
Madroño, Arbutus: plantación, poda y consejos de cuidado
Contenido
El Madroño en pocas palabras
- Florífera y fructifero, con frutos parecidos a fresas, es deslumbrante desde el otoño hasta el invierno
- Con su follaje perenne, su floración y sus frutos decorativos, se mantiene hermoso todo el año
- Luciría muy bien en un macizo, en un seto, e incluso en macetas
- De cultivo fácil en clima suave y en suelo bien drenante, es el rey de los jardines mediterráneos
- Rústico hasta -12 a -15°C, es bastante resistente al frío y muy resistente a la sequía
La palabra de nuestra experta
El Madroño, Arbutus o «Cornejo japonés» es un pequeño arbusto típico de las garrigas mediterráneas cultivado en el jardín por sus cualidades ornamentales destacables desde el otoño hasta principios del invierno: frutos redondeados decorativos y comestibles parecidos a fresas, amarillos y luego rojos a medida que maduran, que conviven con una larga floración en campanillas blancas o rosadas, una corteza escamosa y un hermoso follaje perenne brillante durante todo el invierno.
Ineludible y muy común en el sur de Francia, este arbusto meridional prospera en climas suaves libres de grandes fríos. Sin embargo, ¡el calentamiento global juega cada vez más a su favor en regiones más frías!
De desarrollo moderado, es perfecto para crear bonitos setos libres o como ejemplar aislado para componer escenas exóticas en jardines secos y sin mantenimiento, en pequeños jardines e incluso en terrazas soleadas.
Resistente hasta -12 a -15°C protegido de los vientos dominantes, frugal, resistente a enfermedades y a la sequía, el Cornejo japonés es fácil de cultivar en situaciones cálidas y soleadas o a media sombra. Se desarrolla bien en suelos más bien ácidos, no demasiado calcáreos pero sobre todo bien drenados. En zonas costeras, su follaje resiste los vientos salinos. Este arbusto poco exigente solo teme a las fuertes heladas.
En climas invernales demasiado rigurosos, es preferible cultivarlo en maceta. Algunas variedades enanas de Arbutus como Arbutus unedo ‘Compacta’, bien adaptadas al cultivo en maceta, permiten su uso en pequeños jardines o en terrazas y balcones de la mitad norte del país.
Si la corteza y las hojas del Madroño poseen propiedades antiinflamatorias y reumáticas y se utilizan contra la hipertensión, sus frutos de pulpa acidulada entran en la preparación de diversas recetas: mermeladas, licores, jaleas, miel…
Plantación, poda, cosecha, descubre nuestra gama de Madroños a todos los precios, las mejores variedades y todos nuestros consejos de cuidado para este original árbol frutal mediterráneo.
Botánica
Documento de identidad
- Nombre latino Arbutus
El Madroño, conocido también como «Árbol de las fresas», es un arbusto meridional que pertenece a la familia de las Ericáceas, la de los brezos y rododendros. Es originario principalmente de zonas rocosas de América del Norte, México y el sur de Europa y el Mediterráneo. En estado natural, crece en suelos bien drenados, generalmente ácidos e incluso pedregosos.
Es un arbusto común en los jardines de la mitad sur de Francia, desde la garriga hasta los matorrales corsos y las arenosas orillas del litoral landés y nantés donde crece junto a pinos marítimos, alcornoques o encinas en suelos ácidos formando verdaderas colonias, las «arbousas». De sus orígenes mediterráneos, ha conservado una gran resistencia a la sequía, con raíces que pueden alcanzar hasta 10 m de profundidad. También se encuentra en altitudes de hasta 600 m.
También destacan sus primos griegos Arbutus andrachne y Arbutus x andrachnoides, un híbrido entre unedo y andrachne, que alcanzan unos diez metros de altura. Sin olvidar al gigante americano Arbutus menziesii o Madroño de California que puede llegar a los 30 metros y cuyas hojas son mucho más grandes que las de sus primos europeos.
El Cornejo japonés es un arbusto típico de climas templados, que prefiere regiones con inviernos suaves y teme las fuertes heladas. Dicho esto, en situaciones protegidas de vientos fríos dominantes, resistirá temperaturas cercanas a -15°C por cortos periodos, sin que su follaje sufra. Algunos como Arbutus andrachne y Arbutus x andrachnoides son más resistentes y aguantan hasta -20°C. Se aclimatan a regiones más duras si se plantan al sol y resguardados de corrientes. Sigue siendo preferible cultivar el Madroño en macetas en regiones con inviernos muy fríos.
El Arbutus también se aclima perfectamente en zonas costeras. Originariamente, muy extendido en la cuenca mediterránea y el suroeste de Francia, este arbusto meridional acabó naturalizándose hasta Irlanda, prueba de su relativa rusticidad y, en su caso, del calentamiento global.
El Madroño es una especie pirófila; tras un incendio, recupera su territorio recolonizando rápidamente, ya que el fuego favorece la germinación de semillas en periodo de latencia.
El Madroño crece bastante lentamente y forma un arbusto de varios troncos retorcidos. Su porte es más o menos compacto según la especie. En nuestros jardines, el madroño mantiene un tamaño modesto, normalmente de 3 a 5 m de altura en edad adulta y casi igual de ancho.
Su lento crecimiento va parejo a una longevidad centenaria: en condiciones adecuadas, puede vivir varios siglos.
La mayoría tienen una bonita corteza escamosa marrón-rojiza que se exfolia en primavera en finas tiras como los plátanos, descubriendo la nueva corteza crema o verde. Las ramillas jóvenes erguidas y las ramas secundarias presentan un color rojizo.
El arbusto ofrece un hermoso follaje verde oscuro o medio que permanece persistente en pleno invierno. Las hojas ovaladas verde oscuro por el revés verde claro o glauco, son brillantes, simples, coriáceas, a veces dentadas en los bordes o enteras. Miden de 5 a 15 cm de largo.
Es sobre este frondoso y brillante follaje donde aparecen las panículas de flores blancas y los frutos.
El Arbutus unedo, el más cultivado en nuestros jardines, florece en otoño, en septiembre-octubre, al mismo tiempo que maduran las bayas. Otros madroños florecen en distintas épocas: Arbutus andrachne florece de marzo a mayo, Arbutus menziesii en mayo.
Las flores blanco-verdosas o blanco-crema o rosadas en el cultivar ‘Roselily’ en forma de campanillas blancas de 7 mm de diámetro que recuerdan al lirio de los valles o pequeñas cáscaras de huevo abiertas, se agrupan en panículas colgantes de 5 cm hasta 20 cm en Arbutus menziesi. Melíferas, atraen numerosos insectos libadores al jardín y ofrecen una floración abundante y prolongada en otoño e invierno, apareciendo en Arbutus unedo desde finales de agosto-principios de septiembre hasta enero.


