
Los herbicidas llamados "naturales": ¿qué contienen realmente?
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Los herbicidas llamados «naturales» seducen cada vez más a los jardineros preocupados por el medio ambiente. En los centros de jardinería o en internet, estos productos prometen acabar con las malas hierbas respetando la naturaleza.
Pero, ¿qué significa realmente «natural» en la etiqueta de estos productos? ¿De qué están compuestos? Y sobre todo, ¿su uso es tan inocuo como podríamos pensar?
Este artículo propone examinar la composición de los herbicidas naturales disponibles en el mercado, analizar sus efectos sobre el suelo, la diversidad y las plantas, y explorar alternativas ecológicas para una jardinería más respetuosa con la vida.
Definición y regulación de los herbicidas "naturales
Hoy en día, muchos productos llevan la etiqueta de «herbicida natural». Pero detrás de este término, existe una gran diversidad de composiciones… y sobre todo, ninguna definición legal estricta.
Lo «natural»: una palabra que vende, pero que sigue siendo vaga
En Francia como en Europa, «natural» no es una categoría regulada para los productos fitosanitarios. Esto significa que un herbicida puede autodenominarse «natural»:
- Porque contiene sustancias de origen vegetal, mineral o animal,
- Porque utiliza ingredientes ya presentes en la naturaleza,
- O simplemente por razones de marketing, en ausencia de agentes químicos agresivos.
Esto no garantiza ni la inocuidad para el medio ambiente, ni una baja toxicidad. Un producto natural puede ser agresivo para el suelo o los microorganismos si se usa mal.
¿Qué dice la ley?
Desde el 1 de enero de 2019, la ley Labbé entró en vigor en Francia. Prohíbe a los particulares el uso de pesticidas químicos de síntesis en jardines, huertos, balcones y espacios verdes públicos.
En su lugar, solo están autorizados:
- Los productos de biocontrol (es decir, aquellos que utilizan mecanismos naturales para combatir plagas),
- Los productos que contienen únicamente sustancias básicas utilizadas en la vida cotidiana (como el ácido acético o el bicarbonato de sodio),
- O los productos clasificados como de bajo riesgo.
Esto significa que incluso algunos herbicidas naturales están prohibidos si no cumplen con estos criterios de selección estrictos.
Atención a las falsas promesas
En los estantes, se pueden encontrar productos «100 % naturales» pero que no son necesariamente respetuosos con la biodiversidad y pueden ocultar aditivos o agentes de formulación poco ecológicos.
Todos los herbicidas vendidos como tales en Francia deben estar obligatoriamente homologados (AMM). Sin embargo, incluso un producto natural y homologado puede tener un impacto en la biodiversidad del suelo o la fauna útil si se usa mal. Es por ello fundamental leer atentamente la composición y las precauciones de uso. La normativa orienta hacia productos más seguros, pero no siempre perfectos para el medio ambiente.

