Euphorbia tirucalli

Euphorbia tirucalli, la Planta lápiz, es una suculenta arbustiva de porte esbelto, reconocible por sus tallos cilíndricos verdes de un grosor comparable al de un lápiz, desprovistos de hojas. Su silueta insólita y sus tonos que varían del verde vivo al rojo anaranjado bajo el efecto de un sol intenso la convierten en una planta de interior muy popular. No es difícil de cuidar, se adapta a interiores muy luminosos. Se aprecia su estilo a la vez exótico y moderno.

La Euphorbia tirucalli pertenece a la familia de las Euforbiáceas. Esta especie es originaria de África (del este y del sur) y luego se extendió a la India. En la naturaleza, la planta lápiz crece en regiones áridas y semiáridas. Se desarrolla en forma de un arbusto ramificado, alcanzando varios metros en su hábitat natural, pero se mantendrá más compacta cuando se cultiva en maceta en el interior. Su principal atractivo reside en sus tallos finos y cilíndricos, de un verde vivo, que pueden colorearse de naranja o rojo bajo una fuerte exposición al sol. Sus hojas, diminutas y efímeras, caen rápidamente después de su aparición. Como todas las euforbias, segrega una savia blanca, tóxica e irritante de la que deberás protegerte durante la poda o manipulación. Su floración discreta, rara en interiores, toma la forma de pequeñas inflorescencias amarillas que nacen en los extremos de los tallos.

La planta lápiz requiere una exposición a la luz, preferiblemente en pleno sol o luz intensa para mantener un porte denso y colorearse. Se adapta a temperaturas entre 18 y 30 °C, pero no tolera las heladas y debe mantenerse por encima de 10 °C en invierno. Su sustrato de cultivo debe ser muy drenante, compuesto de una mezcla de tierra para cactus, arena gruesa y perlita para evitar el exceso de humedad. El riego debe ser espaciado, dejando que el sustrato se seque completamente entre dos aportes de agua. En invierno, se recomienda reducir drásticamente el riego para evitar riesgos de pudrición, pero en verano, no dejes que el sustrato se seque por completo.

Con su estilo minimalista, la Euphorbia tirucalli es ideal para personalizar un salón luminoso, una veranda o una oficina. Se siente a gusto en una maceta de barro cocido. Su apariencia depurada combina con plantas de formas diferentes, como el Aloe vera o el Agave attenuata, o con suculentas colgantes como el Senecio rowleyanus. También puede destacarse sola, en una maceta de diseño que acentuará su lado gráfico y aéreo.