liberado. Esta evolución se traduce en prácticas más respetuosas con los ciclos naturales. Hoy en día, el jardín tiende hacia un aspecto más silvestre y hacia una forma de espontaneidad asumida. Impulsado por un verdadero deseo de renaturalización, este movimiento anima a dar espacio a las hierbas espontáneas, a valorizar las plantas autóctonas y resistentes, los hábitats naturales y las dinámicas libres del paisaje.
En busca de un retorno a la naturaleza originaria, se aspira a un decorado libre, exuberante. Descubre nuestra selección de plantas campestres y nuestros consejos para crear en tu hogar un jardín con una estética naturalista y rústica.
La estética naturalista y campestre en el jardín, ¿qué es?
El jardín de hoy responde a nuestra creciente necesidad de estar rodeados de naturaleza en estado salvaje. Lejos de los jardines estrictamente organizados, favorece cierto desapego, asumiendo una estética más espontánea y desordenada. Este tipo de jardín se inspira en las praderas, los claros y los paisajes naturales. Es una interpretación libre del puro jardín naturalista.
El jardín naturalista y campestre, tal como fue conceptualizado a finales del siglo XIX por pioneros como Jens Jensen en Estados Unidos, y luego popularizado en los años 80 por Piet Oudolf, a través del New Perennial Movement, se basa en una reflexión profunda sobre los ecosistemas, la dinámica de las plantas y el paisaje en el tiempo, y aboga por el uso de viváceas y gramíneas. El jardín con estética naturalista se inspira en esto sin necesariamente seguir ese rigor. Adopta su espíritu – profusión vegetal, composición libre, diversidad de especies – pero se distingue por un enfoque más intuitivo, a menudo menos estructurado. Propone una versión más accesible y sensible de este modelo, centrada en la emoción, la relación sensorial con la naturaleza y el deseo de recrear un refugio salvaje al alcance de la mano.
Menos codificado, está impulsado por un deseo de naturaleza espontánea y seduce por su simplicidad tanto como por su capacidad de introducir un toque de campo en los jardines contemporáneos. Este tipo de jardín nos recuerda que la naturaleza se las arregla muy bien por sí sola, siempre que se le deje libertad.

Jardín diseñado por Piet Oudolf en Utrecht (Países Bajos)
¿Cómo interpretarlo en el jardín?
Es un jardín sin artificios, en comunión total con la naturaleza. Las plantas se desarrollan libremente sin restricciones formales. Los macizos se componen de grandes viváceas ligeras, de gramíneas que ondean con el viento, de flores silvestres con un encanto anticuado. Ninguna rigidez en las líneas: las plantas se mezclan, creando un paisaje cambiante a lo largo de las estaciones. El conjunto da una impresión de exuberancia suave.
Se llena de hierbas espontáneas, umbelíferas, flores de pradera de candoroso encanto, especies nativas y nativares sin preocupaciones, ofreciéndonos una naturaleza libre, floreciente y propicia para la biodiversidad. Fáciles de mantener y robustas, las Anthemis, Acianos, Thalictrum, Digitales… componen un jardín auténtico que asume cierto desenfado.
Las perspectivas permanecen difusas, apenas estructuradas por elementos ligeros como empalizadas o cercas de madera rústica. Seguimos la recomendación de la Oficina Francesa de la Biodiversidad y la Liga para la Protección de las Aves de limitar la poda de árboles entre marzo y julio para preservar la nidificación de las aves. La idea es favorecer la biodiversidad protegiendo los hábitats naturales de las aves y toda la pequeña fauna silvestre, ofreciéndoles refugios seguros para reproducirse. Inmersos en este paraíso verde, lejos de jardines impecables, es la despreocupación y la sencillez reconfortante lo que nos alcanza.

En un jardín campestre, las plantas se mezclan de forma muy libre, sin restricciones formales. Algunos bordillos en plessis pueden reforzar el aspecto salvaje y natural del jardín.
La paleta cromática del jardín con estética naturalista y campestre.
La paleta cromática del jardín de estética campestre se inspira directamente en los paisajes silvestres y las praderas espontáneas. Prefiere tonalidades suaves, naturales y cambiantes, en armonía con el ritmo de las estaciones. El conjunto compone un cuadro lleno de matices, nunca chillón, que evoluciona con sutileza a lo largo del Tiempo. Esta paleta contribuye al ambiente relajante e inmersivo del jardín:
- Tonos pastel y polvorientos: rosa suave, lila, malva, crema… aportan una ligereza romántica y discreta.
- Matices de blanco y amarillo suave: ideales para iluminar los macizos manteniendo una impresión de Natural.
- Azules y violetas: a menudo aportados por Acianos, salvias o campanillas, introducen Profundidad y un toque de frescura.
- Tonos cálidos de final de verano: ocre, óxido, bronce, ladrillo… presentes en los follajes que se secan o las flores tardías, calientan el conjunto al final de la temporada.
- Verdes variados y gramíneas doradas: el follaje juega un papel clave, desde los verdes tiernos de primavera hasta los reflejos plateados o dorados de las gramíneas en verano.

