Kalanchoe: cultivo y cuidados

Kalanchoe: cultivo y cuidados

Contenido

Modificado el domingo, 15 de junio de 2025  por Olivier 11 min.

El Kalanchoe en pocas palabras

  • El Kalanchoe es una planta suculenta fácil de cuidar, ideal para interiores gracias a su follaje carnoso y su floración colorida.
  • Le gusta la luz, un sustrato bien drenante y riegos moderados para evitar el exceso de humedad.
  • Su propagación es sencilla mediante esquejes o a través de plántulas en algunas especies.
  • En cuanto a decoración, se adapta a todos los estilos, desde el bohemio hasta el moderno, según la elección de la maceta.
  • Robusto, sin embargo, puede ser sensible a la pudrición de raíces en caso de un mal drenaje.
Dificultad

La palabra de nuestro experto

El Kalanchoe, miembro destacado de la familia Crassulaceae, es una planta suculenta apreciada por su facilidad de cuidado y, en ocasiones, por su floración vibrante. Originaria de las regiones áridas de África y Madagascar, se adapta perfectamente al cultivo en interiores gracias a sus hojas carnosas que almacenan agua. Disponible en una gran variedad de especies y variedades, desde el follaje peludo del Kalanchoe tomentosa hasta las grandes rosetas del Kalanchoe thyrsiflora, cautiva tanto por su estética como por su robustez. Pero cuando se habla de «Kalanchoe», se piensa inmediatamente en el Kalanchoe blossfeldiana, la especie más popular con sus flores vivas (rojas, rosas, amarillas, naranjas…) y su floración duradera.

Fácil de cultivar, el Kalanchoe aprecia un sustrato bien drenante y una exposición a la luz, sin exceso de humedad. Un riego moderado, dejando secar la tierra entre cada aporte, es suficiente para garantizar su buena salud. Para estimular su floración, se puede añadir un fertilizante adecuado en primavera y verano. Algunas especies se multiplican fácilmente mediante esquejes o por las plántulas que nacen en las hojas, como en el caso del Kalanchoe daigremontiana.

En cuanto a decoración, esta suculenta versátil se integra en todos los estilos de interiores, desde el minimalista hasta el bohemio. Una maceta de terracota resaltará sus tonos naturales, mientras que un contenedor de cerámica colorida añadirá un toque contemporáneo.

Kalanchoe de Blossfeld con floración semidoble rosa

La floración rosa y semidoble de una variedad de Kalanchoe de Blossfeld.

Botánica y descripción

Documento de identidad

  • Nombre latino Kalanchoe sp.

Los kalanchoes pertenecen a la gran familia de las Crassulaceae, conocida por sus plantas suculentas adaptadas a entornos áridos. Su nombre de género, Kalanchoe, tiene su origen en una transcripción latina de una palabra china, probablemente relacionada con la capacidad de algunas especies de reproducirse espontáneamente mediante esquejes o por las plántulas que crecen en sus hojas.

En español, estas plantas se conocen comúnmente como kalanchoes, pero también como flores de la fortuna o plantas de Goethe, debido al interés del poeta y científico alemán por su sorprendente modo de reproducción. En su medio natural, se desarrollan principalmente en regiones cálidas y secas de África y Madagascar, así como en algunas partes de Asia. Su capacidad para almacenar agua en sus hojas carnosas y su resistencia a condiciones de sequía las convierten en campeonas de la adaptación.

Si son tan populares en interiores, es principalmente gracias a su floración abundante y colorida que puede durar varias semanas, especialmente en el caso del Kalanchoe blossfeldiana o kalanchoe de Blossfeld, la especie más común en viveros y disponible en diversos colores de flores (rojo, naranja, amarillo, blanco, violeta…) e incluso a veces dobles. Su facilidad de cuidado también juega un papel clave: los kalanchoes toleran los olvidos de riego y prosperan en entornos luminosos sin requerir demasiada atención.

variedades de kalanchoe de Blossfeld en diversos colores

El kalanchoe clásico, conocido como de Blossfeld, se presenta en diversos colores.

