La lavanda, con su aroma embriagador, evoca el verano, el sol y el Mediterráneo. Forma un hermoso subarbusto vivácea, lo que la convierte en un imprescindible del jardín seco. Sus encantadoras flores en espigas, de color violeta, malva, rosa o incluso blanco, florecen y perfuman el jardín durante el periodo estival. Poco exigente y resistente, la lavanda prefiere un suelo muy drenante, pobre y pedregoso. La mayoría de las variedades de lavanda son muy resistentes hasta -15°C, excepto la lavanda mariposa (Lavandula stoechas) que sufre con el frío por debajo de -5°C. La lavanda se planta a pleno sol y soporta fácilmente el calor intenso, así como la sequía. Para mantener su bonita forma redondeada y arbustiva, la lavanda necesita ser podada.
¡Descubre todos nuestros consejos y explicaciones para podar la lavanda con éxito!

¿Cuándo podar la lavanda?
La lavanda se poda cada año cuando las flores empiezan a marchitarse, desde finales de julio hasta mediados de agosto. Además, las flores podadas formarán bonitos ramos que perfumarán tu casa o tus armarios.
¿Cómo cortar la lavanda?
Material: ¿qué hay que preparar?
Necesitarás unas tijeras de podar y unas tijeras de podar setos limpias. Desinfecta tus herramientas con alcohol antes de usarlas, esto evitará la transmisión de enfermedades de una planta a otra.
¿Por qué podar y cuidar una lavanda?
La poda de la lavanda permite mantener una bonita forma redondeada, compacta y evita que forme madera vieja que se desnudará con el tiempo, sin producir nuevos retoños. ¡Por eso es importante actuar antes! Sin mantenimiento, la lavanda tendrá una forma desaliñada, clareada y gris en algunas zonas. Además, cortar la lavanda evita un envejecimiento prematuro de la planta y aumenta su vida útil al estimularla a ramificarse. También se evitan enfermedades fúngicas al aclararla. Con las flores, haz pequeños ramos o saquitos perfumados que actuarán como repelente contra las polillas. Y como le gusta repetir a mi abuela: "¡cuando hay lavanda en el armario, las polillas se van corriendo!"

Poda de formación
Se realiza en ejemplares jóvenes plantados ese año. Con unas tijeras de podar o unas tijeras de podar setos, corta las ramas jóvenes demasiado exuberantes y dale forma redondeada a tu lavanda. Esto permite darle una forma densa y estimular a esta joven planta a ramificarse. Para no debilitarla, asegúrate de no podar más de la mitad de su altura.
Poda de mantenimiento
Permite que ejemplares adultos mantengan una forma redondeada y evita que la lavanda se desnude.
- Agrupa los tallos con flores en ramos y córtalos con unas tijeras de podar. Los ramos se pueden conservar para perfumar tu casa. Consejo: ¡La poda de las flores al final del día es mucho menos perfumada que por la mañana! Para perfumar la casa, ¡madruga!
- Luego, con unas tijeras de podar setos, corta a la mitad los brotes del año dándole una forma esférica.
- Algunas precauciones importantes: ¡nunca podes por debajo de las últimas hojas verdes y no toques la madera vieja de la lavanda! Esta no puede producir nuevos retoños. ¡Una poda demasiado severa puede ser fatal!

¡Mi lavanda está desnuda! ¿Qué hacer?
Si tu lavanda está desnuda en algunas zonas, es posible eliminar una o dos ramas antiguas. ¡Cuidado, a la lavanda no le gusta la poda severa! Ve con moderación:
- Selecciona una rama vieja desnuda.
- Comprueba que por encima de esta rama vieja hay brotes jóvenes del año que se puedan podar. Corta estos brotes jóvenes a la mitad para que se ramifiquen. Al crecer, "taparán" la rama desnuda.
- Si quieres eliminar la rama vieja, córtala a ras de suelo.
- Aplica en la herida un producto cicatrizante para proteger tu planta.
Para saber más:
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