Grosella blanca Werdavia

El Grosellero Werdavia es una variedad autopolinizante, vigorosa y resistente al frío. En julio, el arbusto produce largos racimos de grosellas blancas, translúcidas, con una pulpa aromática, de sabor dulce con un ligero toque de acidez. Ricas en pectina, estos pequeños frutos son ideales para elaborar deliciosas mermeladas. Werdavia es una variedad de cultivo fácil al sol no abrasador, en suelo bien drenado, incluso pobre. Además, su buena resistencia a enfermedades le confiere un uso sencillo en el jardín. Plantación de octubre a marzo.

En la categoría de los groselleros, el Grosellero, también llamado Ribes rubrum, pertenece a la familia de las Grossulariáceas, como el Grosellero espinoso. Sus orígenes, las regiones templadas del hemisferio norte y de la Cordillera de los Andes, confieren al Grosellero una muy buena resistencia al frío. Cultivado desde hace mucho tiempo, fue introducido en Francia en la Edad Media. Es un arbusto de porte en mata, no espinoso, con ramas algo rígidas, poco ramificadas, cuya madera es blanda y provista de una médula abundante. Este arbusto alcanzará 1.30 m en todas direcciones. El follaje está compuesto de hojas palmeadas, lobuladas y aromáticas, de un verde medio. Caduco, cae en otoño. La floración tiene lugar en primavera, en forma de racimos de pequeñas flores verdosas a parduzcas insignificantes, intensamente visitadas por las abejas. La fructificación se produce principalmente en las ramas de uno y dos años. El arbusto se cubre entonces de numerosos racimos de pequeñas bayas redondas y translúcidas, que contienen pequeñas semillas. En julio, la recolección se escalona a medida de la maduración de los frutos.

La variedad Werdavia produce aproximadamente 2 a 4 kg de frutos por planta según la edad y las condiciones de cultivo. Todas las variedades de grosellas son ricas en vitamina C, antioxidantes, minerales, oligoelementos así como en potasio, calcio y fósforo. Además, se clasifican entre los pequeños frutos menos energéticos (50 kcal por 100 g). Las pequeñas bayas del Grosellero Werdavia son un tesoro en la época estival. Cosechadas directamente del arbusto, son exquisitas para degustar frescas, y para más indulgencia se pueden espolvorear con un poco de azúcar cristalizado. Excelentes en mermeladas o confituras, también se pueden usar para decorar tartas y elaborar pasteles. Ventajosamente, serán perfectas en la elaboración de sorbetes o helados, como acompañamiento de carnes rojas o como toque especial en ensaladas compuestas.

En el jardín, el Grosellero encuentra su lugar ideal en asociación con otras variedades de pequeños frutos y no hará más que reforzar sus múltiples ventajas culinarias. Es posible cultivarlo en macetas, pero hay que elegir un contenedor de al menos 40 cm de altura y ser constante en los riegos con agua preferiblemente no calcárea.