
Los guindos enanos, perfectos para balcones, terrazas y pequeños espacios
Variedades compactas, adaptadas al cultivo en pequeños espacios o en macetas.
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Los guindos forman parte de esos frutales muy apreciados, resistentes y fáciles de cultivar. Pero ¿sabías que no es necesario disponer de un gran jardín para poder hacerlos crecer? Basta con optar por las variedades enanas, menos voluminosas, pero que igualmente te obsequiarán con hermosas guindas. Así podrás cultivarlos en pequeños jardines o en macetas en la terraza, el balcón o en un patio interior. Veamos cuáles son sus ventajas, qué variedades elegir y cómo cultivarlos correctamente.
El interés de los guindales en el jardín
Las guindas son frutales bastante fáciles de cuidar. Son resistentes hasta -20°C, lo que permite cultivarlas en todas las regiones de Francia. Tolerantes en cuanto al tipo de suelo, crecerán igualmente bien en suelos ácidos que calcáreos, pero requerirán que sean ligeros y bien drenados (el agua puede fluir sin estancarse). Las guindas no soportan los suelos pesados y asfixiantes. Requieren poco mantenimiento y son bastante resistentes a enfermedades. Por lo tanto, es un frutal interesante para jardineros principiantes.
Pero las guindas tienen sobre todo varios puntos fuertes. En primer lugar, nos regalan una hermosa floración de un blanco inmaculado en primavera, desde finales de marzo hasta el mes de mayo. Sobre todo, nos ofrecen a principios del verano frutos rojos deliciosos, jugosos y dulces: las cerezas. Según las variedades, distinguimos:
- las bigarreaux (Prunus avium), las más comunes en nuestros jardines como la Burlat, Napoléon o Cœur de Pigeon;
- las guindas (Prunus cerasus).
Las variedades enanas tienen la ventaja de ser mucho menos voluminosas que sus hermanas mayores: no superan los 2 a 3 metros de altura, frente a casi 10 metros para las demás. Por lo tanto, son candidatas perfectas para espacios reducidos, donde el espacio es limitado, pero también para cultivo en contenedores si no dispones de terreno abierto.
Estas guindas también requieren menos mantenimiento de poda, aunque necesitarán riegos más regulares si se colocan en macetas. Los cuidados eventuales en caso de enfermedades o parásitos son menos engorrosos de aplicar y pueden protegerse fácilmente de las heladas tardías o del apetito de los pájaros.
Si vives de alquiler, optar por una guinda enana para cultivar en maceta te permitirá trasladarla más fácilmente.
Pero esto no les impide ser muy productivas y proporcionar frutos de buen tamaño, casi tan grandes como las variedades clásicas. Estas guindas suelen tener una fructificación rápida (aproximadamente 2 a 3 años), es decir, no es necesario esperar muchos años antes de poder disfrutarlas.
Por último, las guindas enanas suelen ser autopolinizantes: esto significa que no necesitan que otra variedad se plante cerca para asegurar la polinización y, por tanto, la fructificación. Un ahorro de espacio adicional para jardines, terrazas o balcones, donde el espacio puede ser escaso. Combinando estas variedades con otros frutales enanos (higuera, manzano, peral, albaricoquero…), incluso podrás disfrutar de un verdadero mini-huerto.

La ventaja de tener un cerezo enano es que se puede instalar en cualquier lugar!
¿Cómo elegir tu guinda enana?
Existen diferentes variedades de guindas enanas. En primer lugar, podrás elegirlas según el tipo de fruta que producen. Para obtener guindas, frutos más ácidos, a menudo utilizados en tartas, mermeladas, repostería o salsas para acompañar platos salados, opta por variedades como la ‘Griotte de Montmorency’, la ‘Carmine Jewel’ con sus frutos rojo oscuro o la guinda enana ‘Griotella’ de Georges Delbard. Para cerezas dulces, elige entre ‘Piemont’ o ‘Garden Bing’.
También considera las diferentes siluetas: ‘Griotte de Montmorency’ y ‘Griotella’ tienen, por ejemplo, un porte llorón, que facilita la recolección y aporta mucho encanto a los pequeños espacios. Por su parte, la guinda enana ‘Sylvia’ ofrece un porte columnar que ocupa aún menos espacio, ideal para áreas reducidas. De hecho, solo mide 50 cm de ancho por 1,50 metros de altura.
Para un cuajado muy rápido, en solo 1 a 2 años, elige la guinda enana ‘Cherry Boop’. No supera los 2 metros de altura por 1 metro de envergadura, pero es capaz de producir en promedio 15 kilos de guindas al año después de 4 a 5 años de cultivo.
Por último, elige según tu clima. Si vives en una región con heladas tardías frecuentes, es preferible seleccionar guindas enanas que no florezcan demasiado pronto, bajo el riesgo de perder toda la producción de fruta del año. Entre las variedades de floración tardía, destacan la guinda enana ‘Stella’, que muestra sus flores hacia la segunda quincena de abril, o la ‘Fruit Me Cherry Me Burlat’.

