Picea abies Nidiformis - Pícea común

El Picea abies 'Nidiformis' es una variedad enana de la Pícea común que presenta un porte realmente fuera de lo común. Se desarrolla como un nido de cigüeña, formando con los años una bola ahuecada en su centro, una cesta cubierta de follaje en forma de agujas puntiagudas de un verde claro y vivo. Original, de crecimiento lento, aportará un toque muy personal a un jardín pequeño, plantado aislado, y animará una rocalla o una maceta en la terraza. Este conífero es fácil de cultivar en suelo ordinario, drenado, incluso seco, al sol o en semisombra.

El Picea abies, también llamado Abeto de Noruega o Pícea común, es un conífero persistente perteneciente a la familia de las pináceas, originario del norte de Europa, más concretamente de Escandinavia. En su entorno natural, presenta un porte típicamente cónico y piramidal, y puede alcanzar los 30 m de altura, e incluso más en Europa del Este. Esta especie se utiliza tradicionalmente como árbol de Navidad en Europa. Aprecia los suelos drenados y frescos y no teme las temperaturas muy bajas.

La variedad 'Nidiformis', derivada de esta especie, es una forma enana con un porte redondeado muy aplanado. Forma con el tiempo una bonita cesta de 1,50 m de altura por 3 m de diámetro en clima húmedo, mientras que en clima cálido y seco solo alcanzará 60 cm de altura por 1,80 m de diámetro al cabo de 30 años. Su crecimiento es lento. Muestra ramas cortas y rígidas, ampliamente arqueadas en los extremos, dispuestas en espiral sobre las ramas muy escalonadas. Sus brotes primaverales jóvenes son de un verde muy tierno y luminoso, luego su follaje se oscurece y se vuelve verde vivo. Sus pequeñas hojas persistentes son agujas rígidas, muy punzantes, implantadas alrededor de las ramas, en forma de escobilla. El sistema radicular de las píceas es superficial y extendido, lo que las hace difíciles de trasplantar cuando son adultas y particularmente sensibles al viento.

El abeto enano 'Nidiformis', por su porte único, su tamaño muy reducido y sin necesidad de mantenimiento, es una planta que destacará en un césped o en una rocalla. Como se adapta bien al cultivo en maceta, también podrá adornar la terraza. Esta variedad es, además, fácil de cultivar desde el norte hasta el sur de Francia. Combina bien con grandes piedras, líneas geométricas y obras de mampostería. También se puede asociar con coníferas enanos de porte columnar o erecto. Las cualidades gráficas de los coníferos se imponen naturalmente en el diseño de un jardín contemporáneo, que prefiere la estética de las formas, siluetas y texturas al vaivén de las flores. Estas plantas, con su permanencia tranquilizadora, estructuran duraderamente un macizo, marcan los caminos, bordean la terraza, sustituyendo fácilmente la presencia fuerte del boj recortado o del acebo. Se asocian bien con plantas cubresuelos como las aubrietas, los cerastios, salvia arbustiva, así como con arbustos florales. Lo importante es jugar con los volúmenes y los colores.