Jasminum stephanense - Jazmín

El Jasminum (x) stephanense, a veces llamado jazmín estefanense o también jazmín rosado, es una variedad poco común, híbrido natural entre el jazmín común, que le ha legado su fragancia, y el Jasminum beesianum del que ha heredado el color rosa y la resistencia. Este vigoroso arbusto trepador sabrá seducirte por la generosidad de su floración, que se renueva todo el verano, pero también por su buena disposición a crecer sin ayuda en terrenos bastante secos durante el estío. Lo podrás poner en espaldera sobre un enrejado, una valla o incluso contra el tronco de un árbol pequeño. Su cultivo en una maceta grande es posible.

El jazmín rosado pertenece a la familia de las Oleáceas. Desde su tocón, la planta produce tallos muy largos de sección cuadrada y color verde, que pueden alcanzar hasta 5 m de longitud en condiciones óptimas. Estos tallos, bastante flexibles cuando son jóvenes, son incapaces de sujetarse por sí solos a un soporte, se limitan a deslizarse entre ramas vecinas sobre las que se apoyan. El conjunto puede mostrar un porte un tanto desordenado. El follaje es caduco en clima normal, persistente cuando el invierno es suave. Está compuesto por hojas pequeñas polimórficas, que pueden estar divididas en 3 a 9 folíolos lanceolados. Su color es verde claro, y los brotes jóvenes a veces presentan variegaciones crema. La floración comienza en junio y puede renovarse en oleadas sucesivas hasta principios de septiembre si el suelo permanece fresco. Son pequeñas flores tubulares y estrelladas de 2 cm de largo, de color rosa fresco, ligeramente perfumadas, que aparecen en las axilas foliares. El revés de las flores y las yemas florales son de un rosa más intenso. El tocón del Jasminum stephanense adulto puede resistir heladas cortas de hasta -12°C, bien protegido bajo un acolchado. Cuando la vegetación se congela, la planta rebrota desde el tocón en primavera, aunque su floración puede ser un poco más tardía.

El Jasminum (x) stephanense trepa sobre arbustos, enrejados, arcos, carpas de jardín, barandillas de escaleras o balcones. También puedes colocarlo en una maceta en la terraza, para disfrutar al máximo de su exuberancia perfumada. Reserva un poco de espacio para esta liana vigorosa. Uno de sus mejores usos consiste en plantarlo en un seto perenne: en invierno, sus ramas desnudas se fundirán con la vegetación, mientras que en verano, finas guirnaldas de follaje ligero y pequeñas estrellas rosadas lo vestirán con elegancia. Puedes combinarlo con una clemátide montana o con un rosal trepador rosa o blanco, por ejemplo.