Todo sobre el drenaje del suelo en el jardín

Un suelo drenante, ¿qué es exactamente y por qué es tan importante?

¡Un suelo drenante es el santo grial!
Si hiciéramos una pequeña encuesta, no es seguro que la mayoría de la gente sepa realmente definir el término de drenaje en materia de jardinería.
Digamos, para simplificar, que un suelo drenante o filtrante es un suelo que va a secar de nuevo bien, es decir, que tiene una gran capacidad para evacuar el exceso de agua. Este suelo absorbe, sin acumularlas, las aguas de lluvia y riego, su estructura permite que el agua se infiltre y fluya correctamente: el equilibrio hídrico es perfecto.

Un buen drenaje es crucial para la salud de las plantas, ya que el oxígeno circula bien en las capas del suelo permitiendo que las raíces respiren y previniendo la pudrición a nivel de las raíces. Un suelo mal drenado, con exceso de humedad, se vuelve asfixiante. A menudo conduce a la aparición de enfermedades (hongos o bacterias) y a un crecimiento vegetal reducido, ya que los nutrientes disueltos en el agua son menos disponibles y menos absorbidos por las raíces. Así, plantas que incluso son resistentes pueden sufrir en un suelo no drenado, causando poco a poco su declive y su fin inexorable.

Un buen drenaje es esencial por una razón principal: determina la estructura del suelo, su composición y su granulometría (proporción de arenas, limos y arcillas). Un suelo bien drenado es más suelto y menos compacto, lo que facilita la penetración de las raíces y favorece la actividad de los microorganismos beneficiosos del suelo, como las lombrices de tierra, que mejoran la estructura del suelo.

N.B.: esta noción de drenaje está frecuentemente conectada a otra noción fundamental del suelo: su pH, siendo los suelos filtrantes generalmente más de tendencia neutro a calcáreo y los suelos arcillosos más de tendencia ácida. Sin embargo, la estructura del suelo está desconectada de la riqueza nutritiva del suelo, solo indica su componente agronómico.

Una tierra blanda es generalmente arcillo-limosa o de tendencia arenosa

¿Cómo saber si mi suelo es drenante?

¡Ahí está la cuestión! Y es por ahí por donde todos deberíamos empezar en el jardín, porque como veremos más adelante en este tema, la gran mayoría de las plantas que cultivamos prosperan en condiciones de buen drenaje.

Puedes realizar estos dos sencillos tests que permiten evaluar la capacidad de drenaje de tu suelo.

• Test del churro de tierra: toma muestras de tierra en varios puntos del jardín. Amasa un puñado de tierra húmeda para formar un churro. Si la bola se moldea fácilmente y mantiene su forma, el suelo es limoso. Si el churro se desmorona sin poder formarse, el suelo es mayormente arenoso y tiene un buen drenaje. Si el churro una vez formado se puede moldear fácilmente en círculo, tu tierra es mayormente arcillosa.

• Test del agujero de agua: cava un hoyo de unos 30 cm de profundidad y llénalo de agua. Observa cuánto tiempo tarda el agua en infiltrarse por completo. Si el agua desaparece en menos de 12 horas, tu suelo tiene un buen drenaje. Si el agua permanece estancada más tiempo, indica un drenaje mediocre.

Con este tipo de test se puede determinar el tipo de suelo:

• Los suelos arcillosos: son suelos pesados, pegajosos, porque contienen una proporción importante de partículas muy finas como las arcillas que retienen el agua en superficie. En caso de lluvias fuertes, el agua se estanca en la superficie porque no logra ser absorbida por las capas superiores del suelo. Son suelos compactados que forman una costra seca y dura durante el verano.
• Los suelos arcilla limosa son una mezcla de limo (partículas de tamaño intermedio) y arcilla (partículas muy finas). Presentan características intermedias entre los suelos arcillosos y los arenosos; tienen una textura equilibrada, ni demasiado pesada ni demasiado ligera, lo que los hace generalmente bien drenados. Retienen mejor el agua que los suelos arenosos, pero menos que los arcillosos, lo que suele ser ideal para muchas plantas. Suelen ser fértiles gracias a su capacidad para retener nutrientes.

• Los suelos arenosos o pedregosos: están compuestos por arenas más gruesas y por tanto son más filtrantes, dejando que el agua fluya muy rápido. Tienen la ventaja de calentarse rápidamente en primavera, pero no retienen nada el agua, que se escapa entre las partículas de arena, y por tanto solo son aptos para ciertas plantas «camello», o requieren muchos más riegos.

→ Para más detalles, consulta nuestro artículo Determinar la textura del suelo: arcilloso, arenoso, limoso.

Los suelos arcillosos permanecen muy húmedos en invierno y se secan rápidamente bajo el efecto del calor en verano, agrietándose.

¿Cómo mejorar el suelo para que sea drenante?

Si tu suelo no tiene buen drenaje, ¡no te desesperes! Existen dos técnicas para mejorar su capacidad de evacuar el agua o retenerla un poco más.

Olvida los consejos que te dicen que añadas arena a una tierra de jardín muy arcillosa. Es una solución inmediata, sí, pero no resuelve el problema de la estructura del suelo. Sin embargo, es un método práctico y rápido para plantaciones individuales en macetas, que encontrarán en una mezcla de arena-tierra de hoja o tierra de hoja-perlita una buena solución, y para los lechos de plantación de flores de bulbo como los tulipanes o los narcisos. En cambio, sí se puede añadir lava gruesa.

