Podar tus viváceas es esencial para mantener un jardín sano, florido y bien cuidado. Pero, ¿cuándo y cómo hacerlo sin dañar tus plantas? ¡No te preocupes! Descubre un método sencillo y eficaz en 4 pasos para podar tus viváceas en el momento adecuado, estimular su crecimiento y asegurar una floración espectacular. Sigue estos consejos prácticos para cuidar tus plantas perennes como un profesional y disfrutar de un jardín florido todo el año.

Jardinería para principiantes: cuándo y cómo podar tus viváceas en 4 pasos fáciles

¿Cuándo podar tus viváceas?

Hay dos épocas principales para podar las viváceas:

  • En primavera (marzo-abril): se cortan los tallos secos del año anterior para dar paso a los nuevos retoños. Es ideal para viváceas frágiles que temen el frío, como las salvias o los fucsias.
  • En otoño (octubre-noviembre): se limpian las plantas después de la floración para evitar que se asfixien bajo los tallos muertos. Algunas viváceas, como los ásteres y los rudbeckias, pueden dejarse en su lugar para alimentar a los pájaros y proteger a los insectos en invierno.

? Consejo: si no estás seguro, espera hasta la primavera, ¡es más seguro!

¿Qué herramientas utilizar?

  • Una podadera bien afilada para cortes limpios o una tijera de podar
  • Un par de guantes para evitar pequeñas heridas
  • Un cubo, balde o bolsa para recoger los residuos de poda

Dato útil: desinfecta tu podadera con un poco de alcohol antes y después de podar para evitar propagar enfermedades entre tus plantas.

¿Cómo podar en 4 pasos fáciles?

La poda de las viváceas es una operación sencilla que se realiza en varios pasos. El objetivo es eliminar las partes muertas o dañadas para favorecer el rebrote y su floración futura.

1. Identificar los tallos secos o dañados

Antes de cortar, es importante identificar las partes de la planta que deben podarse. Los tallos secos suelen ser de color marrón oscuro, quebradizos y sin signos de vida. Algunos pueden estar aún verdes en la base, lo que indica que están parcialmente vivos. En este caso, es preferible cortar solo la parte muerta.

2. Cortar a unos 5 cm del suelo

Una vez identificados los tallos secos, córtalos limpiamente con una podadera bien afilada. Lo ideal es podar a unos 5 cm del suelo para evitar dañar la base de la planta antes del rebrote. Un corte demasiado cerca del suelo podría debilitar la vivácea, mientras que un corte demasiado alto dejaría tallos inútiles que podrían secarse aún más. Es importante hacer cortes limpios y precisos para reducir el riesgo de enfermedades.

Cortar a unos 5 cm del suelo

3. Retirar los tallos secos

Los tallos cortados deben retirarse, ya que podrían favorecer la aparición de enfermedades, especialmente en regiones húmedas donde pueden causar pudriciones. Para limpiar eficazmente pero con cuidado, basta con recoger manualmente estas partes o usar un rastrillo ligero para no dañar los brotes jóvenes de las viváceas.

Retirar los tallos secos

4. Tirar o compostar los residuos

Una vez terminada la poda, hay que decidir qué hacer con los residuos vegetales.

  • Si los tallos y hojas retirados están sanos, pueden añadirse al compost para enriquecer el suelo más tarde.
  • Por el contrario, si la planta estaba enferma o infestada por parásitos, es preferible tirar los residuos al contenedor verde. Dejar residuos contaminados en el jardín podría propagar enfermedades.
Tirar o compostar los residuos

¿Qué hacer después de la poda?

Aporta compost o un poco de fertilizante natural

Para dar un empujón a las viváceas después de la poda, se recomienda un aporte de nutrientes. El compost es ideal, ya que enriquece el suelo con materia orgánica y favorece la vida microbiana beneficiosa para las plantas. Basta con aplicar una fina capa al pie de las viváceas y mezclarla ligeramente con el suelo usando una garra o un rastrillo.
Una alternativa es usar un fertilizante natural adecuado para viváceas, como estiércol bien descompuesto o purín de ortiga. Esto permite alimentar gradualmente la planta y fortalecer sus raíces para una mejor recuperación.

Acolcha el suelo en invierno para proteger las raíces del frío

Si la poda se realiza en otoño, considera acolchar el suelo para proteger las viváceas de las heladas. El mantillo ayuda a mantener una temperatura estable a nivel de las raíces y reduce la evaporación del agua. Puede hacerse con diferentes materiales naturales, como:

  • Hojas secas, ideales para proteger las viváceas y favorecer la biodiversidad del suelo.
  • Paja, que actúa como un aislante eficaz contra el frío.
  • Virutas de madera o cortezas, que ofrecen una protección duradera.
  • O bien, los residuos de poda de tus viváceas cortados en trozos pequeños.

Este mantillo puede dejarse en su lugar hasta principios de primavera, cuando se irá descomponiendo gradualmente por la vida del suelo. También ayuda a limitar el crecimiento de malas hierbas y a mantener un suelo bien estructurado.

→ Para saber más sobre todas las podas a finales de invierno, escucha también nuestro podcast: