Semillas de Wisteria sinensis - Glicinia

La Glicinia (Wisteria sinensis) es una gran liana famosa por su floración primaveral en cascadas de racimos malvas o azulados, exhalando un aroma suave. Su follaje caduco, de un verde tierno en primavera, se vuelve dorado en otoño. Irreemplazable para vestir pérgolas, fachadas y carpas de jardín, también puede ser guiada como árbol con una poda metódica. Su crecimiento rápido y su vigor exigen un soporte robusto. Una ubicación soleada garantizará una floración óptima.

La Glicinia (Wisteria sinensis) pertenece a la familia de las Fabáceas. Es una planta trepadora leñosa originaria de las provincias chinas de Guangxi, Guizhou, Hebei, Henan, Hubei, Shaanxi y Yunnan. En su hábitat natural, coloniza bosques y zonas arboladas, enrollándose alrededor de árboles y estructuras disponibles. Introducida en Europa a principios del siglo XIX, la Glicinia rápidamente se popularizó para adornar pérgolas y fachadas, simbolizando la amistad y la longevidad en el lenguaje de las flores. Esta liana vigorosa presenta un crecimiento rápido, alcanzando 10 a 15 m de altura en terreno abierto, con una envergadura similar. Sus tallos se enrollan alrededor de los soportes en sentido antihorario, es decir, en contra de las agujas del reloj. La Glicinia no produce rechazos, pero puede formar nuevos retoños a partir de su sistema radicular extendido. Las hojas, caducas, caen en otoño. Dispuestas de forma alterna en los tallos, miden hasta 40 cm de largo y están compuestas por 7 a 13 folíolos ovalados a elípticos, cada uno alcanzando 10 cm de longitud. Las hojas jóvenes presentan una pubescencia sedosa que desaparece con la edad. Las flores, agrupadas en ramos colgantes de 15 a 20 cm de largo, aparecen en primavera antes del despliegue completo del follaje. Son de color lila pálido a morado oscuro, muy perfumadas, y florecen casi simultáneamente en cada racimo. La polinización es principalmente realizada por insectos, especialmente abejas. Los frutos son vainas marrones, aterciopeladas, midiendo de 5 a 10 cm de largo, conteniendo 1 a 3 semillas aplanadas y lisas. Estas vainas maduran en verano y se retuercen para liberar las semillas, a menudo emitiendo un sonido seco. Los tallos jóvenes son densamente peludos, mientras que los más viejos se vuelven glabros con una corteza lisa que se agrieta con el tiempo. El sistema radicular de la Glicinia es profundo y extendido, lo que le confiere gran estabilidad y capacidad para absorber agua en profundidad.

La propagación por siembra es posible, pero las semillas requieren un tratamiento para romper el periodo de latencia. Las plantas obtenidas de siembra pueden tardar más de diez años en florecer y no siempre conservan las características de la planta madre.

Verdadera escultura viviente, la Glicinia se impone con gracia en los jardines. Viste las pérgolas, cae a lo largo de las fachadas o se entrelaza en arcos y carpas de jardín, creando pasajes mágicos en primavera. Su exuberancia pide compañeros a la altura: los rosales trepadores, como 'Madame Alfred Carrière’, prolongan la floración con sus rosas marfil, mientras que la clemátide montana 'Mayleen' la acompañará. Guiada como árbol, la Glicinia exige una poda rigurosa, pero combina magníficamente con viváceas ligeras como los geranios viváceos o las campanillas.