
Alcachofera de interior: cultivo y cuidados
Contenido
El Asparagus en pocas palabras
- El Asparagus de interior es una planta elegante con follaje fino y aéreo, ideal para iluminar un espacio interior.
- Fácil de cuidar, le gusta la luz indirecta, un sustrato drenante y riegos moderados.
- El Asparagus plumosus es erguido, incluso trepador, mientras que el Asparagus sprengeri tiene un porte colgante, perfecto en suspensión.
- Esta planta se multiplica fácilmente por división de raíces en primavera.
- El Asparagus se adapta a todos los estilos y aporta un toque de frescura vegetal.
La palabra de nuestro experto
Con su follaje fino y vaporoso, el Espárrago blanco de interior es una planta ornamental tan elegante como resistente. Perteneciente a la familia de las asparagáceas (¡sí, sí, como los espárragos de nuestros huertos!), a menudo se confunde con un helecho debido a sus cladodios (ramas capaces de realizar la fotosíntesis) ligeros y aéreos. Entre las variedades más populares, el Asparagus plumosus cautiva por su porte trepador y delicado, mientras que el Asparagus sprengeri destaca por sus largos tallos colgantes, ideales para suspensión.
Fácil de cultivar, el Espárrago blanco aprecia un sustrato ligero y bien drenante, así como una ubicación luminosa sin sol directo. Su mantenimiento se reduce a riegos moderados, un aporte de fertilizante en primavera y verano, y una poda ocasional de los tallos secos para favorecer un crecimiento armonioso. Bastante robusto, puede ser susceptible a ataques de arañas rojas o cochinillas en caso de aire demasiado seco. Para evitarlo, se recomienda un nivel de humedad suficiente y vaporizaciones regulares sobre el follaje.
La propagación del Espárrago blanco se realiza principalmente por división de las matas, un método rápido y eficaz durante el trasplante en primavera. Con el tiempo, esta planta puede volverse voluminosa y requerir un cambio de maceta cada uno o dos años. Su sistema radicular tuberoso le permite tolerar periodos cortos de sequía, lo que la convierte en una excelente planta para jardineros principiantes.
En cuanto a decoración, el Espárrago blanco se presta a numerosas puestas en escena: en suspensión para un efecto cascada, en terrario abierto para un ambiente selvático o en una maceta de cerámica o terracota para un estilo bohemio o minimalista. Sea cual sea su presentación, aporta una frescura vegetal inigualable y se integra tanto en interiores modernos como más naturales. A la vez gráfico y aéreo, sigue siendo un imprescindible para quienes buscan una planta elegante, fácil de cuidar y llena de carácter.

Asparagus plumosus
Botánica y descripción
Documento de identidad
- Nombre latino Asparagus sp.
- Familia Asparagáceas
- Nombre común Espárrago, Helecho-espárrago
- Floración junio a agosto
- Altura 1 m
- Exposición luminoso, sin sol directo
- Tipo de suelo fresco, rico y bien drenado.
- Rusticidad 5°C máximo
El Asparagus de interior pertenece a la familia botánica de las Asparagáceas, un grupo de plantas herbáceas y trepadoras que también incluye especies alimentarias como el espárrago blanco (Asparagus officinalis). Su nombre de género, Asparagus, proviene del griego antiguo «asparagos», que significa retoño joven, en referencia a los tallos finos y ramificados característicos de estas plantas.

Ilustraciones de Asparagus (hacia 1920)
En español, el Asparagus a menudo se llama espárrago de interior, espárrago ornamental o incluso helecho de espárrago, aunque no sea un verdadero helecho. En su medio natural, se encuentra principalmente en Sudáfrica y Asia, donde crece como plantas trepadoras o arbustivas en bosques luminosos y húmedos. Su follaje fino y vaporoso le permite captar eficientemente la luz filtrada por el dosel arbóreo.
Si se ha convertido en una planta de interior tan popular, es principalmente por su follaje ligero y elegante, que recuerda la finura de los helechos, así como por su robustez. Se adapta bien a las condiciones domésticas, soporta olvidos de riego y se acomoda a una luz media, lo que lo convierte en una elección ideal para los amantes de la vegetación, incluso principiantes.
