Cornus kousa - Cornejo japonés

El Cornus kousa o cornejo japonés es un pequeño árbol o gran arbusto muy ornamental por su floración abundante y generosa de color blanco puro en primavera y los colores flamantes de su follaje otoñal. Presenta un porte extendido cuya bonita ramificación se desarrolla horizontalmente en pisos distintos, dándole un estilo oriental que quedaría especialmente realzado con una plantación aislada, cerca de la terraza o de la casa o en macizo como complemento de otros arbustos de tierra de brezo en un jardín japonés.

En abril-mayo, las flores solitarias presentan cuatro grandes brácteas gruesas de color blanco nieve dispuestas en estrellas planas, formando mantos luminosos sobre un espléndido follaje verde oscuro brillante que adquiere tonos anaranjados y luego rojo escarlata antes de caer en invierno. Unos frutos rosa rojizo, comestibles y similares en apariencia a las fresas, aparecen a principios de otoño, deleitando a las aves. Resistente en todas partes, robusto y fácil de cultivar, es una elección perfecta para un rincón semisombreado en un suelo fresco, rico, profundo, drenado y sin cal.

El Cornus kousa o cornejo japonés es un árbol de pequeño desarrollo o un gran arbusto, originario de Japón, China y Corea. Su silueta gráfica, sostenida por ramas escalonadas y horizontales, le confiere un aire muy japonés. Esta especie desarrolla un porte abierto, alcanzando aproximadamente 6 m de altura y 4 m de ancho tras muchos años. A pesar de su crecimiento lento, es un arbusto robusto y fácil de cultivar siempre que disfrute de sol matutino o vespertino, no demasiado intenso, y un suelo bien drenado, fresco, preferiblemente fértil y sin cal.

La floración del cornejo japonés ocurre en mayo-junio, ya en ejemplares de 3 a 4 años. El arbusto se viste con una multitud de grandes 'flores', que en realidad son inflorescencias. Se trata de glomérulos de pequeñas flores verdaderas, verdes, rodeadas por 4 brácteas ovaladas con puntas especialmente afiladas, dispuestas en estrellas, de color blanco puro. Las flores parecen posadas sobre el follaje. A las flores les siguen frutos numerosos, de buen tamaño, de color rosa a rojo carmín, similares a fresas. Cuanto más altas sean las temperaturas estivales, más generosa será la fructificación. Los frutos son comestibles, carnosos, de sabor dulce, pero sin gran interés gustativo, aunque acentúan el encanto de este gran arbusto al final de la temporada. El arbusto tiene un follaje caduco verde oscuro brillante que se torna anaranjado y luego rojo escarlata en otoño. Las hojas del Cornus kousa son ovaladas, fuertemente acanaladas, algo cerradas, bastante onduladas en los bordes y colgantes. Miden entre 5 y 8 cm de largo y están opuestas a lo largo de las ramas.

El Cornus kousa prefiere climas continentales, con veranos e inviernos marcados, pero se adapta muy bien a zonas más templadas. En regiones cálidas, debe plantarse protegido del sol intenso, en suelo siempre fresco. Este cornejo japonés aún es raro en los jardines, pero muy fácil de cultivar siempre que se haya plantado con cuidado. Por sí solo constituye una bella atracción y merece ser plantado aislado, destacando en medio de un césped, por ejemplo. También lucirá bien al fondo de un macizo compuesto por plantas de tierra de brezo o arbustos con floraciones escalonadas o follaje persistente. Para acompañarlo, elige hortensias de hojas de roble o paniculadas, arces japoneses de follaje púrpura, syphorinas, un Cercis, un Fothergilla o un Tetradium daniellii, el árbol de la miel.