Persicaria amplexicaulis Golden Arrow

La Persicaria amplexicaulis 'Golden Arrow' se distingue de otras viváceas del género por su amplio follaje de un color inusual, un amarillo chartreuse muy luminoso, decorativo incluso fuera de la floración. Este follaje casi dorado resalta perfectamente delgadas espigas de un rojo intenso que florecen continuamente desde mediados del verano hasta finales de temporada. Es una planta robusta, poco exigente en cuanto a la naturaleza del suelo, siempre que sea fértil, y es mejor colocarla a media sombra para proteger su follaje de las quemaduras del sol. 

La Persicaria amplexicaulis 'Golden Arrow' es una planta de la familia de las poligonáceas. Es una vivácea caducifolia, muy resistente, que forma una mata vigorosa de 60 cm de alto. Esta planta se extiende más o menos lentamente, dependiendo de la riqueza del suelo, y puede formar matas imponentes. Muy florífera, esta persicaria produce en las axilas foliares, situadas en el extremo de los tallos, numerosas espigas de 7 a 12 cm de largo compuestas de pequeñas flores de color rojo granate en botón que se vuelven más violáceas al abrirse. La floración se extiende durante unos 4 meses, desde junio-julio hasta septiembre, si el suelo no se seca demasiado. Las hojas, sostenidas por tallos sólidos, son lanceoladas a cordadas, en forma de as de picas y vellosas por el envés, miden hasta 25 cm de largo. El color verde casi amarillo a amarillo claro se torna rojizo en otoño.

Al igual que las astrantias, las persicarias son plantas muy de moda, debido a su buena adaptación a climas fríos y húmedos y a su aspecto depurado que encaja tanto en jardines contemporáneos como en macizos campestres y románticos. Forman, con las gramíneas como los Miscanthus y los Panicum, escenarios otoñales magníficos. Gracias a su porte tapizante y su follaje muy luminoso, el Polygonum 'Golden Arrow' puede utilizarse como planta cubresuelos en una zona de media sombra, asegurándose de dejarle suficiente espacio. Esta persicaria aprecia los suelos ricos y pesados, frescos e incluso muy húmedos, y se puede cultivar tanto en las orillas soleadas de una charca, en bordillos de un camino hundido, como en un sotobosque fresco y con media sombra al pie de los árboles. Los ásteres, las anémonas de Japón y los helenios son buenas compañeras para las persicarias, tanto en el jardín como en ramos, ya que también florecen hasta el otoño.