Entre las especies y variedades más apreciadas en cultivo, se encuentran el Kalanchoe beharensis ‘Oak Leaf’, con un follaje espectacular que recuerda a hojas de roble aterciopeladas, y el Kalanchoe beharensis ‘Fang’, reconocible por sus hojas dentadas adornadas con pequeñas agallas vegetales. El Kalanchoe marmorata, con sus grandes hojas jaspeadas, aporta un toque gráfico a los interiores, mientras que el Kalanchoe oricula seduce por sus hojas gruesas en forma de oreja redondeada. El Kalanchoe thyrsiflora, a veces confundido con el Kalanchoe luciae, se distingue por sus rosetas de hojas anchas con bordes rojos, que adquieren tonos espectaculares bajo una luz intensa.

¿Sabías que?: el nombre Bryophyllum se utilizaba antiguamente para designar algunas especies de Kalanchoe, especialmente aquellas capaces de producir plántulas en los bordes de sus hojas, como el Kalanchoe daigremontiana o el Kalanchoe pinnata. Este nombre proviene del griego bryo (germinar) y phyllon (hoja), en referencia a esta capacidad única de reproducción vegetativa. Hoy en día, los botánicos han integrado estas especies en el género Kalanchoe, aunque la antigua denominación sigue siendo utilizada por algunos horticultores.

Jóvenes plántulas desarrollándose en el borde de una hoja de Kalanchoe daigremontiana

Jóvenes plántulas desarrollándose en el borde de una hoja de Kalanchoe daigremontiana

Los kalanchoes presentan una gran diversidad morfológica, desde pequeñas plantas herbáceas hasta verdaderos arbustos suculentos. Su porte varía según las especies: algunos, como el Kalanchoe thyrsiflora, adoptan una forma de roseta compacta con hojas gruesas dispuestas en espiral, mientras que otros, como el Kalanchoe beharensis (como la variedad ‘Subnuda’), pueden alcanzar varios metros de altura con un porte más erguido y ramificado.

El sistema radicular es generalmente poco profundo, adaptado a suelos drenantes y pobres de su hábitat natural. Estas raíces fibrosas y relativamente frágiles les permiten absorber rápidamente el agua tras las escasas lluvias, pero las hacen sensibles al exceso de humedad. En algunas especies, como el Kalanchoe pinnata, pueden aparecer raíces adventicias en los tallos y hojas caídas al suelo, facilitando su propagación.

El tronco, cuando está presente, suele ser leñoso en la base y más suculento hacia las extremidades. Las ramas, cuando existen, son carnosas y quebradizas, como en el caso del Kalanchoe tomentosa, una especie de porte tupido cuyos tallos se lignifican con la edad. En las formas arbustivas como el Kalanchoe beharensis, los tallos gruesos almacenan agua y a veces presentan un aspecto nudoso con una corteza que se descama ligeramente.

Primer plano del follaje peludo de un Kalanchoe tomentosa

Se aprecia claramente el follaje peludo en este Kalanchoe tomentosa

El follaje es generalmente carnoso, cubierto por una cutícula gruesa que limita la evaporación, y adopta formas muy variadas. El Kalanchoe tomentosa, por ejemplo, tiene hojas alargadas y aterciopeladas cubiertas de una densa pelusa plateada, con bordes adornados por pequeñas manchas marrones. Por el contrario, el Kalanchoe daigremontiana produce hojas lanceoladas con bordes dentados, donde se forman numerosas plántulas capaces de desprenderse y enraizar.

La floración de los kalanchoes es espectacular y prolongada, a menudo invernal o primaveral, con inflorescencias en panículas o cimas. El Kalanchoe blossfeldiana, el más conocido, es especialmente apreciado por sus pequeñas flores en densos ramilletes, mientras que el Kalanchoe thyrsiflora desarrolla un alto bohordo floral que sostiene flores amarillentas en forma de urna.