Las plantas del jardín naturalista se presentan en una paleta de tonalidades suaves, pastel: rosa suave, malva, crema, blanco, bronce, cobrizo… Jardín de Piet Oudolf en Utrecht (Países Bajos)
La paleta vegetal del jardín con estética naturalista
Es expresiva y duradera. El jardín de estética naturalista y campestre se basa en una composición vegetal generosa, donde las plantas se instalan en masas, se siembran de manera natural con el viento y evolucionan de forma natural a lo largo de las estaciones. El objetivo es crear escenas ornamentales duraderas, vivas durante gran parte del año, con efectos estacionales marcados y floraciones largas y evolutivas. Esta dinámica se basa en una selección de especies robustas, combinando plantas perennes y gramíneas ligeras.
Plantas perennes robustas y melíferas
Ya sean originarias de las grandes llanuras norteamericanas o locales, estas plantas perennes combinan rusticidad y facilidad de mantenimiento. Adaptadas a una gran variedad de suelos, ya sean secos o más frescos, forman una base vegetal densa y perenne, ideal para estructurar el jardín mientras se apoya la biodiversidad: Geranium pyrenaicum ‘Bill Wallis’, Acianos azules, Euphorbia cornigera, Lunaria annua, Aciano ‘Splendens Pourpre’, Pimpinela ‘White Brushes’, Aster ‘Schneegitter’ y Cynoglossum ‘Firmament’ (Nomeolvides chino).
Presencias altivas
Para introducir ritmo, volúmenes y un fuerte impacto visual, las plantas perennes de gran tamaño son esenciales. Dan aire a los macizos y dibujan verticales vegetales que evolucionan con la luz y el viento: Anthriscus sylvestris, Cephalaria, Digitalis purpurea, Thalictrum ‘Yulia’, Silene latifolia ‘Alba’, Baptisia ‘Purple Smoke’, Veronicastrum, Selinum wallichianum, y Cosmos atrosanguineus ‘Chocamocha’

Euphorbia cornigera, Lunaria annua, Aster ‘Schneegitter’, Centaurea moschata ‘Splendens Pourpre’, Anthriscus sylvestris (foto: Rüdiger Stehn), Cosmos atrosanguineus
Plantas nativars (fusión entre plantas autóctonas y cultivares)
Robustas por naturaleza y presentes de forma natural en Francia, se benefician de una gran adaptabilidad al entorno local: Salvia nemorosa ‘Caradonna’, Centranthus ruber, Leucanthemum vulgare, Compagnon rouge o Silene dioica.
Gramíneas indispensables
Elemento clave de esta tendencia naturalista, las gramíneas aportan movimiento, captan la luz y prolongan el interés estético hasta el invierno. Su porte flexible y sus tonos cambiantes acompañan suavemente las floraciones y sirven de refugio para la pequeña fauna. Gráficas, persistentes o efímeras, encarnan por sí solas la elegancia espontánea de este tipo de jardín: Pennisetum ‘White Lancer’, Calamagrostis, Melica, Molinia, Popotillo azul, Chasmanthium, Sesleria, Stipa, Eulalia y Pennisetum.
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Salvia nemorosa ‘Caradonna’, Centranthus ruber, Leucanthemum vulgare ‘Maikonigin’, Miscanthus sinensis ‘Variegatus’, Pennisetum orientale ‘Tall Tails’, Stipa tenuifolia
Perfeccionar la decoración
Para reforzar el espíritu del jardín con una estética naturalista y campestre, cada elemento no vegetal debe integrarse con precisión, sin romper el equilibrio salvaje y espontáneo del lugar. El mobiliario se mantiene discreto, en materiales crudos o envejecidos por el tiempo: banco de madera sin tratar, sillas de metal envejecido, mesa de piedra natural… Las estructuras, como las ganivelles, espalderas o bordillos de madera, delimitan sin encerrar y conservan un aire campestre.
Los elementos decorativos — nidos, hoteles para insectos, cabañas vegetalizadas — encuentran su lugar con total sencillez, reforzando la vocación ecológica del jardín. El agua, aunque discreta, sigue siendo un recurso clave: una charca natural, un abrevadero antiguo o una simple pila ofrecen un punto de atracción tanto estético como vital para aves e insectos.

Para reforzar el estilo naturalista de tu jardín, integra mobiliario y elementos decorativos en materiales naturales (madera, piedra, bordillos de plessis, etc.). ¡Deben fundirse con el entorno!
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