Agave x winteriana

El Agave x winteriana es un híbrido entre dos especies botánicas y una planta muy ornamental, tanto gráfica como colorida. Sus largas hojas de un hermoso azul están dispuestas en una roseta de gran tamaño, alcanzando los dos metros de diámetro. Afiladas en su extremo, están provistas de pequeñas espinas en su contorno. La planta rechaza fácilmente produciendo pequeñas rosetas que le permiten extenderse poco a poco. La floración de la roseta madura es impresionante, se eleva varios metros. Bien situada en los jardines secos del sur a pleno sol, teme las heladas por debajo de -6 a -8°C.

Antiguamente género destacado de la familia de las Agaváceas a la que daba nombre, el Agave está hoy reclasificado dentro de las Asparagáceas, familia de los Espárragos blancos comestibles y ornamentales, y de muchos otros géneros que embellecen los jardines. Existen varios cientos de especies de Agaves, ya sean enanas o gigantes, la mayoría formando una roseta colocada directamente sobre el suelo, pero a veces también sostenida por un tronco generalmente corto, aunque alcanza los 3 m en el Agave decipiens.
El Agave x winteriana es un híbrido resultante del cruce entre el A. americana y el A. franzosinii. Originario de México, el Agave americana está muy extendido en los jardines mediterráneos, donde se registra desde 1520. Se reconoce fácilmente por su gran tamaño, formando una roseta de 2,5 a 3 m de diámetro en estado adulto. Esta especie monocárpica solo florece una vez en su vida. La roseta muere después de este intenso esfuerzo, pero se renueva gracias a su producción de rosetas axilares durante toda su vida, lo que le da su capacidad invasiva.
El Agave franzosinii a veces se considera un híbrido del anterior, especialmente porque es desconocido en el medio natural. Sin embargo, se distingue por su color aún más azul y sus dimensiones excepcionales, con una envergadura de 3,50 a 4 m. Su silueta también es diferente, ya que sus hojas no son rígidas, sino curvadas hacia abajo, provistas de una espina terminal de un rojo intenso que contrasta agradablemente. Esta especie rechaza tanto como el A. americana, pero es mucho menos frecuente en la Costa mediterránea.

El Agave x winteriana presenta un hermoso diseño, con un porte intermedio entre sus dos progenitores. Sus hojas son más flexibles en apariencia que las del A. americana, grácilmente curvadas en una S poco pronunciada. De color azulado con una intensidad a medio camino entre los dos progenitores, terminan en una punta rojiza grisácea bastante corta y están finamente dentadas en todo su perímetro. Sus dimensiones son menores, ya que alcanza en la madurez aproximadamente 1,50 m de altura por 2 m de envergadura, lo que la convierte en una variedad de gran tamaño dentro del grupo de los Agaves. Rechaza un poco menos que sus progenitores, produciendo no obstante rosetas secundarias de manera regular. La planta acaba formando una pequeña colonia si no se eliminan parcialmente. Por lo tanto, es necesario prever suficiente espacio para este maguey. Después de unos quince años, la roseta principal produce un bohordo floral que surge del centro hasta alcanzar 5 a 7 m de altura. Ramificado, lleva grupos de decenas de flores amarillo pálido, de 7 a 10 cm de largo, erguidas verticalmente. La floración, que dura todo el verano, atrae todas las miradas en el jardín y finalmente agota todas las reservas de la roseta, que muere después, pero se perpetúa a través de sus rosetas laterales.

Un poco menos resistente que sus progenitores, el Agave x winteriana resiste heladas del orden de -6 a -8°C, lo que permite plantarlo sin problemas en el sur y en las zonas más suaves y secas de la costa atlántica. La humedad es su enemiga. En cualquier otro lugar, será necesario cultivarlo en una maceta muy grande que será difícil de mover para resguardarlo del frío en invierno. Será preferible optar por una especie de menor desarrollo, como el magnífico Maguey (Agave isthmensis) de follaje azulado cuyas dimensiones no superan los 60 cm en la madurez. En el sur, tu Agave x winteriana formará la estructura de un macizo seco, en el que podrás plantar Cactus raqueta (Opuntia), por ejemplo. Instala a sus pies un tapiz de Delosperma, alfombras rosas viváceas con flores estrelladas cuya gama de colores se amplía constantemente con nuevos cultivares y que no tienen igual para iluminar un macizo.