Cabe destacar que el Kalanchoe de Blossfeld necesita días cortos para florecer, por eso en nuestros interiores florece más en invierno. Sin embargo, los horticultores los someten a días cortos artificialmente para poder vender plantas en flor durante todo el año.

Tras la floración, la fructificación es relativamente discreta. Los frutos son cápsulas que contienen semillas muy finas, dispersadas por el viento o el agua. Sin embargo, la mayoría de los kalanchoes se multiplican principalmente mediante esquejes o por las plántulas que se desarrollan en sus hojas, como ocurre en las especies del subgénero Bryophyllum (ver más arriba), facilitando así su rápida propagación en la naturaleza y en cultivo.

¡Atención!: Todos los kalanchoes son tóxicos, especialmente para los animales. Pueden provocar intoxicaciones que afectan al sistema nervioso y muscular. Las sustancias responsables, llamadas bufadienólidos, pertenecen a la misma familia que las cardenólidas, compuestos esteroides con efectos cardiotónicos.

¿Cuándo y cómo plantar un Kalanchoe en macetas?

¿Cuándo plantar un Kalanchoe?

El mejor momento para plantar un Kalanchoe es en primavera, cuando la planta entra en su periodo de crecimiento activo. También es posible plantarlo en verano, pero se deben evitar los períodos de calor intenso que podrían estresar la planta justo después de la plantación en maceta.

¿Dónde colocar un Kalanchoe?

El Kalanchoe es una planta que ama la luz. Debe colocarse en un lugar luminoso, idealmente cerca de una ventana orientada al sur o al oeste. Sin embargo, en verano, la exposición directa a los rayos del sol al mediodía puede quemar las hojas, especialmente en especies con follaje peludo como Kalanchoe tomentosa. En invierno, se recomienda una exposición más directa para compensar la falta de luz.

En cuanto a la temperatura, el Kalanchoe aprecia un ambiente entre 15 y 25 °C. Puede soportar ocasionalmente temperaturas más bajas (hasta 10 °C), pero por debajo de eso, su crecimiento se ralentiza considerablemente y puede sufrir. Es muy sensible a las heladas, por lo que se cultiva como planta de interior en regiones con inviernos fríos.

La humedad ambiental debe ser moderada. Un ambiente demasiado húmedo favorece el desarrollo de enfermedades fúngicas y la pudrición de las raíces. Es mejor evitar colocar la maceta en un baño o cerca de un humidificador.

Kalanchoe blossfeldiana con flores amarillas en maceta

Un lugar luminoso y cálido es suficiente para la felicidad de los Kalanchoes

¿Qué maceta elegir?

La maceta debe ser:

  • Perforada en el fondo para asegurar un buen drenaje y evitar la acumulación de agua.
  • De un diámetro ligeramente superior al del cepellón (aproximadamente 2 a 3 cm más), ya que una maceta demasiado grande retiene demasiada humedad.
  • De barro preferiblemente, porque este material poroso favorece la evaporación del agua y reduce el riesgo de pudrición. Una maceta de plástico puede funcionar, pero habrá que ser más cuidadoso con el riego.

¿Qué sustrato utilizar?

El Kalanchoe necesita un sustrato bien drenante. Una mezcla ideal sería:

  • 2/3 de sustrato para cactus y suculentas, o un sustrato universal ligero.
  • 1/3 de arena gruesa o perlita, para mejorar aún más el drenaje.
  • Algunas bolas de arcilla o grava en el fondo de la maceta para evitar que el agua se estanque.

¿Cómo plantar un Kalanchoe en maceta?