Entre las especies más comúnmente cultivadas, Asparagus plumosus es sin duda el más apreciado por su follaje finamente disecado, casi plumoso, que aporta un toque etéreo a cualquier interior. Por su parte, Asparagus sprengeri, a veces llamado «espárrago de floristería», se utiliza más en suspensión por su porte colgante y su crecimiento rápido. Otras especies como Asparagus densiflorus y Asparagus setaceus también son populares, cada una ofreciendo una variación única de este follaje ligero y grácil.

La floración muy discreta en el Asparagus setaceus
Asparagus plumosus
El Asparagus plumosus adopta una silueta grácilmente erguida cuando es joven, pero con el tiempo desarrolla tallos volubles y trepadores, capaces de adherirse a un soporte si se les ofrece uno. Sus tallos, finos y flexibles, se extienden en un entramado aéreo, dando a la planta un aspecto etéreo.
En la base, un sistema radicular carnoso y fibroso se desarrolla en forma de tubérculos, que le permiten almacenar agua y resistir periodos cortos de sequía. A diferencia de los árboles o arbustos, no posee un verdadero tronco; sus tallos nacen directamente del tocón y se ramifican abundantemente.
El follaje del Asparagus plumosus está compuesto en realidad por cladodios, falsas hojas en forma de agujas ultrafinas que se despliegan por miles, formando un conjunto vaporoso y ligero. Esta apariencia casi plumosa le ha valido su nombre. En primavera o verano, puede producir diminutas flores blancas o verdosas, muy discretas pero perfumadas, que a veces dan lugar a pequeñas bayas esféricas, verdes y luego negras al madurar.

Asparagus plumosus (© Forest and Kim Starr)
Asparagus sprengeri
El Asparagus sprengeri, por su parte, muestra un porte más arqueado y colgante. En lugar de trepar, se desarrolla en matas flexibles que caen en cascadas elegantes, lo que lo convierte en una planta perfecta para cultivo en suspensión o en bordillos de huerto. Sus tallos son más gruesos y rígidos que los del plumosus, aunque conservan cierta flexibilidad.
Nuevamente, las raíces carnosas permiten a la planta sobrevivir a condiciones de cultivo irregulares.
Su follaje, aunque similar al del plumosus, es un poco más grueso, con cladodios ligeramente más espaciados y un tono verde vivo más marcado. Cuando florece, produce pequeñas flores blanquecinas, a menudo seguidas de bayas rojo vivo, que añaden un toque ornamental adicional.

A la izquierda, Asparagus sprengeri (©Forest and Kim Starr). Arriba a la derecha, Asparagus setaceus y abajo a la derecha Asparagus densiflorus Myersii
¿Cuándo y cómo plantar un Asparagus de interior en macetas?
El Asparagus de interior se planta preferiblemente en primavera, período ideal para permitirle adaptarse a su nuevo entorno y aprovechar un reinicio activo del crecimiento. No obstante, puede instalarse en otros momentos del año, siempre que se eviten períodos de frío intenso o calor excesivo.
El sustrato ideal
Un Asparagus prospera en un sustrato ligero, drenante y ligeramente húmedo. Una mezcla compuesta de sustrato para plantas verdes, arena o perlita para el drenaje y un poco de compost o turba para mantener una buena retención de agua es perfecta. El objetivo es evitar un suelo demasiado compacto, que podría asfixiar sus raíces tuberosas.
¿Dónde instalarlo?
El Asparagus disfruta de una luz suave e indirecta, por lo que aprecia una ubicación luminosa, pero sin sol directo, que podría quemar su follaje delicado. Una exposición este u oeste es ideal, aunque tolera la media sombra. Soporta un interior calefaccionado, pero prefiere una temperatura entre 15 y 25°C, con una humedad ambiental moderada a alta. En un aire demasiado seco, sus cladodios se amarillean y caen con mayor facilidad. Para evitarlo, una vaporización regular de agua no calcárea o el uso de un humidificador pueden ser beneficiosos.
¿Qué maceta elegir?
