Dorycnium hirsutum - Aliaga erizada

El Dorycnium hirsutum, también llamado dorycnie o bonjeanie, es un subarbusto cubresuelos y persistente de origen mediterráneo. Presenta una vegetación densa y ramificada y un hermoso follaje gris plateado cubierto de pelusa. A finales de primavera o en verano, se cubre de una multitud de pequeñas flores blancas con pétalos sedosos, formando una masa ligera sobre el follaje. Esta planta es perfecta para colonizar taludes y zonas algo silvestres del jardín, pero también en macetas, en terrenos secos y al sol.

Perteneciente a la familia de las fabáceas y nativo de las garrigas del Mediterráneo, el Dorycnium hirsutum forma un pequeño arbusto de 50 cm en todas direcciones, con una vegetación densa y más bien extendida. Posee hojas pequeñas perennes compuestas de 3 folíolos y 2 estípulas gris plateado cubiertas de pequeños pelos sedosos que lo hacen atractivo todo el año. Entre junio y julio, dependiendo del clima, se cubre de pequeñas flores blanco-rosadas y plateadas, que armonizan con su follaje, nacen en las axilas foliares agrupadas en ramilletes de 5 a 9. Melífero y nectarífero, su floración es típica de la familia de los guisantes, con un estándar erguido, 2 alas fusionadas y una carina más corta terminada en punta roja. Las flores son seguidas por vainas ovoides, dispuestas en estrella, de un elegante púrpura brillante, que contienen semillas esféricas que se proyectan al alcanzar la madurez. Las vainas, una vez abiertas, tienen forma de aliaga erizada, de ahí su otro nombre vernáculo de Aliaga erizada. La dorycnie hirsute no vive mucho tiempo, especialmente en suelos húmedos, pero se siembra de manera natural fácilmente en suelos secos y ligeros.

Esta bonita planta, resistente hasta -12°C, prospera en suelos calizos, pobres y bien drenados y tolera bien la brisa marina. A la vez silvestre y llena de finura, realza, en un talud soleado o en una rocalla, viváceas más espectaculares como las salvias, las campanitas o los heliántemos. En un jardín seco, es una planta pionera, ideal para ocupar rápidamente un gran talud o un macizo junto a jaras y lavandas. El Dorycnium también se adapta muy bien al cultivo en macetas, siempre que dejes secar el sustrato entre riegos.