Semillas de Festuca azul - Festuca glauca

La Festuca azul o Festuca glauca es una gramínea ornamental apreciada por su follaje fino, persistente, de color azulado. Formando una mata densa y redondeada, de pequeño tamaño, ocupa el primer plano de macizos y las rocallas. Esta "hierba" se anima con espiguillas plateadas, colgantes, en verano. Resistente a la sequía, es ideal para los xerojardines sin riego. Su siembra, fácil y rápida, permite obtener una bella vegetación en pocos meses.

El Festuca glauca pertenece a la familia de las Poáceas. Es originaria de Europa central y se encuentra de forma natural en medios secos, rocosos o arenosos. Esta gramínea perenne con tocón no rastrero forma matas densas y compactas, alcanzando 20 a 30 cm de altura y extendiéndose progresivamente hasta 30-40 cm de ancho. Su follaje lineal, fino y rígido, es de un verde-gris con reflejos azulados, particularmente vibrante a pleno sol. Persiste todo el año, incluso en invierno. Las hojas están cubiertas por una película cerosa responsable del aspecto azulado, lo que también refleja una excelente adaptación a medios secos. A principios del verano, la Festuca azul produce finas inflorescencias en espigas de un beige claro a dorado, sostenidas por tallos que superan ligeramente el follaje. Estas inflorescencias son discretas y aportan un toque de ligereza adicional. Tras la floración, pueden cortarse para mantener la estética de la planta. Su sistema radicular denso y fibroso le confiere una excelente resistencia a la sequía, así como una buena adaptación a suelos pobres y bien drenados. Esta festuca puede extenderse, resembrándose aquí y allá en suelos ligeros.

Muy fácil de cultivar, la Festuca azul prefiere exposiciones soleadas y suelos drenantes, incluso pobres o pedregosos. La siembra se realiza en primavera, directamente en el lugar o en macetas, sobre un sustrato ligero y ligeramente húmedo. Una vez establecida, requiere muy poco mantenimiento: un riego moderado, una poda anual a finales de invierno para retirar las hojas secas y densificar el follaje. Es perfecta en un xerojardín, en un talud, en bordes de entrada, en las rocallas, e incluso como alternativa al césped en terrenos secos, en zonas no muy transitadas. Combina esta gramínea con plantas como los sedums, lavandas y euphorbias y los Stachys, por ejemplo. Se adapta muy bien también al cultivo en macetas.