
Phlebodium, Helecho azul: cultivo y cuidado
Contenido
El Phlebodium en pocas palabras
- El Phlebodium es un helecho de interior apreciado por su follaje original y su silueta elegante.
- Es originario de los bosques tropicales de América Central y del Sur, donde crece de forma natural como epífita en los árboles.
- Su follaje recortado y ligeramente azulado aporta un toque decorativo durante todo el año.
- Requiere poco mantenimiento, siempre que se le proporcione luz suave, un sustrato bien drenado y buena humedad ambiental.
- Sus frondes tienden a caer hacia el exterior de la maceta, lo que lo hace muy decorativo en suspensión.
La palabra de nuestra experta
Planta de interior elegante y gráfica, el Phlebodium, también llamado «helecho azul» o a veces «helecho dorado», seduce por su follaje ondulado con tonalidades originales, que van del verde azulado al verde-gris metálico. Perteneciente a la familia de las Polypodiáceas, este tipo de helecho epífito es originario de las regiones tropicales y subtropicales de América Central y del Sur.
Gracias a su aspecto decorativo y a su relativa facilidad de cuidado, el Phlebodium está experimentando un resurgimiento de popularidad en los interiores modernos. Encuentra fácilmente su lugar en salones, oficinas o invernaderos, donde aporta un toque de frescura y exotismo. Es fácil de cultivar, pero necesita un lugar luminoso, sin sol directo, un sustrato bien drenado y una buena humedad ambiental. ¡Descubre todo lo que necesitas saber sobre el Phlebodium: las mejores variedades, cómo plantarlo y trasplantarlo, así como todos nuestros consejos para su cuidado!
Botánica y descripción
Documento de identidad
- Nombre latino Phlebodium aureum, Phlebodium pseudoaureum
El Phlebodium es un helecho perenne perteneciente a la gran familia de las Polypodiaceae, que agrupa numerosos helechos epífitos —es decir, que crecen naturalmente sobre otras plantas, especialmente en los troncos de los árboles, sin llegar a parasitarlos. Este modo de vida permite al Phlebodium ocupar nichos ecológicos particulares en los bosques tropicales, a menudo en altura, en busca de luz y humedad.
El Phlebodium es originario de las regiones tropicales y subtropicales del continente americano, en particular de América Central, el sureste de Estados Unidos y algunas islas del Caribe. En su hábitat natural, crece frecuentemente en bosques húmedos, adherido a troncos o ramas de árboles, beneficiándose de un clima cálido, húmedo y sombreado.
Como planta tropical, el Phlebodium no es resistente al frío y no tolera temperaturas demasiado bajas. Generalmente se recomienda cultivarlo en interior o en invernadero, especialmente en regiones donde la temperatura desciende por debajo de los 10°C. Idealmente, se desarrolla bien entre 18 y 25°C. No aprecia las corrientes de aire frío ni los cambios bruscos de temperatura.

Phlebodium aureum ‘Blue Star’ y ‘Davana’
El género Phlebodium solo incluye unas pocas especies. El Phlebodium aureum es con diferencia el más extendido en cultivo. Originario de los bosques tropicales de América, a veces también se le llama «helecho dorado» en referencia al tono dorado de su rizoma. Se reconoce por sus grandes frondes lobuladas de porte arqueado, a menudo teñidas de ese famoso verde-azulado metálico. Existen diferentes variedades: ‘Blue Star’, con un follaje muy azulado, casi polvoriento, y lóbulos redondeados, ‘Davana’, una variedad reciente con un follaje aún más recortado y gráfico, de un intenso azul grisáceo y porte colgante muy elegante, y ‘Mandianum’, menos conocida, que ofrece una silueta ligera y un follaje con reflejos más dorados.
El Phlebodium pseudoaureum es muy similar al P. aureum, pero menos común en cultivo. Se distingue por un color de follaje ligeramente diferente (más verde claro que azul) y por frondes generalmente más finas. A veces se considera simplemente una variación natural o una subespecie. Se encuentra principalmente en zonas subtropicales, especialmente en Florida.
El Phlebodium se desarrolla a partir de un rizoma rastrero y grueso, a menudo cubierto de escamas doradas, de ahí su apodo de «helecho dorado» o «pata de conejo». De este rizoma emergen largas frondes arqueadas que pueden alcanzar entre 50 cm y 1 m de longitud, según las condiciones de cultivo y las especies. Las frondes están divididas en lóbulos finos y alargados. Son solo una vez divididas, a diferencia de muchos helechos cuyas frondes están divididas dos o tres veces. Su porte es flexible, ligeramente colgante, lo que lo convierte en una excelente planta para colgar o colocar en altura y realzar su follaje.