Enmendar

La mejor manera de mejorar el drenaje del suelo a largo plazo es enmendarlo, es decir, incorporarle materia orgánica que poco a poco lo enriquecerá y mejorará en profundidad. La tierra se vuelve más ligera en el caso de un suelo pesado, o más receptiva al agua en el caso de un suelo seco, favoreciendo su infiltración.

Disponemos del compost, el oro negro del jardín, y la tierra de hoja. Son las dos enmiendas orgánicas mágicas para reparar y mejorar un suelo gracias al aporte de materia orgánica. Se incorporan al suelo mediante escardado, en primavera u otoño, repitiendo esta operación durante dos o tres años. Los estiércoles también tienen la capacidad de airear el suelo, además de nutrirlo.

Más información en ¿Cómo enriquecer el suelo de forma natural gracias a las enmiendas orgánicas?

Instalar drenajes

La otra forma, más drástica, costosa y laboriosa, pero con resultados más rápidos, es instalar drenajes en el suelo. Suele ser un paso indispensable en suelos muy compactados y arcillosos.

Los drenajes, compuestos por tubos de PVC o PEAD perforados rodeados de grava, son los más utilizados. Cava una zanja con una ligera pendiente, coloca el tubo perforado en el fondo, rodéalo de grava y cúbrelo con tierra. El tubo debe desembocar en un desagüe, como una zanja o un sumidero, para recoger el exceso de agua. Este método evacúa el agua sobrante, evitando encharcamientos y favoreciendo un suelo más sano para las plantas.

→ También puedes leer: ¿Cómo hacer que mi suelo drene mejor?

Instalación de drenajes en un terreno

Otros consejos para cultivar en suelo drenante

Además de mejorar el drenaje del suelo gracias a las enmiendas orgánicas, algunas prácticas culturales ofrecen alternativas al ayudar a mantener un suelo bien drenado:

• Jardiner en altura gracias a la creación de restanques (sistema de terrazas): esto es posible cuando el terreno tiene desnivel para los movimientos de tierra, pero se pueden crear estructuras elevadas incluso en jardines planos gracias a la adición de muretes.
• La creación de montículos o parterres elevados también favorece un mejor drenaje, ya que las plantas un poco elevadas no sufren de estancamiento de agua, pues el agua fluye naturalmente hacia abajo. Esto se hace mucho en el huerto, por ejemplo, pero también en los macizos.

• Casos particulares de jardines en pendiente: el agua se acumula en la base de la pendiente, haciendo que la parte superior del talud sea más seca y adecuada para plantas que necesitan mucho drenaje.
• Trabajar el suelo en capas (superposición de materias orgánicas para mejorar la estructura a largo plazo).
• Usar mantillos orgánicos mejora con el tiempo la estructura del suelo al descomponerse.
• Plantar e integrar plantas drenantes: los suelos muy compactos merecen ser vegetalizados: las raíces trabajarán el suelo aireándolo, y las plantas aportarán materia orgánica de forma natural. Se eligen plantas adaptadas, como sauces o alisos que absorberán gran parte del agua en zonas húmedas, o hostas y pulmonarias entre las viváceas.
• Y, por supuesto, plantar en macetas o contenedores, fuera del suelo: ¡es la mejor manera de cultivar ciertas plantas que necesitan drenaje, ya que la maceta permite controlar el sustrato de plantación! Se procede siempre igual: 1/ se elige una maceta con agujeros de drenaje, 2/ se coloca en el fondo una capa de bolas de arcilla, grava o piedras pequeñas para mejorar la evacuación del agua, 3/ se llena la maceta con un sustrato aireado compuesto de tierra de jardín, sustrato o compost y perlita o vermiculita.

Marion te cuenta más sobre los diferentes mantillos orgánicos beneficiosos para el suelo. Sabrás todo sobre la plantación en maceta con el ABC de la plantación en maceta.

Al plantar en maceta, se aligera fácilmente el sustrato con un poco de perlita o compost

Las plantas que necesitan un suelo drenante

Será difícil hacer una lista exhaustiva, porque… la gran mayoría de las plantas prefieren suelos ligeros y drenantes, aunque algunas aprecian suelos pesados que retienen humedad (ver 12 viváceas para suelo pesado y húmedo, 10 arbustos o pequeños árboles para suelo pesado y húmedo, etc.).

Evidentemente, el origen de los vegetales que cultivamos en nuestros jardines es esencial y nos orienta considerablemente sobre el tipo de suelo adecuado: los almendros originarios de Asia Central preferirán suelos drenados, mientras que los cornejos blancos procedentes de los bosques húmedos europeos crecen bien en suelos más compactos.

Muchas plantas prosperarán únicamente en suelos perfectamente drenados y se clasifican según criterios fácilmente identificables:

• Las que tienen una raíz primaria como la amapola o raíces carnosas que detestan la humedad como los lirios africanos o las peonías.
• Las que tienen follaje grisáceo o azulado, con pelusa y/o hojas pequeñas como las salvias, las gramíneas azules, las santolinas, los Phlomis, etc.
• Todas las plantas suculentas (plantas crasas) y las cactáceas.
• La mayoría de las plantas aromáticas de sol como el tomillo, el romero, la ajedrea.
• Las plantas mediterráneas, australes y tropicales: lavandas, aloes, lirios africanos,
• Las plantas llamadas de tierra de brezo con sistema radicular superficial: arce japonés, azaleas, rododendros, arándanos, etc.
• Las coníferas de rocalla como los enebros y las plantas de jardín rocoso (sedums, carraspique, etc.)

Lee también: 15 plantas para diseñar una rocalla soleada, ¿Cómo diseñar un jardín en zona de garriga?, y ¿Cómo diseñar un jardín exótico?

Arce japonés, maguey, lavanda y salvia rosa