Alchemilla alpina - Alquemila

L’Achemilla alpina, la Alquemila es una planta perenne tapizante de las praderas rocosas, es muy resistente al frío y fácil de cultivar. Es perfecta para vegetalizar un talud o un murete.

L’Achemilla alpina forma un cojín de tallos extendidos de 10 a 20 cm de alto y porta matas de hojas palmeadas en forma de mano lustrosas por el haz, y sedosas y plateadas por el revés. Las flores verde amarillentas aparecen en racimos densos poco despejados del follaje entre mayo y agosto.

Planta ideal para las rocallas, enlosados o muretes, se adapta a numerosas situaciones en suelo bien drenado y prefiere la media sombra; al sol, su follaje no luce en todo su esplendor. La puedes asociar con otras plantas de jardín rocoso como las campanillas, flox musgoso o sedums.

La Alquemila es conocida por tener numerosas virtudes medicinales. El nombre de su género botánico, Alchemilla, provendría del término «alquimia»: ciertas especies tienen hojas en forma de receptáculo capaces de recoger el rocío («el agua celestial») que sería, según algunos autores, una secreción de la planta. Estas plantas generosas en «agua celestial» habrían sido dedicadas a los alquimistas, por los botánicos.