Guinda enana ‘Garden Bing’
¿Cómo cultivar correctamente los guindales enanos?
Ya sea en terreno abierto o en macetas, las guindas enanas requerirán una exposición soleada (o semisombreada en las regiones más cálidas del sur de Francia), protegidas de los vientos fríos.
Elección del tipo de cultivo
Generalmente tendrás la opción entre 3 tipos de cultivo para tus guindas enanas:
- en contenedor (disponibles todo el año, pero más caras);
- en cepellón (más difíciles de encontrar y bastante costosas, pero con mejor adaptación);
- raíces desnudas (buena adaptación, más económicas, pero no disponibles todo el año).
Las guindas enanas en contenedor podrán plantarse casi en cualquier época, excepto en períodos de heladas o calor extremo. Antes de la plantación, sumerge el cepellón en un balde de agua durante unos 20 minutos para rehidratarlo. Si las raíces están muy enredadas, desenrédalas cuidadosamente con los dedos.
Las guindas enanas en cepellón también podrán plantarse casi en cualquier época, excepto en temperaturas extremas. Se venden listas para plantar. La tierra que protege las raíces está envuelta en una especie de filamento biodegradable, que se dejará al momento de la plantación.
Las guindas enanas con raíces desnudas se plantarán durante su período de letargo, entre finales de otoño y finales de invierno. Para facilitar su adaptación, las raíces deberán ser embadurnadas con una mezcla protectora. Puedes comprar pralin ya preparado o hacerlo tú mismo. Para más información, consulta nuestro artículo: Embadurnar las raíces de árboles y arbustos.
Plantación en terreno abierto
Los frutales enanos se plantan igual que los frutales tradicionales y tendrán prácticamente las mismas necesidades. Si deseas plantar varios en un jardín pequeño, podrás dejar distancias más cortas entre cada uno. 1,50 metros suele ser suficiente para asegurar el buen desarrollo de las guindas enanas.
- Prepara la tierra para que quede suelta. Elimina malas hierbas, piedras grandes y terrones. Si es necesario, añade elementos de drenaje (bolas de arcilla, grava, pozzolana…).
- Cava un hoyo de plantación aproximadamente 1,5 veces más grande que el cepellón.
- Planta la guinda enana asegurándote de no enterrar el punto de injerto (zona de unión entre las raíces y las partes aéreas, normalmente algo abultada).
- Completa con sustrato universal de buena calidad o sustrato para frutales, rico en potasio.
- Riega abundantemente.
- Añade un acolchado orgánico al pie del frutal (hojas secas, paja, heno, virutas…), para limitar el crecimiento de malas hierbas y conservar mejor la humedad del suelo.
Plantación en maceta
Las guindas enanas son ideales para cultivo en maceta. Para ello, elige un contenedor de unos 40 a 50 cm de diámetro. En cuanto al material, el plástico es económico y ligero, pero tiende a sobrecalentarse. Prefiere la terracota, que permite una mejor aireación del sustrato. También puedes optar por bolsas de cultivo, ideales para espacios pequeños, o por macetones de naranjos, aunque más costosos. Elige siempre un contenedor con agujeros en la base, para que el exceso de agua pueda drenar sin estancarse en las raíces.
- Coloca una capa de drenaje de unos 3 a 5 cm en el fondo de la maceta.
- Llena la maceta con sustrato, o bien con una mezcla de sustrato, tierra de jardín no muy pesada y un puñado de compost bien descompuesto.
- Planta la guinda enana sin enterrar el punto de injerto.
- Riega abundantemente.
- Añade un acolchado orgánico al pie del frutal.
Mantenimiento
Durante todo el período de vegetación, desde primavera hasta verano, riega regularmente tu guinda enana cuando el sustrato esté seco en la superficie. En maceta, los riegos deberán ser más frecuentes, ya que la tierra se seca más rápido. Si has colocado un platillo para maceta debajo del contenedor, vacíalo unos 20 min después de regar.
En maceta, también puedes aplicar en primavera un fertilizante para frutales, rico en potasio para favorecer la floración y la fructificación. Realiza también un reemplazo superficial anual (sustituye los primeros 2-3 cm de tierra por sustrato nuevo). En terreno abierto, puedes aplicar compost maduro, fertilizante o ceniza una vez al año.
Una vez al año, en otoño o a finales de invierno, puedes realizar una poda de aclareo para eliminar ramas dañadas, desequilibradas o que se cruzan. Durante la temporada, también puedes eliminar algunos frutos en formación si notas que las ramas están demasiado cargadas y podrían romperse.

El mantenimiento es más limitado en una guinda enana que en una guinda tradicional
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