Helenium Rubinzwerg

El Helenio Rubinzwerg es un imprescindible en los macizos coloridos del verano. Sus flores de un rojo caoba con un corazón marrón casi negro, se suceden desde julio hasta octubre, dando así la bienvenida al otoño con entusiasmo bajo la visita de numerosos polinizadores. Resistente, esta vivácea se conforma con un suelo ordinario, siempre que no se seque demasiado, y prefiere las exposiciones soleadas.

Los Helenios se mantienen erguidos con sus largos tallos rectos (80 cm), salpicados de hojas alternas, sésiles y lanceoladas. En su extremo, se balancean capitula cuyo centro está formado por flores tubulares, agrupadas en un cono prominente que se hincha hasta formar un pequeño cojín redondeado, de color marrón muy oscuro, cuyo borde se va punteando progresivamente de puntas amarillas. Está rodeado de flores liguladas, con el extremo ligeramente dividido en 3 a 5 dientes, y cuyo color rojo es especialmente flamígero. Es una paleta muy viva y cálida que permanece presente todo el verano y se anima bajo las brisas y los visitantes alados.

Si estás componiendo un macizo arcoíris, no busques más el rojo: ¡el Helenio Rubinzwerg lo representará con elegancia! Es una vivácea que encontrará su lugar en el medio del macizo, rodeada de gramíneas, Coralitos y compañeras más bajas que ocuparán su lado y llenarán el espacio dejado por su porte esbelto. De cultivo fácil, poco sensible a enfermedades y perfecta para componer bonitos ramos, se adaptará a numerosos climas y solo necesitará una pequeña poda para eliminar sus flores marchitas.