Vid Chardonnay

La vid Chardonnay es una variedad bastante vigorosa y muy productiva. Produce racimos medianos y compactos. Las bayas son esféricas, de piel fina, lo que las hace propensas a agrietarse, de color amarillo ámbar al sol. La cosecha tiene lugar a finales de septiembre, principios de octubre. La vid Chardonnay es moderadamente sensible a enfermedades. Atención a las heladas durante la floración.

La vid de vino (Vitis vinifera) crecía de forma silvestre hace más de 5000 años. Su introducción en Francia, para su cultivo, fue llevada a cabo por los romanos. Numerosos híbridos han surgido para variar colores, sabores y usos. La vid Chardonnay es una antigua variedad muy cultivada en Champagne y en Borgoña. En Chablis, es el único cepaje cultivado. Es el resultado de un cruce: Gouais x Pinot.

Arbusto sarmentoso vigoroso, la vid Chardonnay alcanza hasta 5 m. Su forma final dependerá de la poda realizada. Es indiferente al tipo de suelo, poco exigente, incluso prefiere terrenos secos y pedregosos. La vid se sujeta sola a su soporte (espaldera, espaldar...) gracias a sus grandes zarcillos verdes y le gustan las situaciones bien soleadas. Su follaje recortado, de un verde intenso en verano, se viste del más bello dorado en otoño. Su floración en racimo ocurre en mayo, ofreciendo flores muy pequeñas de color blanco-rosado. Sus uvas, en racimos medianos, maduran a finales de septiembre, según las regiones. Las bayas son esféricas, de piel fina, lo que las hace propensas a agrietarse, de color amarillo ámbar al sol. Chardonnay produce vinos de gran finura, bien equilibrados, potentes, amplios, con un fuerte potencial aromático.

La uva se consume como fruta de mesa, fresca, pero también en mermelada, jalea, jugo de fruta, repostería y, por supuesto, en vino después de la vinificación.