Agave ovatifolia

El Agave ovatifolia, mucho menos conocido que su prima el Maguey americana, sin embargo, la supera ampliamente en rusticidad y rivaliza en belleza con sus grandes rosetas gráficas. Esta especie excepcional forma una roseta gigante, más ancha que alta, compuesta de hojas anchas y carnosas, dentadas, anidadas unas dentro de otras como las piezas de una coraza. Son de color gris-azulado, pero parecen casi blancas bajo un polvillo muy abundante. Sorprendente en un decorado depurado, espectacular sobre un fondo de rocas y cielo azul, estructura de manera natural los decorados exóticos, contemporáneos y salvajes. Se cultivará en una tierra mediocre, pedregosa o arenosa, a pleno sol.

Originario del macizo montañoso de la Sierra Madre oriental, prolongación de las Montañas Rocosas de Nuevo México y Texas, el Agave ovatifolia se ancla en los pedregales que descienden de las cumbres de México, hasta los 2100 m de altitud, forma parte de la familia de las agaváceas. Esta especie es una de las más tolerantes al frío húmedo. Extremadamente decorativa, el Agave ovatifolia es ante todo una especie botánica adaptada a climas fríos y semi-desérticos. Esta planta suculenta herbácea vivácea posee rizomas capaces de producir chupones, pero casi carece de tallos aéreos. Está compuesta por una cincuentena de hojas en roseta, de 1 m de alto y 2 m de ancho en la madurez. Las hojas, anchas y lanceoladas, son lisas, rígidas y muy gruesas, de color gris-verde azulado a casi blancas en la madurez, y bordeadas de espinas grises a marrones en la parte terminal. El extremo de cada hoja está provisto de una espina afilada. Cuando una roseta alcanza la venerable edad de 15 a 20 años, o incluso más, produce un bohordo floral que alcanza 1,50 m a 2 m de altura. Ramificado horizontalmente, porta panículas aplanadas y esféricas, de 7 a 10 cm de ancho, compuestas de una miríada de pequeñas flores verde-amarillas. Calificada como monocárpica, la planta muere después de la floración que dura varios meses, habiendo producido algunas pequeñas rosetas periféricas para asegurar su perennidad.

Cultivable en todas nuestras regiones, este maguey es resistente hasta -20°C. Encontrará su lugar en una gran rocalla, o en un jardín seco. Su silueta monumental se destacará admirablemente sobre un decorado mineral, poblado de algunas gramíneas, muy depurado. Se podrá asociar con la Higuera de Barbaria, la gran ferula, con cactus bastante resistentes (Cleistocactus strausii, Cylindropuntia imbricata) y con las vipérinas de Canarias en clima suave. Esta especie, que rechaza muy poco, no es invasora.

El Maguey es una planta comestible, con la cual se fabrica en México el mezcal, una bebida alcohólica obtenida por fermentación de su jugo rico en azúcares. También se utiliza en medicina tradicional en México, Brasil e India, posee propiedades antifúngicas comprobadas. Muy melíferas y nectaríferas, las inflorescencias atraen a numerosos insectos libadores.