El Phlebodium forma rizomas cubiertos de escamas marrón-dorado, que se arrastran por la superficie del suelo (fotos: Marija Gajić)
El follaje es el principal atractivo del Phlebodium. Sus frondes perennes, coriáceas, están más o menos recortadas según las variedades. Su color característico varía del verde-azulado al gris-verdoso metálico, a veces con reflejos plateados. Este tono único le da un aspecto casi irreal y lo convierte en una planta muy apreciada para la decoración de interiores.
A diferencia de muchos otros helechos, el Phlebodium tiene un follaje que parece casi «encerado» y que se mantiene estético todo el año, siempre que cuente con un buen nivel de humedad ambiental.
El Phlebodium, como todos los helechos, no florece ni produce semillas. En su lugar, produce esporas, contenidas en esporangios agrupados en círculos en el envés de las hojas. Son estas diminutas esporas, similares al polvo, las que permiten a la planta reproducirse.
Su crecimiento es bastante moderado. No se vuelve invasivo y es fácil de manejar en interiores. Sin embargo, una planta adulta puede alcanzar un volumen considerable si se encuentra a gusto, formando una bonita mata densa que llama la atención.

En el envés de las frondes del Phlebodium, a veces se pueden observar grupos anaranjados y circulares: son los sorios, formados por multitud de esporangios, pequeños sacos esféricos que contienen las esporas. Al madurar, los esporangios se abren para liberar las esporas y permitir que la planta se multiplie.
Las principales especies y variedades
[producto sku=»18233″ blog_description=»Este helecho está muy cerca del Phlebodium aureum, pero se distingue principalmente por sus frondas más grandes, que pueden medir hasta 1 m de largo.» template=»listing1″ /]
La plantación del Phlebodium
¿Dónde instalar el Phlebodium?
El Phlebodium es una planta de interior por excelencia, especialmente en climas templados donde no podría sobrevivir en el exterior. Su ubicación debe ofrecerle condiciones cercanas a su entorno natural en términos de calor, humedad y luminosidad.
En cuanto a la exposición, el Phlebodium ama la claridad pero teme el sol directo. Una exposición a la luz indirecta, cerca de una ventana con cortina translúcida o orientada al norte o al este, le viene perfectamente. Una luz demasiado débil puede ralentizar su crecimiento y opacar su follaje, mientras que una exposición directa al sol puede provocar quemaduras.
Aprecia una atmósfera húmeda y se sentirá especialmente a gusto en un baño luminoso, pero también es posible rociar regularmente su follaje o colocarlo cerca de un humidificador o sobre una bandeja con bolas de arcilla húmedas.
La temperatura ideal se sitúa entre 18 y 25°C. No le gustan las corrientes de aire frío ni los cambios bruscos de temperatura. En la temporada cálida, puede sacarse al exterior en un rincón sombreado y protegido, pero siempre al abrigo del viento y entrándolo cuando las temperaturas bajen de los 15°C.