El diente de león forma parte de las malas hierbas que muchos jardineros quisieran eliminar
Los ingredientes comunes de los herbicidas denominados "naturales
El ácido acético (vinagre concentrado)
- Origen: procedente de la fermentación de materias vegetales, es el componente activo del vinagre blanco.
- Acción: quema los tejidos vegetales en superficie al desnaturalizar las proteínas celulares.
- Ventaja: eficaz muy rápidamente sobre plántulas jóvenes.
- Limitación: no actúa sobre las raíces. Resultado: las malas hierbas rebrotan rápido si la raíz no es afectada.
- Impacto ambiental: Utilizado en alta concentración, acidifica el suelo y altera la vida microbiana esencial para su fertilidad.
El ácido pelargónico (o ácido nonanoico)
- Origen: presente naturalmente en algunas plantas como los geranios, pero también producido industrialmente.
- Acción: destruye la capa cerosa protectora de las hojas, provocando su rápida deshidratación.
- Ventaja: actúa en pocas horas, con un efecto visual inmediato.
- Limitación: solo destruye las partes aéreas de la planta, sin afectar las raíces profundas.
- Impacto ambiental: puede ser tóxico para algunos insectos beneficiosos y los organismos acuáticos en caso de escorrentía.
La sal (cloruro de sodio)
- Origen: mineral natural, utilizado desde la antigüedad para esterilizar suelos.
- Acción: provoca la deshidratación de las células vegetales por ósmosis.
- Ventaja: eficaz sobre plantas aisladas o zonas pavimentadas.
- Limitación: en altas dosis, esteriliza el suelo de forma duradera. ¡Esto impide cualquier rebrote, incluso de plantas deseadas!
- Impacto ambiental: riesgo de contaminación de acuíferos y degradación de la estructura del suelo.
El bicarbonato de sodio
- Origen: mineral presente naturalmente en algunas rocas o producido industrialmente.
- Acción: modifica el pH en la superficie de las hojas, provocando su desecación.
- Ventaja: económico y fácil de usar en pequeñas superficies.
- Limitación: eficaz solo sobre brotes jóvenes; ineficaz en plantas establecidas.
- Impacto ambiental: en altas dosis, desequilibra el suelo al afectar la fauna microbiana.
Los purines vegetales
- Origen: maceración de plantas como ortiga, consuelda o cola de caballo.
- Acción: en alta concentración, algunos purines pueden actuar como quemadores de brotes jóvenes.
- Ventaja: uso de sustancias naturales procedentes de plantas, en formulaciones reguladas y estandarizadas.
- Limitación: su eficacia es muy variable según la planta utilizada, la formulación y la planta objetivo.
- Impacto ambiental: mal dosificados, algunos purines (especialmente de ortiga) pueden contaminar el suelo con nitratos y provocar un desequilibrio en la flora del suelo si se usan en exceso.
Respecto a los ingredientes naturales o de origen natural, lo importante es entender su acción, usarlos con precaución y priorizar soluciones mecánicas o preventivas siempre que sea posible.
¿Por qué estos herbicidas llamados "naturales" no siempre son una buena solución?
Una eficacia limitada y superficial
- La mayoría de los herbicidas naturales solo actúan por contacto, quemando las partes aéreas visibles.
- Las raíces permanecen vivas, lo que significa que las malas hierbas pueden rebrotar rápidamente, a veces en pocos días en épocas cálidas y húmedas.
- Algunas plantas perennes y muy resistentes (dientes de león, campanitas moradas…) apenas se ven afectadas por estos tratamientos superficiales.
- Las condiciones climáticas (lluvia, rocío, sol intenso) pueden reducir rápidamente el efecto de un herbicida natural.
- Algunas especies se adaptan densificándose o cambiando su forma para resistir las agresiones superficiales.
Resultado: intervenciones repetidas necesarias para mantener un espacio despejado.
Riesgos para la vida del suelo y la biodiversidad
Aunque sea natural, un herbicida sigue siendo un producto capaz de alterar los ecosistemas:
- Acidificación del suelo por exceso de ácido acético, lo que perjudica a bacterias y hongos beneficiosos.
- Desequilibrio osmótico del suelo con el uso de sal o extractos vegetales concentrados en nutrientes.
- Efectos tóxicos sobre insectos útiles (como abejas o auxiliares) si los productos escurren o las aplicaciones no se controlan bien.
El suelo pierde progresivamente su fertilidad natural, lo que puede generar a largo plazo una dependencia de enmiendas para corregir los desequilibrios.
Aunque los herbicidas naturales comerciales representan una alternativa a los productos químicos agresivos, no son la solución milagrosa.
Siguen siendo herramientas para usar con moderación, como complemento de una gestión más global del jardín, basada en la prevención, el deshierbe manual y la tolerancia a un poco de «lo salvaje» en nuestros jardines.
Alternativas aún más suaves al deshierbe químico... e incluso natural
Porque un jardín vivo no se limita a «eliminar» lo que nos molesta, existen enfoques aún más respetuosos y sostenibles que el uso de herbicidas, incluso los llamados «naturales». Estos métodos buscan trabajar con la naturaleza, no en su contra.
La escarda térmica
- Principio: utilizar un quemador térmico (a gas o eléctrico) para calentar brevemente las plantas no deseadas.
- Acción: el choque térmico hace estallar las células vegetales; la planta se marchita y muere en pocos días.
- Ventaja: sin productos químicos, sin residuos en el suelo.
- Limitación: no mata las raíces profundas; se necesitan pasadas regulares.
El acolchado grueso y las plantas cubresuelos
- Acolchado grueso: instalar de 5 a 10 cm de acolchado (virutas de madera, hojas, césped seco, paja) para bloquear completamente la luz y limitar la germinación de malas hierbas.
- Plantas cubresuelos: cultivar plantas tapizantes como el trébol enano, la Consuelda media, o la vinca, que ahogan las adventicias mientras embellecen el suelo.
- Ventaja: suelo nutrido, protegido de la erosión y visualmente mucho más agradable que una superficie desnuda.

La vinca, la Consuelda media y el trébol son cubresuelos eficaces
Pensar a largo plazo: cambiar nuestra relación con las «malas hierbas»
¿Es realmente necesario tener caminos sin un solo brote de hierba? ¿O un huerto ultra-limpio todo el tiempo? Un poco de «salvaje» en un jardín aporta néctar para los polinizadores, refugio para la microfauna, y limita la erosión del suelo.
Da un primer paso definiendo zonas libres donde se toleren las plantas espontáneas.
Soluciones preventivas
- Escardar con frecuencia: un simple pase rápido de una azada pequeña sobre los brotes jóvenes basta para prevenir la instalación de hierbas no deseadas.
- Planificar la densidad de plantación: un suelo bien cubierto por los cultivos deja menos espacio para las adventicias.
- Gestionar los bordillos: las zonas de transición (setos, vallas) suelen ser las primeras infestadas. Mantenerlas limpias o bien acolchadas frena la invasión hacia el resto del jardín.
La mejor lucha contra las plantas no deseadas es preventiva y ecológica. Cuanto menos agredamos el suelo, menos vulnerable será a invasiones masivas de adventicias.
Cultivar un jardín vivo es a veces aceptar un poco de imprevisto, pero también es fomentar un espacio más resiliente, más bello… y más relajante.

Empieza por dejar una zona libre y más salvaje en tu jardín
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