
Enfermedades, parásitos, carencias: todo lo que puede afectar a tu Chamaedorea
Reconocer y tratar los problemas más comunes de la palmera de interior
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El Chamaedorea, también conocido como palmera de interior, palmera enana, palmera de salón o Chamaedorée, es una planta de interior apreciada por su elegancia Natural, su capacidad para adaptarse a una luminosidad media y su mantenimiento relativamente sencillo. Pero como todas las plantas, incluso las más robustas, no está exenta de pequeños problemas. Parásitos invisibles a simple vista, hongos traicioneros o simples errores de cultivo pueden alterar rápidamente la salud de esta palmera tan apreciada.
Conocer los principales enemigos del Chamaedorea, ya sean rastreros, microscópicos o fúngicos, es esencial para actuar con rapidez y mantener una planta en plena forma. Descubre en este artículo un panorama de los parásitos, enfermedades o problemas más comunes, con consejos prácticos para identificarlos, prevenirlos y tratarlos eficazmente.
Los parásitos comunes del Chamaedorea
Ácaros (Tetranychus o arañas rojas)
Los tetranychus son parásitos microscópicos a menudo difíciles de detectar a simple vista. Se manifiestan por un amarilleamiento progresivo de las hojas y a veces la aparición de una fina red de telas sedosas, especialmente en el envés del follaje. Estos diminutos arácnidos pican las células vegetales para alimentarse, provocando así un debilitamiento general de la planta.
Soluciones:
- Empieza por ducharla planta si es posible en el baño.
- Aplica una solución a base de jabón negro y aceite esencial de romero.
- Aumenta la humedad ambiental (los ácaros odian los entornos húmedos), con un humidificador o pulverizaciones regulares.
- Introduce auxiliares como Phytoseiulus persimilis, un ácaro depredador de las arañas rojas en caso de infestación importante.
→ Lee nuestro artículo sobre las arañas rojas, para saber más sobre los tratamientos.
Cochinillas
Las cochinillas aparecen en forma de pequeñas masas algodonosas blancas agrupadas en los tallos y las uniones de las hojas. Al alimentarse de la savia, debilitan progresivamente la planta, causando un amarilleamiento de las hojas y un enlentecimiento del crecimiento.
Soluciones:
- Limpia las zonas infestadas con un bastoncillo de algodón empapado en alcohol a 70°C.
- Pulveriza una solución de jabón negro diluido con 1 cuchara de café del mismo alcohol y aceite de colza para un tratamiento natural.
→ Nuestro artículo sobre las cochinillas te permitirá saber más.
Pulgones
Estos pequeños insectos, a menudo verdes pero a veces negros o marrones, se agrupan en los brotes jóvenes y las hojas tiernas. Chupan la savia, lo que provoca un marchitamiento y una deformación de las hojas nuevas, y también pueden transmitir virus.
Soluciones:
- Ducha la planta si es posible en el baño para desalojar la mayor cantidad de pulgones.
- Pulveriza una mezcla de agua y jabón negro.
→ Descubre en nuestro artículo específico sobre los pulgones todos nuestros consejos.
Moscas blancas
Las moscas blancas son pequeños insectos alados que vuelan en nube blanca al tocar la planta. También se alimentan de la savia, provocando un debilitamiento general y la producción de melaza, una sustancia pegajosa que favorece la aparición de fumagina (un hongo negro).
Soluciones:
- Coloca trampas adhesivas amarillas alrededor de la planta para atrapar los adultos. Pulveriza jabón insecticida o aceite de cinamomo. Corta las hojas más infestadas si es necesario
- Pulveriza una mezcla de agua y jabón negro con una cuchara de café de aceite de colza sobre la planta.
- Renueva el tratamiento cada 4 o 5 días durante dos semanas.
- Utiliza insectos auxiliares, en caso de infestación importante.
→ Lee en nuestro artículo dedicado nuestros consejos para tratar tu planta contra las moscas blancas.
Cochinillas con caparazón
A diferencia de las cochinillas algodonosas, las de caparazón forman pequeñas agallas vegetales duras y cerosas en los tallos y hojas. Suelen ser inmóviles y difíciles de desalojar. Al alimentarse de la savia, provocan un debilitamiento progresivo de la planta, que puede presentar hojas amarillentas y marchitas.
Soluciones:
- Raspa con cuidado las cochinillas con un cepillo suave empapado en alcohol o retíralas con un cuchillo pasado entre la planta y la cochinilla.
- Prueba un tratamiento con un 10% de alcohol y 2 cucharadas de aceite de cinamomo diluidas en 50 cl de agua con unas gotas de jabón negro.
Aquí también, lee nuestro artículo sobre las cochinillas, los tratamientos son bastante similares para todos los tipos de cochinillas.