Las flores del Árbol de las fresas varían según los cultivares, blancas en Arbutus-unedo-(LD-Miltos Gikas) o rosas como en A.unedo ‘Rubra’.
Florece durante mucho tiempo, produciendo sin cesar multitud de delicadas flores que destacan perfectamente sobre un follaje verde oscuro brillante y coriáceo.
Este arbusto decorativo tiene una fructificación muy interesante. Las flores conviven con los frutos o madroños del año anterior que finalmente maduran: ¡las drupas tardan un año en madurar! Un año después de la floración, dan paso a pequeños frutos redondos comestibles, de piel rugosa y erizada de pequeñas puntas, primero verdes, amarillos, luego rojo escarlata al madurar, a finales de octubre.
Parecidos a fresas, estas pequeñas bolas carnosas muy apreciadas por los pájaros que las devoran cuando escasea su alimento, miden de 2 a 3 cm de diámetro (hasta 12 mm en Arbutus andrachne y 1 cm en Arbutus menziesi). Estos frutos rojos muy decorativos persisten mucho tiempo en el arbusto durante el invierno.
En pleno invierno, el Árbol de las fresas mantiene su follaje y presenta simultáneamente las flores blancas o rosas del año y los magníficos frutos maduros bermellón de la temporada anterior.
La fructificación es más o menos lenta según especies y variedades: se necesitarán más de 5 años para ver fructificar al Arbutus unedo tras la siembra, otros como el Arbutus Unedo ‘Compacta’ son fructíferos desde los primeros años.
La pulpa, rica en vitamina C, blanca con numerosas semillitas negras, es harinosa, ácida y dulce. Aunque pueden comerse crudas con moderación, los madroños, que se recolectan bien maduros y ligeramente blandos, ganan consumiéndose cocidos en compotas, jaleas, mermeladas o fermentados para producir aguardiente o licor de madroño.
→ para leer sobre el tema: «El Madroño: un fruto comestible por descubrir