El Asparagus desarrolla un sistema radicular potente y tuberoso, que puede llenar rápidamente su maceta. Por ello, es importante elegir una maceta ancha y profunda, de al menos 20 a 25 cm de diámetro para una planta joven, y optar por un material transpirable como la arcilla, que favorece la evaporación del exceso de humedad. Una maceta de plástico también es adecuada, pero retendrá más agua, lo que requiere ajustar bien los riegos. Asegúrate siempre de que tenga agujeros de drenaje para evitar el agua estancada.
Pasos para plantar un Asparagus en maceta
- Preparar la maceta: coloca una capa de bolas de arcilla o grava en el fondo para mejorar el drenaje.
- Rellenar con el sustrato: mezcla tu sustrato con arena o perlita, luego vierte una parte en la maceta.
- Instalar la planta: saca con cuidado el Asparagus de su maceta original. Si las raíces están demasiado densas, desenrédalas ligeramente con los dedos.
- Colocar y apisonar: posiciona la planta en el centro y añade sustrato alrededor hasta cubrir las raíces. Presiona ligeramente para estabilizar sin apisonar demasiado.
- Regar moderadamente: riega generosamente justo después de la plantación, luego deja secar ligeramente la superficie del sustrato antes del próximo riego.
El trasplante del Asparagus
El Asparagus, al ser una planta de crecimiento rápido, requiere un trasplante cada 1 a 2 años, generalmente en primavera. Se detecta la necesidad de trasplante cuando las raíces salen por los agujeros de drenaje o cuando el crecimiento parece ralentizarse a pesar de buenas condiciones de cultivo. Durante el trasplante, procede como en la plantación, eligiendo una maceta ligeramente más grande (2-3 cm más de diámetro) y renovando parte del sustrato para aportar nutrientes frescos.
Nota bene: si la planta se vuelve demasiado voluminosa, también es una oportunidad para dividir el tocón cortando con cuidado secciones de raíces tuberosas, cada una con algunos tallos, para crear varias plantas.
Cultivo y cuidado del espárrago
El Asparagus de interior es una planta robusta y fácil de cuidar, pero algunos cuidados regulares le permitirán mantener su hermoso follaje vaporoso y su vitalidad.
Riego: encontrar el equilibrio adecuado
El Asparagus aprecia un sustrato ligeramente húmedo, pero nunca encharcado. Su sistema radicular tuberoso le permite almacenar agua, lo que lo hace tolerante a los olvidos de riego.
- En primavera y verano, durante el periodo de crecimiento activo, riega aproximadamente una o dos veces por semana, dejando secar la superficie del sustrato entre riegos.
- En otoño e invierno, reduce la frecuencia a una vez cada 10 a 15 días, ya que la planta entra en reposo y consume menos agua.
El agua de riego debe ser no calcárea y a temperatura ambiente, idealmente agua de lluvia o filtrada. Evita absolutamente el agua estancada en el platillo para maceta, que favorece el pudrimiento de las raíces.
Fertilización: un impulso para el crecimiento
Un aporte de nutrientes permite al Asparagus mantener un follaje denso y bien verde.
- De marzo a septiembre, añade un abono líquido para plantas verdes cada 2 a 3 semanas.
- En invierno, la fertilización puede suspenderse o reducirse a una vez al mes si la planta sigue creciendo ligeramente.
Si tu Asparagus se vuelve amarillo a pesar de un buen riego, puede deberse a una falta de nutrientes. En este caso, una fertilización más regular o un trasplante con sustrato fresco pueden devolverle vigor.
Poda: ¿es necesario intervenir?
El Asparagus no requiere una poda estricta, pero un pequeño mantenimiento lo mantendrá armonioso.
- Corta los tallos secos o amarillentos desde la base para fomentar la aparición de nuevos brotes.
- Para limitar su desarrollo o darle una forma más compacta, es posible podar severamente algunos tallos en primavera. La planta tolera bien la poda y rebrotará rápidamente.
- Para las variedades trepadoras como Asparagus plumosus, se pueden guiar los tallos sobre un tutor o acortarlos si se vuelven demasiado invasivos.
