Tomate cherri Trilly

La Tomate Trilly es conocida por la calidad de su sabor. Forma racimos de frutos rojo vivo, oblongos y puntiagudos de tipo San Marzano que pesan entre 50 y 100 g. Esta variedad es muy generosa en frutos, ya que cada planta produce aproximadamente de 12 a 25 racimos con una quincena de tomates cada uno. Su sabor es una maravilla aromática. Al igual que los San Marzano, la Tomate Trilly es perfecta para jugos y coulis, pero sería injusto no utilizarla en todas las demás preparaciones culinarias donde se emplean tomates. Además, esta variedad se presta muy bien para envasar en conserva. Las plantas son muy resistentes a enfermedades y alcanzarán los 150 cm de altura. La Tomate Trilly también tiene un sorprendente follaje gris azulado y cubierto de pelusa. Se siembra de febrero a abril y se cosecha de junio a octubre.

Nota: Esta variedad lleva la mención F1 por ser un "híbrido F1", es decir, una variedad resultante del cruce de padres cuidadosamente seleccionados para combinar sus cualidades. Así se obtiene una variedad que puede ser especialmente sabrosa y/o precoz, además de resistente a ciertas enfermedades. Aunque a veces criticadas o erróneamente asociadas a los OGM, las semillas híbridas F1 son interesantes tanto por su homogeneidad como por su resistencia, pero, lamentablemente, sus cualidades no se transmiten a las generaciones siguientes: no será posible recuperar las semillas para una siembra posterior.

La planta de tomate es una herbácea vivácea en climas tropicales, pero se cultiva como anual en nuestras latitudes. Con el tiempo, se lignifica y produce pequeñas flores amarillas insignificantes agrupadas en cimas que se transformarán en frutos.

Hay que admitir que su fruto es muy bonito y aporta un agradable colorido al huerto. También tiene numerosos beneficios nutricionales. Bajo en calorías, como la mayoría de las hortalizas, y rico en agua, contiene una molécula muy interesante: el licopeno, un potente antioxidante. Cuanto más tiempo se cocine el tomate, más licopeno libera. También destaca por su riqueza en vitamina C, provitamina A y oligoelementos.

Hoy en día, sus cualidades gustativas y nutricionales están más que demostradas. Para el jardinero, el tomate es uno de los imprescindibles del verano. Solo tendrá que preguntarse qué uso quiere darle para elegir entre las numerosas variedades existentes. ¿Para ensaladas, salsas, consumo directo, cocción, etc.? También deberá considerar cuándo desea cosecharlo, algo que dependerá de la insolación media estival de su región. ¡Que no cunda el pánico, hay opciones para todos los gustos y situaciones! Aunque el tomate necesita mucho sol y calor, no requiere necesariamente mucho espacio, por lo que es ideal cultivarlo en macetas en el balcón, optando por variedades de frutos pequeños. ¡Ojo! Los frutos inmaduros, tallos y hojas contienen solanina y no deben consumirse.

La cosecha: según la variedad, desde las precoces hasta las tardías, pueden pasar entre 50 y 100 días desde el trasplante hasta la recolección. No hay un truco infalible para saber si un tomate ha alcanzado su maduración completa. Se cosechará cuando, al menos, haya adquirido completamente el color anunciado y su textura, aunque firme, muestre un ligero ablandamiento. Para una mejor conservación, se recomienda recolectar el fruto con su pedúnculo.

La conservación: los tomates se conservan menos tiempo cuanto mayor es su contenido en agua. Aguantan bien unos días en el cajón de las verduras de la nevera o a temperatura ambiente. Para prolongar su vida útil, se pueden emplear métodos culinarios como tomates confitados, secos, salsas, congelados, conservas, mermeladas o jugos. Los tomates confitados son una opción deliciosa y sencilla: córtalos por la mitad, extrae el jugo, colócalos con la parte cortada hacia arriba en una bandeja de horno, sazona con sal, pimienta y azúcar, y hornea a temperatura muy baja durante al menos una hora. Consúmelos al momento o guárdalos en un tarro de cristal cubiertos de aceite de oliva.

El consejo del jardinero: se recomienda cultivar varias variedades de tomate cada año para minimizar el riesgo de perder toda la cosecha debido a inclemencias climáticas o enfermedades específicas.
Para evitar el "tomates con el culo negro" —que no es una enfermedad, sino una carencia de calcio—, pulveriza una maceración de consuelda, rica en calcio, sobre las plantas.
Al trasplantar, no dudes en enterrar el tallo hasta las primeras hojas. Esto estimulará el sistema radicular, clave para una buena cosecha.
Las asociaciones ganadoras en el huerto suelen ser las mismas que en el plato. Un buen truco mnemotécnico es recordar que el tomate y la albahaca hacen buena pareja.