Instale el Phlebodium en un lugar luminoso, pero sin sol directo, por ejemplo detrás de una ventana orientada al norte.
¿Cuándo plantar el Phlebodium?
El mejor momento para plantar o trasplantar un Phlebodium es en primavera, entre marzo y mayo. En esta época, la planta sale de su letargo invernal y entra en fase de crecimiento activo, lo que facilitará su adaptación a una nueva maceta y al sustrato. Evite los trasplantes en invierno o en otoño, salvo urgencia (como un ataque de plagas o una maceta rota), ya que la planta es más vulnerable.
¿Cómo plantar el Phlebodium?
El Phlebodium, al ser un helecho epífito con rizoma, requiere un sustrato bien aireado y drenante, pero capaz de retener un poco de humedad. Puede preparar una mezcla compuesta por 1/3 de sustrato para plantas verdes, 1/3 de sustrato para orquídeas (o corteza de pino), y 1/3 de perlita o arena gruesa.
Prefiera macetas de barro para una mejor respiración de las raíces, o de plástico ligero si lo va a colgar. La maceta debe estar obviamente agujereada en el fondo para evitar el estancamiento de agua.
Estos son los pasos clave para una plantación exitosa:
- Llene una maceta con sustrato ligero y drenante.
- Saque con cuidado el Phlebodium de su maceta original, procurando no romper demasiado las raíces.
- Coloque la planta en la maceta, asegurándose de que el rizoma quede al nivel de la superficie del sustrato (no debe estar completamente enterrado).
- Rellene colocando un poco de sustrato alrededor del cepellón.
- Compacte ligeramente y riegue con moderación para humedecer sin encharcar.
- Coloque la planta en su ubicación definitiva, con luz suave y en un ambiente húmedo.
- Espere unos días antes de fertilizar, para que se adapte a su nuevo entorno.
¿Cómo cuidar el Phlebodium?
El mantenimiento del Phlebodium es relativamente sencillo, siempre que se respeten sus necesidades esenciales, principalmente relacionadas con su origen tropical. Este helecho disfruta de ambientes húmedos, luz tamizada y una temperatura estable. Para mantenerlo saludable y disfrutar de un follaje exuberante, bastan algunos cuidados regulares.
Riego
El Phlebodium necesita un sustrato que permanezca ligeramente húmedo, pero nunca encharcado. Por lo tanto, es importante dosificar bien el agua. Durante el período de crecimiento, generalmente desde primavera hasta otoño, uno o dos riegos por semana son suficientes, dependiendo de la temperatura ambiente. En invierno, la frecuencia debe reducirse, a menudo a un riego cada diez o quince días. También es preferible usar agua no calcárea, a temperatura ambiente, como agua de lluvia o filtrada. Un exceso de agua puede provocar la pudrición del rizoma, por lo que es esencial dejar que el agua drene bien después de cada riego y nunca dejar agua estancada en el plato.

Recuerda regar el Phlebodium regularmente
Humedad ambiental
La humedad del aire es otro factor fundamental para el bienestar de este helecho. Originario de bosques húmedos, el Phlebodium aprecia una atmósfera húmeda. En interiores secos, especialmente en invierno cuando la calefacción está encendida, se recomienda pulverizar regularmente el follaje con agua blanda, o colocar la maceta sobre un lecho de bolas de arcilla húmedas. En habitaciones muy secas, un humidificador puede ser una solución eficaz para mantener una humedad adecuada.
Fertilización
Para estimular su crecimiento durante la temporada favorable, un aporte moderado de fertilizante es beneficioso. Se puede añadir un fertilizante líquido para plantas verdes, diluido en el agua de riego, una vez al mes entre abril y septiembre. Por el contrario, es innecesario e incluso perjudicial fertilizar durante el invierno, cuando la planta está en reposo vegetativo.
Poda y limpieza
Por último, un pequeño mantenimiento estético permite mantener tu Phlebodium en plena forma. Basta con retirar regularmente las frondas secas desde su base y limpiar el polvo del follaje con un paño suave y húmedo. También puedes darle a tu planta una pequeña ducha tibia bajo el cabezal de la ducha una vez al mes, lo que ayudará a eliminar el polvo y refrescar sus hojas.
¿Cuáles son las enfermedades y plagas del Phlebodium?
La principal amenaza para el Phlebodium está relacionada con la humedad estancada, que puede provocar el desarrollo de podredumbres en el rizoma o las raíces. Este tipo de problema suele manifestarse con un rápido amarilleamiento del follaje, un aspecto mustio de la planta y, a veces, un olor desagradable que emana del sustrato. En este caso, es fundamental actuar con rapidez: hay que sacar la planta de su maceta, eliminar las partes podridas y trasplantarla a un sustrato sano y bien drenado. También será necesario reducir la frecuencia de riego.
Otro inconveniente común en interiores está relacionado con el aire seco, especialmente en invierno. Cuando la humedad ambiental es demasiado baja, el Phlebodium puede sufrir sequedad en las puntas de sus frondes e incluso un completo pardeamiento de las hojas. Además, el aire seco favorece la aparición de ciertas plagas, como los ácaros rojos. Estos pequeños arácnidos, difíciles de ver a simple vista, se manifiestan con finas telarañas en el envés de las hojas y un aspecto punteado del follaje, que se vuelve opaco y moteado. Para evitarlos o tratarlos, a menudo basta con aumentar la humedad ambiental. En caso de infestación más grave, se puede pulverizar un insecticida natural a base de jabón negro o aceite de neem.
El Phlebodium también puede ser víctima de cochinillas algodonosas, que suelen alojarse en la base de las frondes o a lo largo del rizoma. Parecen pequeñas bolas blancas algodonosas. Para eliminarlas, se pueden retirar manualmente con un algodón empapado en alcohol de 70° o utilizar un tratamiento natural anti-cochinillas.
Por último, errores en el cultivo pueden a veces provocar síntomas que no están relacionados con una enfermedad propiamente dicha. Por ejemplo, un follaje pálido o poco denso puede ser señal de falta de luz, mientras que un crecimiento lento o la ausencia de nuevas frondes puede indicar una carencia de nutrientes o un sustrato agotado. En estos casos, un ajuste en las condiciones de cultivo suele ser suficiente para restablecer el equilibrio de la planta.