Precauciones y puntos de atención
- Cuidado con el aire demasiado seco: el Asparagus no tolera bien un ambiente demasiado seco, especialmente en invierno con la calefacción. Una vaporización regular o un humidificador le ayudarán a mantener un follaje abundante.
- Evita el sol directo: una exposición demasiado intensa puede provocar quemaduras en los cladodios.
- Cuidado con las corrientes de aire frío: no le gustan las temperaturas por debajo de los 10°C.
- Manipúlalo con precaución: algunas variedades, como Asparagus sprengeri, tienen pequeñas espinas en sus tallos, que pueden irritar la piel.
→ También te puede interesar: Asparagus de interior: cómo cuidarlo estación por estación

Asparagus setaceus
**Parásitos y enfermedades posibles en el Asparagus de interior**
El Asparagus es una planta robusta y relativamente resistente, pero aún así puede ser víctima de algunos parásitos y enfermedades, especialmente en interiores donde el aire seco y la falta de circulación favorecen ciertos problemas.
Los parásitos más comunes
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Las arañas rojas: estos pequeños ácaros aparecen principalmente cuando el aire es demasiado seco. Provocan un amarilleamiento del follaje y la formación de finas telas bajo los tallos. Para evitarlos, es esencial aumentar la humedad ambiental pulverizando agua sobre el follaje o colocando un recipiente con agua cerca. En caso de infestación, limpiar las hojas con un paño húmedo y una pulverización de agua jabonosa puede ser efectivo.
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Las cochinillas algodonosas: forman pequeños grupos algodonosos en la base de los tallos o bajo los cladodios. Estos parásitos chupan la savia y debilitan la planta. Para eliminarlos, usa un bastoncillo de algodón empapado en alcohol al 70% o aplica un tratamiento natural a base de jabón negro diluido en agua.
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Los pulgones: menos frecuentes, a veces se instalan en los nuevos brotes. Pueden eliminarse con un chorro de agua fuerte o una mezcla de agua y jabón negro.
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Los trips: estos insectos diminutos dejan manchas alquemilas en las hojas y debilitan la planta. Una simple pulverización diaria de agua no calcárea puede ayudar a eliminarlos.
Las enfermedades posibles
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Podredumbre de las raíces: es el problema más frecuente, generalmente causado por un exceso de riego o un mal drenaje del sustrato. Las raíces tuberosas se pudren y la planta se marchita rápidamente. Para evitarlo, riega con moderación y asegúrate de que la maceta tenga agujeros de drenaje. Si las raíces están afectadas, hay que trasplantar el Asparagus a un sustrato seco después de cortar las partes podridas.
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Manchas foliares y amarilleamiento: pueden aparecer manchas marrones o amarillas si la planta está expuesta a un sol demasiado directo, si el aire es demasiado seco, o si sufre de falta de nutrientes. Una fertilización equilibrada y una buena gestión de la humedad ambiental ayudan a limitar este problema.
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Moho y hongos: un exceso de humedad y falta de circulación de aire pueden favorecer la aparición de moho en el sustrato o los tallos. Si esto ocurre, reduce los riegos y ventila la habitación para mejorar el ambiente de la planta.
Prevención y buenas prácticas
- Ventila la habitación regularmente para evitar enfermedades relacionadas con la humedad estancada.
- Revisa el follaje y la base de los tallos de vez en cuando para detectar parásitos desde su aparición.
- Evita regar en exceso y usa un sustrato bien drenante para prevenir la podredumbre de las raíces.
- Limpia el follaje con un paño húmedo de vez en cuando para eliminar el polvo y reducir los ataques de parásitos.
¿Cómo multiplicar el Asparagus?
El Asparagus puede multiplicarse de dos maneras principales: por división de las raíces tuberosas y por siembra. La división es el método más sencillo y rápido, mientras que la siembra requiere más alegría de la casa.
La división de las matas (el método más fácil y rápido)
La división es la técnica ideal para multiplicar un Asparagus mientras se renueva una planta que se ha vuelto demasiado densa en su maceta. Se realiza en primavera, durante el trasplante, cuando la planta retoma su crecimiento.
Pasos a seguir:
- Sacar la planta de la maceta: desmaceta con cuidado el Asparagus golpeando ligeramente los lados de la maceta para liberar las raíces sin dañarlas.