  1. Llenar la maceta con el sustrato: verter el sustrato dejando suficiente espacio para acomodar el cepellón.
  2. Sacar la planta con cuidado: golpear suavemente las paredes de la maceta original para liberar las raíces sin romperlas. Si están muy apretadas, desenredarlas ligeramente con los dedos.
  3. Colocar el Kalanchoe en el centro de la nueva maceta: ajustar la altura para que la base de las hojas quede justo por encima del sustrato.
  4. Completar con sustrato: rellenar alrededor del cepellón sin apisonar demasiado para permitir la circulación del aire.
  5. Regar ligeramente: humedecer el sustrato con una regadera de pico fino, sin encharcar la tierra. El primer riego debe ser moderado, ya que las raíces deben adaptarse a su nuevo entorno.
  6. Colocar la planta en su ubicación definitiva: en un lugar luminoso, pero sin sol directo intenso durante los primeros días.

El trasplante del Kalanchoe

Un Kalanchoe debe trasplantarse cada 2 o 3 años, en primavera, cuando sus raíces llenan completamente la maceta o la planta parece menos vigorosa. El proceso es similar al de la plantación inicial, asegurándose de elegir una maceta ligeramente más grande y un sustrato fresco. Si la planta crece demasiado y se desequilibra, también es una oportunidad para podarla ligeramente y darle una forma armoniosa.

Cultivo y cuidado del Kalanchoe

Los kalanchoes son plantas fáciles de cuidar, siempre y cuando se respeten sus necesidades específicas en cuanto a riego, fertilización y exposición. Su naturaleza suculenta les permite resistir los olvidos de riego, pero se necesitan ciertas precauciones para mantenerlas saludables y prolongar su floración.

Riego: encontrar el equilibrio adecuado

El kalanchoe necesita un riego moderado, ya que sus hojas carnosas almacenan agua. La regla de oro es dejar que el sustrato se seque en profundidad entre riegos. En el periodo de crecimiento (primavera-verano), un riego cada 10 a 15 días es suficiente, mientras que en invierno puede reducirse a una vez al mes.

El riego debe realizarse siempre en la base de la planta, evitando mojar las hojas para prevenir enfermedades fúngicas. El agua estancada es el enemigo del kalanchoe: es necesario vaciar el platillo para maceta después de cada riego y nunca dejar agua en el fondo de la maceta. En caso de duda, es mejor regar poco que demasiado.

Fertilización: potenciar el crecimiento y la floración

Para estimular la floración y el crecimiento, se recomienda un ligero aporte de abono. Durante la primavera y el verano, se puede añadir un abono líquido para plantas florales (diluido a la mitad de la dosis en este caso) o cactáceas cada 3 o 4 semanas. En otoño e invierno, se debe suspender la fertilización para permitir que la planta entre en reposo.

¡Cuidado, un exceso de abono puede dañar la planta! Por lo tanto, es preferible utilizar un fertilizante bajo en nitrógeno (N) pero rico en fósforo (P) y potasio (K) para apoyar una hermosa floración.

Poda: un gesto opcional, pero a veces útil

La poda no es indispensable para un kalanchoe, pero puede ser beneficiosa para estimular una nueva floración y mantener una forma compacta y bonita. Después de la floración, puedes cortar los bohordos floridos marchitos para evitar que la planta gaste energía innecesariamente en la formación de semillas.

Si la planta crece demasiado o se desnuda en la base, es posible pellizcarla (cortar las puntas de los tallos) para fomentar la ramificación y obtener un porte más denso. Algunas especies, como Kalanchoe tomentosa o Kalanchoe beharensis, tienen naturalmente un porte tupido y no necesitan poda regular.

Precauciones para evitar problemas

  • Cuidado con el exceso de humedad: Es la principal causa de mortalidad de los kalanchoes. Un sustrato demasiado húmedo puede provocar la pudrición de las raíces y enfermedades fúngicas.
  • Evitar el sol abrasador: Una exposición demasiado directa en verano puede causar quemaduras en las hojas, especialmente en variedades con follaje peludo como Kalanchoe tomentosa.
  • Proteger de corrientes de aire y del frío: Una temperatura inferior a 10 °C puede ralentizar significativamente el crecimiento y provocar un amarilleamiento del follaje.
Trasplante de un kalanchoe