Ácaros rojos y cochinillas algodonosas
¿Cómo multiplicar el Phlebodium?
A diferencia de otras helechos que se multiplican principalmente por esporas (un proceso más complejo y largo), el Phlebodium puede multiplicarse por división de rizoma, un método simple y eficaz.
El mejor momento para intentar la multiplicación es en primavera, cuando la planta retoma su crecimiento. Este período ofrece condiciones óptimas para una buena recuperación, ya que la planta está más vigorosa y es más receptiva a las manipulaciones.
- Elija un ejemplar sano, bien desarrollado, con varias frondas ya formadas y, si es posible, con yemas visibles en el rizoma.
- Desentierre con cuidado la planta madre para acceder al rizoma, ese tallo rastrero que se extiende justo debajo o en la superficie del sustrato.
- Con una herramienta bien desinfectada (cuchillo o tijeras de podar), corte una porción del rizoma, asegurándose de conservar al menos un punto de crecimiento y algunas raíces en cada sección.
- Vuelva a plantar cada sección del rizoma en una maceta, con un sustrato ligero y bien drenado, similar al utilizado para la planta madre (mezcla de sustrato para plantas verdes, perlita y cortezas). Es crucial no enterrar completamente el rizoma, que debe permanecer parcialmente en la superficie.
- Riegue ligeramente para rehidratar las raíces sin encharcar la mezcla.
Durante las primeras semanas, las divisiones jóvenes deben colocarse en un ambiente cálido, luminoso pero sin sol directo, y sobre todo húmedo, para favorecer la recuperación. No dude en cubrir las macetas con una bolsa de plástico transparente para mantener la humedad, pero recuerde ventilar regularmente para evitar mohos.
La paciencia es clave: a veces pueden pasar varias semanas antes de que aparezcan nuevas frondas. Pero una vez bien enraizadas, cada división se convertirá en una planta independiente, tan robusta y decorativa como la planta original.
¿Cómo realzar el Phlebodium y con qué plantas combinarlo?
El Phlebodium combina a la perfección con otras plantas tropicales que aprecian la humedad. Por ejemplo, se puede asociar con Calatheas, con sus patrones gráficos y tonalidades variadas, o con Fittonias. Su follaje colorido contrasta hermosamente con el más suave del Phlebodium. Las Marantas o las Peperomias también pueden complementar la escena, añadiendo formas y texturas diferentes sin robarle protagonismo al helecho.
Para jugar con los contrastes de forma y porte, también es muy interesante combinar el Phlebodium con plantas de follaje más estructurado, como los Philodendros, las Monstera o las Alocasias. Estas grandes hojas lisas y brillantes resaltan la finura recortada y el color polvoriento de las frondas del Phlebodium. Además, estas plantas comparten las mismas preferencias en cuanto a luz y humedad, lo que facilita su cuidado en grupo.
El Phlebodium es sublime en macetas colgantes, donde sus frondas colgantes pueden desplegarse libremente. Para un ambiente más selvático, también puede integrarse en un gran contenedor con otras plantas tropicales o colocarse en una estantería a media altura, para disfrutar de su silueta aérea.
Por último, para una decoración de estilo muy natural, se puede combinar con elementos de madera, cerámica rústica o mimbre, que evocan los materiales del bosque. Una escenografía con algunos guijarros, trozos de madera flotante o musgo estabilizado creará un ambiente zen y relajante.

Combina el Phlebodium con otras plantas de interior como Chlorophytums, Pothos, Alocasias y Monsteras. Prioriza maceteros y elementos decorativos en tonos claros y naturales, como madera, blanco, beige o crema…
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