Semillas de Aliento de bebé Alba - Gypsophila repens

La Gypsophila repens 'Alba' es una variedad de Aliento de bebé apreciada por su floración blanca y vaporosa. Muy luminosa, se cubre entre la primavera y el verano de innumerables pequeñas flores estrelladas, de un blanco puro, que evocan una niebla florida. Es una vivácea resistente que forma un elegante tapiz en las rocallas y sobre los muretes sobre los cuales sus tallos rastreros pueden caer en cascada.

Originaria de las zonas montañosas de Europa (Francia, Alpes, Balcanes, península ibérica e Italia), la Aliento de bebé está bien adaptada a suelos secos, pedregosos, calcáreos y perfectamente drenados. 'Alba' es la forma de flores blancas de la especie tipo. Es una planta de la familia de las Caryophyllaceae, al igual que los claveles.

Tapisante y postrada, la Gypsophila repens 'Alba' es una vivácea vigorosa, pero no invasora, ideal como planta cubresuelos. La planta forma un cojín extendido que alcanza aproximadamente 10 a 15 cm de altura por 30 a 45 cm de anchura, o incluso más según las condiciones. Su follaje es semiperenne a persistente en invierno según el clima. Está compuesto de hojas pequeñas opuestas, estrechas y ligeramente carnosas, glabras, que miden de 1 a 3 cm. Los tallos, rastreros y luego ligeramente ascendentes, a veces se enraízan a nivel de los nudos, contribuyendo al efecto de tapiz denso. La floración se extiende de mayo a julio, y puede prolongarse hasta agosto si el suelo se mantiene un poco fresco. Se manifestará en plantas de 2 años o más. Las pequeñas flores estrelladas, de un blanco puro, aparecen en gran número sobre los tallos rastreros, formando una inflorescencia en cimas ramificadas que le da a la planta un aspecto ligero y musgoso, casi vaporoso. Cada flor mide aproximadamente 5 a 8 mm de diámetro, pero su profusión forma un verdadero cojín florido.

La Gypsophila repens 'Alba' ama el pleno sol, que favorece su floración y tolera la sequía una vez bien establecida. Condiciones que encontrará en una rocalla, sobre un murete de piedras secas, al borde de un macizo elevado. Es una buena planta para jardines secos o mediterráneos. Realza especialmente bien las viváceas de flores grandes como las de las peonías o los rosales. Asóciala también con otras plantas cubresuelos como el tomillo serpol y la Erigeron karvinskianus, por ejemplo. Esta Gypsophila también se adapta muy bien en jardineras y macetas de flores.