- Separar las matas: con las manos o un cuchillo bien afilado, divide el cepellón en varias secciones. Cada sección debe contener raíces tuberosas y varios tallos saludables.
- Trasplantar cada porción: coloca cada división en una nueva maceta con un sustrato fresco, ligero y bien drenante.
- Regar ligeramente: un riego moderado permitirá que la planta se establezca bien sin riesgo de pudrición de las raíces.
Las nuevas plantas retomarán rápidamente su crecimiento y formarán un hermoso follaje en pocas semanas.
La siembra (método largo y delicado)
La multiplicación por siembra es posible si el Asparagus ha producido bayas rojas o negras, que contienen semillas. Este método requiere más tiempo, ya que las semillas tardan varias semanas en germinar y la planta puede tardar varios meses, incluso años, en alcanzar un buen tamaño.
¿Cómo sembrar un Asparagus?
- Recoger las semillas: una vez que las bayas estén maduras (rojas o negras), recupera las semillas limpiándolas cuidadosamente bajo agua.
- Remojar las semillas: déjalas en remojo 24 horas en agua tibia para ablandar su cubierta y facilitar la germinación.
- Preparar el sustrato: utiliza una mezcla de tierra ligera y arenosa para garantizar un buen drenaje.
- Sembrar en superficie: coloca las semillas en la superficie del sustrato y cúbrelas con una fina capa de tierra.
- Mantener la humedad y el calor: riega ligeramente y coloca la maceta en un lugar cálido (20-25°C) y luminoso, sin sol directo. Cubrir la maceta con plástico o un mini invernadero ayuda a mantener la humedad.
- ¡Alegría de la casa! La germinación puede tardar de 3 a 6 semanas, a veces más. Una vez que las plántulas estén bien desarrolladas, podrán trasplantarse individualmente.
El Espárrago de interior: ¿dónde y cómo resaltarlo?
Con su follaje vaporoso y aéreo, el Espárrago blanco se adapta a numerosos estilos de interior, aportando un toque de naturaleza elegante y ligera. Es especialmente adecuado para ambientes bohemios, escandinavos, tropicales y vintage, pero también puede integrarse en decoraciones más modernas gracias a su lado gráfico.
¿Dónde colocarlo para una hermosa puesta en escena?
- En altura o en suspensión: las variedades colgantes como el Asparagus sprengeri son magníficas en cestas colgantes o sobre estanterías murales, desde donde su follaje puede caer libremente.
- Sobre un mueble o un alféizar luminoso: el Asparagus plumosus, con sus tallos elegantemente arqueados, encontrará su lugar sobre una consola, una cómoda o una biblioteca, aportando un toque de verdor sin sobrecargar el espacio.
- En terrario abierto: su aspecto fino y ligero lo convierte en un excelente candidato para un terrario abierto, donde puede convivir con otras plantas tropicales como los fittonias y los musgos.

Asparagus setaceus, Asparagus sprengeri y kokedama de Asparagus plumosus (© Gergerly Hideg)
¿Qué maceta elegir para realzarlo?
- Una maceta de terracota sin esmaltar: perfecta para un estilo bohemio, rústico o mediterráneo. También tiene la ventaja de favorecer un buen drenaje.
- Una maceta de cerámica en tonos neutros (blanco, beige, gris claro): ideal para un interior escandinavo o minimalista, destacando la textura delicada de su follaje.
- Un cubremaceta de mimbre o ratán: perfecto para un ambiente natural y acogedor.
- Una maceta colgante de macramé: acentúa el lado aéreo del Espárrago blanco, especialmente para las variedades colgantes.
- Un terrario de vidrio: para un look más contemporáneo o de jungla urbana, el Asparagus plumosus puede cultivarse en un gran terrario abierto, donde su follaje fino creará un efecto mágico.
Por ver también
→ Descubre nuestra amplia gama de plantas de interior.
→ Existen numerosos libros sobre plantas de interior, pero te recomendamos LA biblia sobre el tema: La Enciclopedia de las plantas de interior de Solène Moutardier, publicada por Ulmer.
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