Tomate Cornabel

La Tomate Cornabel es una mejora de la Tomate Cornue des Andes o Andine Cornue, muy fácil de reconocer por su forma de pimiento. De color rojo vivo y alargados, los frutos tienen una carne fundente, muy densa sin jugo y con muy pocas semillas. Son muy aromáticos, dulces y destacan por su buen comportamiento tanto en preparaciones cocinadas como crudas. Sin acidez, adorarás estas tomates de 100 a 120 g rellenas o en coulis.
Esta variedad forma hermosos arbustos de 80 a 100 cm de altura. Cornabel, tomate de media estación, se sembrará de febrero a abril y se cosechará de julio a septiembre.

La tomate es originaria de América del Sur y América Central. Varias variedades ya eran cultivadas por los Incas mucho antes de la llegada de los Conquistadores. Siempre sorprende la gran diversidad varietal de esta solanácea. El término 'tomate' proviene del inca Tomatl y designa tanto la planta como el fruto. Existen frutos de todos los colores (excepto quizás azules), de todas las formas y tamaños. Las variedades antiguas son plantas de crecimiento indeterminado y pueden vivir dos años. Las variedades más recientes son de crecimiento determinado y dejan de crecer en la etapa de arbusto, por lo que no es necesario rodrigarlas ni ponerlas en espaldera.

La tomate forma parte de esos muchos alimentos que nos llegaron del Nuevo Mundo, como el frijol, el maíz, las calabazas, las patatas o el pimiento. Sin embargo, tardó notablemente más en llegar a nuestros paladares. ¡Y con razón! Durante mucho tiempo se cultivó por sus cualidades estéticas y medicinales. Se creía tóxica por su parecido con el fruto de la Mandrágora, otra solanácea. No se convirtió en un habitual de nuestras mesas hasta principios del siglo XX.

La planta de tomate es una herbácea vivácea en clima tropical, cultivada como anual en nuestras latitudes. Se lignifica con el tiempo y produce pequeñas flores amarillas insignificantes agrupadas en cimas que se transformarán en frutos.

Hay que admitir que su fruto es muy bonito y da un agradable colorido al huerto. También tiene muchos beneficios nutricionales. Bajo en calorías como la mayoría de las hortalizas, rico en agua, contiene una molécula muy interesante: el licopeno, un potente antioxidante. Y cuanto más se cocina, más disponible se vuelve. También destaca por su riqueza en vitamina C, provitamina A y oligoelementos.

Hoy en día, sus cualidades gustativas y nutricionales están más que demostradas. Para el jardinero, la tomate es uno de los imprescindibles del verano. Solo tendrá que preguntarse qué uso quiere darle para guiarse entre todas las variedades existentes. ¿Para ensaladas, salsas, consumo directo, cocinadas, etc.? También se preguntará cuándo quiere cosecharla. La respuesta dependerá, por supuesto, de la insolación media estival de la región donde esté su huerto. Que no cunda el pánico, ¡hay opciones para todos y cada situación tiene su tomate! Y aunque la tomate necesita mucho sol y calor, no requiere necesariamente mucho espacio. Por eso, no hay que privarse de cultivarla en maceta en el balcón, donde se privilegiarán las variedades de frutos pequeños. Atención: los frutos inmaduros, los tallos y las hojas contienen solanina y no deben consumirse.

La cosecha: según las variedades, desde las precoces hasta las tardías, pueden pasar de 50 a 100 días entre el trasplante y la cosecha. No hay truco infalible para saber a priori si una tomate ha alcanzado su maduración completa. Se recolectará cuando, como mínimo, adquiera completamente el color anunciado y cuando su textura, aunque firme, muestre un ligero ablandamiento. Para una mejor conservación, se debe cosechar el fruto con su pedúnculo.

La conservación: las tomates se conservan menos tiempo cuanto mayor es su contenido en agua. Se mantienen bien unos días en el cajón de verduras de la nevera o al aire libre. Para guardarlas más tiempo, se pueden usar métodos culinarios como tomates confitadas, secas, salsas, frutos congelados, conservas, mermeladas o jugos. Adoramos confitarlas porque es muy sencillo y sabroso: corta las tomates por la mitad y extrae el jugo. Colócalas con la cara hacia arriba en la bandeja del horno. Sala, pimienta, azúcar y hornea a temperatura muy baja durante al menos una hora. Retíralas y consúmelas al momento o guárdalas en un tarro de vidrio cubiertas con aceite de oliva.

El truco del jardinero: se recomienda cultivar varias variedades de tomates cada año para minimizar el riesgo de pérdida total de cosecha debido a inclemencias climáticas o patologías específicas.
Para evitar el fenómeno de 'tomates con el culo negro' –no es una enfermedad sino una carencia de calcio– pulveriza una maceración de consuelda rica en calcio sobre tus plantas.
Al trasplantar, no dudes en enterrar el tallo hasta las primeras hojas. Esto estimulará el sistema radicular, garantía de una buena cosecha.
Las asociaciones ganadoras en el huerto suelen ser las mismas que en el plato. Es un buen recurso mnemotécnico para recordar que la tomate y la albahaca hacen buena pareja.