Grosella roja Rovada

El Grosellero (Ribes rubrum) Rovada es una variedad tardía, que ofrece buenos rendimientos. Autopolinizante, produce largos racimos de frutos rojos, fáciles de recolectar. Estas grosellas son muy sabrosas, aromáticas y ligeramente ácidas. Es una variedad originaria de los Países Bajos. Cultivo fácil al sol no abrasador, en suelo bien drenado, incluso pobre, que requiere un enrejado. Plantación de octubre a marzo para una cosecha a partir de finales de julio.

El Grosellero a racimos, también llamado Ribes rubrum, pertenece a la familia de las Grossulariáceas, como el Grosellero espinoso. Es una planta cultivada desde hace mucho tiempo, que crece de forma espontánea en muchas regiones templadas del hemisferio norte, desde Europa hasta Siberia, llegando hasta Manchuria. El Grosellero es un arbusto de porte en mata, sin espinas, con ramas un poco rígidas, poco ramificadas, cuya madera es blanda y provista de una médula abundante. Este arbusto muy resistente alcanzará 1.50 m en todas direcciones. El follaje es caduco, compuesto de hojas palmeadas, lobuladas y aromáticas, de color verde medio.

La floración tiene lugar en primavera, en forma de racimos de pequeñas flores verdosas a parduscas insignificantes, intensamente visitadas por las abejas. La fructificación se produce principalmente en las ramas de uno y dos años. El arbusto se cubre entonces de numerosos racimos de pequeñas bayas redondas y translúcidas, que contienen pequeñas semillas. La cosecha se realiza a medida que maduran los frutos. La variedad Rovada produce largos racimos de frutos rojos, para recolectar a partir de finales de julio. Las grosellas presentan una pulpa roja, aromática y ligeramente ácida. Ya sea blanca o roja, la grosella es un fruto bajo en calorías, rico en minerales y oligoelementos, así como en potasio, calcio y fósforo. También ofrece una buena fuente de vitamina C y fibra.

Utiliza las grosellas frescas, en mermelada o en repostería para rellenar tartas o elaborar sorbetes. En el jardín, este arbusto, discreto gran parte del año, adquiere todo su atractivo cuando se carga de sus largos racimos rojos en los que juega la luz estival. El placer es triple, tanto visual como gustativo, pero también olfativo cuando su follaje cálido perfuma el jardín. Su combinación será exitosa con variedades a racimos blancos, groselleros espinosos, pero también con arbustos que ofrecen una bella fructificación (no comestible), como el Leycesteria formosa, callicarpas, Nandina domestica y sus variedades, membrilleros de Japón, el Cotoneaster de hojas pequeñas, el hipérico Magical Beauty, las sinforinas... Para pequeños jardines, o para ahorrar espacio, es astuto poner en espaldera este grosellero a racimos contra un muro o conducirlo en forma de tronco. Cabe destacar que el grosellero puede perfectamente figurar en un huerto en la terraza, ya que se comporta bastante bien en macetas grandes, a partir de unos cuarenta centímetros de profundidad, cuidando sin embargo de no regarlo con agua demasiado calcárea.