Las cochinillas algodonosas son uno de los parásitos más frecuentes en interior
Ver también
Chamaedorea: plantación, cuidadosLas enfermedades fúngicas que afectan al Chamaedorea
Manchas foliares
Las manchas foliares se manifiestan por la aparición de pequeñas marcas circulares, a menudo marrones o negras, rodeadas de un halo amarillo. Estas manchas aparecen principalmente en las frondas más viejas o en aquellas que permanecen húmedas demasiado tiempo.
Esta enfermedad generalmente es provocada por un exceso de humedad y una mala circulación del aire alrededor de la planta. Rara vez es mortal, pero disminuye la estética de la palmera y puede ralentizar su crecimiento si no se controla.
Soluciones:
- Elimina las hojas demasiado afectadas.
- Evita mojar el follaje al regar.
- Si rocías el follaje, asegúrate de que no permanezca húmedo demasiado tiempo.
- Espacia las plantas para mejorar la circulación del aire.
- Aplica un fungicida biológico a base de cobre si la enfermedad avanza.
Podredumbre de raíces
La podredumbre de raíces es causada por hongos del sustrato como Pythium o Phytophthora, a menudo relacionada con un riego excesivo y un drenaje insuficiente. Es una de las enfermedades más insidiosas porque los síntomas no son visibles de inmediato.
Las raíces infectadas se vuelven negras, blandas y a veces desprenden un olor desagradable. La planta muestra signos de estrés: las hojas amarillean, se vuelven marrones y finalmente caen. Si no se actúa, la palmera puede morir.
Soluciones:
- Saca la planta de la maceta, corta las raíces negras y podridas con herramientas esterilizadas.
- Trasplanta la planta en un sustrato ligero de buena calidad y bien drenado, mezclado con perlita y preferiblemente en una maceta de barro si notas que tu sustrato está encharcado.
- Nunca dejes el sustrato encharcado: espera a que se seque los primeros centímetros entre riegos.
- Una maceta con agujeros de drenaje es indispensable para evacuar el exceso de agua después de cada riego.
- Vacía el plato o el cubremacetas del agua residual.

Si las hojas de tu Chamaedorea muestran signos de deterioro, verifica el estado de las raíces
Los problemas fisiológicos que pueden afectar al Chamaedorea
Deficiencia de magnesio
El Chamaedorea puede sufrir a veces de falta de magnesio, un nutriente esencial para la producción de clorofila. Esta carencia se manifiesta con clorosis: las puntas de las hojas se vuelven amarillas progresivamente, mientras que las venas permanecen verdes. Este síntoma suele confundirse con otras deficiencias o enfermedades, lo que complica el diagnóstico.
El problema suele aparecer cuando el sustrato es pobre o desequilibrado, o si la planta se riega únicamente con agua desmineralizada durante un largo periodo. Un exceso de calcio o potasio en el suelo puede bloquear la absorción de magnesio.
Soluciones:
- Aporta un abono equilibrado que contenga magnesio.
- Añade sales de Epsom (sulfato de magnesio) diluidas en el agua de riego (aproximadamente 1 cucharada por 4 litros de agua, una vez al mes).
- Evita sobrefertilizar con otros elementos que podrían acentuar el desequilibrio.
Acumulación de minerales en el agua del grifo
El Chamaedorea es una planta sensible a la calidad del agua de riego, especialmente cuando esta es rica en minerales. En Francia, el agua del grifo puede contener de forma natural calcio (cal), cloro y otras sales minerales. A largo plazo, estos elementos pueden acumularse en el sustrato, alterar el equilibrio nutritivo de la planta y provocar síntomas visibles.
Los signos más frecuentes son el pardeamiento seco de las puntas de las hojas, que da un aspecto «quemado» a las puntas, así como la posible aparición de depósitos blanquecinos en la superficie de la tierra. Esta acumulación mineral crea un estrés en la raíz que afecta la absorción de agua y nutrientes.
Soluciones:
- Usa agua de lluvia o agua filtrada para limitar el cloro y los depósitos minerales.
- Lava el sustrato con abundante agua cada 2 meses para eliminar el exceso de sales, lo que se conoce como lixiviado del sustrato.
- Realiza un trasplante de la planta cada 1 a 3 años según la edad de la planta y la necesidad, con un sustrato nuevo y bien drenante.
- Corta las puntas afectadas para mejorar el aspecto estético de la planta, sin podar el tejido sano.

Trasplantar tu planta cada 1 a 3 años según las necesidades (planta apretada, sustrato empobrecido) también permite renovar el sustrato
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