El clásico kalanchoe es una planta fácil, ideal para principiantes

Plagas y enfermedades posibles en el Kalanchoe

Los parásitos más frecuentes

  • Las cochinillas : estos pequeños parásitos blancos y algodonosos se adhieren a los tallos y al revés de las hojas, alimentándose de la savia y debilitando la planta. Suelen aparecer en ambientes demasiado secos. Para eliminarlas, se pueden retirar manualmente con un algodón empapado en alcohol de 70° o pulverizar una solución de jabón negro diluido en agua.
  • Los pulgones : menos comunes, atacan los brotes jóvenes y las yemas florales, deformándolos e impidiendo la floración. Un chorro de agua fuerte o un tratamiento con jabón negro suele ser suficiente para erradicarlos.
  • Las arañas rojas : estos ácaros microscópicos proliferan en climas cálidos y secos, dejando un follaje grisáceo y, a veces, finas telarañas. Aumentar la humedad ambiental y pulverizar agua sobre las hojas (sin excederse) puede limitar su aparición. En caso de infestación, un tratamiento con purín de ortiga o jabón negro es eficaz.

Las enfermedades frecuentes

  • La podredumbre de las raíces : es el problema más común, causado por un exceso de riego o un mal drenaje. Las hojas se vuelven blandas, amarillean y acaban cayéndose. La única solución es detener los riegos, trasplantar la planta a un sustrato seco y bien drenado, y cortar las raíces afectadas si es necesario.
  • El oídio : esta enfermedad fúngica se manifiesta con un depósito blanco y polvoriento en las hojas, debido a una humedad excesiva y falta de ventilación. Hay que aislar la planta y tratar con un fungicida natural como leche diluida.
  • Las manchas foliares : pueden ser causadas por hongos o bacterias, a menudo relacionadas con salpicaduras de agua en el follaje. Evita regar desde arriba y elimina las hojas afectadas.

Manteniendo una buena ventilación, evitando el exceso de humedad y vigilando regularmente el estado de las hojas, se reducen considerablemente los riesgos de ataques parasitarios y enfermedades en los kalanchoés.

Cómo multiplicar los kalanchoes.

Los kalanchoes se multiplican fácilmente y ofrecen varias técnicas para obtener nuevas plantas. Según la especie, se puede utilizar el esqueje de tallo o de hoja, la división de los rechazos, o incluso la propagación por plántulas, una característica propia de ciertas variedades como Kalanchoe daigremontiana.

El esqueje de tallo: el método más simple y eficaz

El esqueje es la técnica más utilizada para multiplicar un kalanchoe, especialmente para especies como Kalanchoe blossfeldiana, Kalanchoe tomentosa o Kalanchoe beharensis.

  1. Tomar un esqueje: elegir un tallo sano, sin flores, y cortar un segmento de 5 a 10 cm con unas tijeras de podar limpias y bien afiladas.
  2. Dejar cicatrizar: dejar el esqueje «secar» durante 24 a 48 horas en un lugar seco y sombreado. Esta etapa es indispensable para evitar la pudrición una vez en tierra.
  3. Plantar el esqueje: llenar una maceta pequeña con un sustrato ligero y drenante (mezcla de tierra para cactus y perlita/arena) y plantar el esqueje, introduciendo ligeramente la base en la tierra.
  4. Regar ligeramente: humedecer ligeramente el suelo sin encharcar. Durante las primeras semanas, mantener la planta en un lugar luminoso, pero sin sol directo.
  5. Observar el enraizamiento: en 2 a 3 semanas, deberían aparecer raíces. Una vez bien enraizado, el kalanchoe puede tratarse como una planta adulta.

El esqueje de hoja: un método más lento pero interesante

Algunas especies, como Kalanchoe tomentosa o Kalanchoe thyrsiflora, pueden multiplicarse por esqueje de hoja. Basta con desprender una hoja sana, dejarla secar unos días y luego colocarla sobre un sustrato drenante ligeramente húmedo. Pequeñas raíces y una nueva roseta acabarán apareciendo en la base de la hoja en unas semanas.

