Grosella roja Versaillaise Rouge

El Grosellero de racimos Rojo Versalles es una variedad vigorosa y resistente al frío. En julio, el arbusto produce racimos bastante cortos de grosellas rojas, con una pulpa aromática, de sabor dulce con un ligero toque de acidez. Su floración tardía ocurre después de las últimas heladas, lo que permite cosechar frutos incluso en regiones frías. Ricas en pectina, estos pequeños frutos son ideales para preparar deliciosas mermeladas. Es una variedad resistente a enfermedades.

En la categoría de los groselleros, el Grosellero de racimos, también llamado Ribes rubrum, pertenece a la familia de las Grossulariáceas, como el Grosellero espinoso. Sus orígenes, las regiones templadas del hemisferio norte y de la Cordillera de los Andes, confieren al Grosellero una muy buena resistencia al frío. Cultivado desde hace mucho tiempo, fue introducido en Francia durante la Edad Media. Es un arbusto de porte en mata, sin espinas, con ramas un poco rígidas, poco ramificadas, cuya madera es blanda y provista de una médula abundante. Este arbusto alcanzará 1.30 m en todas direcciones. El follaje es caduco (ausente en invierno), compuesto de hojas palmeadas, lobuladas y aromáticas, de un verde medio. La floración ocurre en primavera, en forma de racimos de pequeñas flores verdosas a parduzcas insignificantes, intensamente visitadas por las abejas. La fructificación se produce principalmente en las ramas de uno y dos años. El arbusto se cubre entonces de numerosos racimos de pequeñas bayas redondas y translúcidas, que contienen pequeñas semillas. En julio, la recolección se escalona según la maduración de los frutos. La producción de un Grosellero es de aproximadamente 2 a 4 kg de frutos por planta, dependiendo de la edad y las condiciones de cultivo.

Todas las variedades de grosellas son ricas en vitamina C, antioxidantes, minerales, oligoelementos, así como en potasio, calcio y fósforo. Además, la grosella se encuentra entre los pequeños frutos menos energéticos (50 kcal por 100 g). Recolectadas directamente del arbusto, son exquisitas para disfrutar frescas, y para mayor placer se pueden espolvorear con un poco de azúcar cristalizado. Excelentes en mermeladas o confituras, también se pueden usar para decorar tartas y preparar pasteles. Además, serán perfectas en la elaboración de sorbetes o helados, como acompañamiento de carnes rojas o como toque especial en ensaladas compuestas.

En el jardín, el Grosellero encuentra su lugar en asociación con otras variedades de pequeños frutos y no hará más que reforzar sus múltiples ventajas culinarias. Es posible cultivarlo en macetas, pero es importante elegir un contenedor de al menos 40 cm de altura y ser constante en los riegos, utilizando preferiblemente agua no calcárea.