La división de los rechazos: para las especies que vienen con chupones

Algunas variedades, como Kalanchoe thyrsiflora, producen rechazos en la base de la planta madre. Estos pueden separarse con cuidado y replantarse individualmente.

  1. Desenterrar con cuidado la planta madre e identificar los rechazos que ya tienen raíces.
  2. Separar el rechazo cortando limpiamente con un cuchillo esterilizado.
  3. Replantar en un sustrato drenante y regar ligeramente.

La propagación por plántulas: una especificidad de los Bryophyllum

Las especies clasificadas anteriormente en el género Bryophyllum (ahora un subgénero), como Kalanchoe daigremontiana o Kalanchoe pinnata, se reproducen solas gracias a las pequeñas plántulas que crecen en los bordes de las hojas. Estas mini-plantas caen naturalmente y se enraízan solas en el suelo. Para acelerar la propagación, se pueden recoger estas plántulas y replantarlas directamente en una maceta con un sustrato ligero.

Plántula de Kalanchoe daigremontiana y esqueje de kalanchoe

A la izquierda: las jóvenes plántulas de Kalanchoe daigremontiana caen sobre el sustrato y se enraízan. A la derecha: un joven esqueje de kalanchoe recién enraizado.

¿Cómo destacar un Kalanchoe en nuestros interiores?

Los kalanchoes se integran fácilmente en muchos estilos de interiores. Además, su capacidad para adaptarse a entornos luminosos y su fácil mantenimiento los convierten en plantas ideales para un salón, una habitación o incluso una oficina.

¿En qué tipo de interior se sienten cómodos los kalanchoes?

  • Estilo moderno y minimalista: con sus formas escultóricas y colores vibrantes, los kalanchoes combinan bien con interiores depurados, de líneas rectas y tonos neutros. Un Kalanchoe thyrsiflora, con sus hojas anchas y bordes rojos, será perfecto sobre una estantería de madera clara o un escritorio blanco.
  • Ambiente bohemio y natural: para un interior cálido con materiales crudos (ratán, madera, lino), los kalanchoes, especialmente el Kalanchoe beharensis, crean una hermosa armonía con su follaje aterciopelado y formas atípicas. Colocados sobre una mesa de centro de madera o colgados en un macramé, acentúan el lado natural y relajado de la decoración.
  • Decoración vintage o industrial: en un interior con influencias retro o industriales, un kalanchoe en maceta envejecida, de terracota o metal patinado, añadirá un toque vegetal manteniendo una estética cruda. Un Kalanchoe tomentosa, con su follaje peludo y bordes marrón chocolate, quedará perfecto sobre una estantería de metal o un aparador de madera oscura.
  • Ambiente tropical o exótico: combinar un kalanchoe con otras plantas como monsteras, palmeras o filodendros permite recrear una mini-jungla interior. Variedades como Kalanchoe marmorata, con sus hojas jaspeadas, o Kalanchoe oricula, de porte compacto, se integran perfectamente en un decorado vegetal exuberante. También puedes combinar los kalanchoes con plantas que requieren los mismos cuidados: magueyes, haworthias, aloes, crasulas…

¿Qué maceta elegir para realzarlo?

La elección de la maceta influye mucho en la estética del kalanchoe. Según el estilo buscado:

  • En terracota cruda: ideal para un efecto auténtico y natural, este material realza los kalanchoes mientras regula la humedad del sustrato. Es perfecto para interiores bohemios o mediterráneos.
  • En cerámica colorida o texturizada: para dinamizar un espacio moderno o pop, una maceta en tonos vivos (amarillo, rojo, azul) o con motivos gráficos acentuará la belleza de las flores coloridas del Kalanchoe blossfeldiana.
  • En mimbre o fibra natural: para un efecto acogedor y cálido, un cubremaceta de ratán o jacinto de agua añade un toque bohemio, ideal para acompañar kalanchoes de formas suaves como el Kalanchoe tomentosa.

Composición de kalanchoe en maceta y otras plantas suculentas

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