Poco sabrosa, la pulpa de los madroños resulta más bien insípida y agridulce: unedo significa que solo se come uno, ¡eso lo dice todo!
Fácil de cultivar, el Arbutus, mediterráneo por excelencia, no teme ni los veranos largos, calurosos y secos, que ayudan a madurar sus frutos, ni los suelos pobres y pedregosos. Es frugal y poco exigente si se planta en suelo ácido, ligero y bien drenado, incluso muy seco en verano. Se conforma con un suelo ordinario, incluso ligeramente calcáreo siempre que esté perfectamente drenado. Prefiere una situación soleada o de media sombra pero protegido de vientos secos y fríos al abrigo de un muro, sobre todo en zonas ventosas.
En cambio, tolera muy mal los suelos demasiado húmedos o calcáreos. Aunque es resistente y poco sensible a enfermedades, puede verse afectado por la «Septoriosis del madroño» que ataca sus hojas, sin que sea fatal.
El Madroño es un arbusto muy decorativo que revela su verdadero esplendor en otoño, cuando otras plantas entran en periodo de reposo. Es espléndido y crea escenas exóticas en climas templados en terrazas o jardines secos sin mantenimiento.
Con sus bayas rojas decorativas y su exuberante follaje siempre verde, es imprescindible en la costa mediterránea o climas atlánticos templados a cálidos, plantado en lugares resguardados, para formar setos libres o vestir muros, en grupo con otros arbustos como buddleias, ceanotos, camelias de otoño, abelias y berberis.
Será un ejemplar insólito plantado aislado o como punto focal en macizos acompañado de vivaces: grandes artemisas blancas, salvias arbustivas, sedum, helenios.
Combina perfectamente con granados enanos, el Espino amarillo Leikora o los frutos rojo vivo de un Ciruelo del Nepal o un Cotoneaster horizontalis. Armonizará perfectamente con un Naranjo de Méjico, un Cornejo rojo o un evónimo.
Su crecimiento muy lento y las dimensiones modestas de algunas variedades permiten plantarlo en macetas grandes en regiones con inviernos menos suaves al norte del Loira: será un bonito ejemplar decorativo todo el año con su follaje persistente verde y brillante acompañando, por ejemplo, un brezo de invierno.
El Madroño es una planta medicinal cuyas hojas y raíces tienen propiedades reconocidas contra la hipertensión y cualidades antiinflamatorias y antirreumáticas.
Especies y variedades
Si contamos una quincena de especies de Arbutus entre las cuales cuatro están muy extendidas: la más cultivada en nuestros jardines con inviernos suaves y la más pequeña es Arbutus unedo, que ha dado origen a cultivares interesantes como A. unedo ‘Compacta’, una variedad enana ideal para el cultivo en macetas, los compactos ‘Roselily’, y A. unedo ‘Atlantic’, dos obtenciones de los viveros Minier perfectas para pequeños jardines.
Junto al Arbutus Unedo, encontramos otras especies de madroños: el Arbutus andrachne y Arbutus x andrachnoides, un híbrido entre unedo y andrachne, de 6 a 8 metros de altura y más resistentes al frío, y el gigantesco Arbutus menziesii, o madroño de California que puede alcanzar los 30 metros de altura.

Madroño - Arbutus unedo
- Altura en la madurez 5 m

Madroño - Arbutus unedo Compacta
- Altura en la madurez 2,50 m

Madroño Atlantic - Arbutus unedo
- Altura en la madurez 2 m

Madroño - Arbutus unedo Roselily Minlily
- Altura en la madurez 2,50 m
Más información Arbutus - Madroño
Plantación
¿Dónde plantar el Madroño?
Este arbusto se instala preferentemente en las regiones libres de grandes fríos al sur del Loira, en las regiones mediterráneas y en las costas del Atlántico ya que teme los inviernos rigurosos. El Madroño puede sobrevivir en todas las regiones donde las temperaturas no bajen de -15°C a -20°C. Sin embargo, el calentamiento global juega cada vez más a su favor en tierras menos clementes.
Tolera la brisa marina pero teme las tormentas invernales que queman su follaje perenne: aunque resistente, agradecerá una plantación al abrigo de los vientos fríos.
El Árbol de las fresas se planta al sol o a media sombra en un suelo neutro o preferiblemente ácido, tipo tierra de brezo, siempre que esté bien drenado.
Es un arbusto valioso en setos libres, en el centro de un macizo de arbustos o de viváceas del sol o incluso en el huerto. Las variedades compactas se adaptan bien al cultivo en grandes macetas en terrazas y balcones, sobre todo en regiones con inviernos duros del norte de Francia donde podrán resguardarse en la veranda durante la estación fría.
De crecimiento muy lento, es un arbusto poco voluminoso, ideal para pequeños jardines o jardines urbanos.
Sin embargo, elige su ubicación con cuidado porque una vez bien establecido, no le gusta ser trasplantado.
¿Cuándo plantar el Madroño?
Para favorecer su arraigo, el Arbutus se planta en terreno abierto preferiblemente en primavera, idealmente en marzo o en otoño, en septiembre. Una plantación eventual desde febrero hasta finales de marzo y desde finales del verano hasta noviembre es posible, pero evitando periodos de fuerte calor y heladas.
¿Cómo plantarlo?
La plantación es la etapa crucial. El Arbutus puede conformarse con un suelo ordinario pero el drenaje debe ser perfecto.
En terreno abierto:
Para setos, respeta 1 m entre cada arbusto.
- Afloja la tierra
- Cava un hoyo 3 a 5 veces más ancho que el cepellón y 50 cm de profundidad
- Planta el arbusto a nivel del collar, en una mezcla compuesta de tierra franca, tierra de brezo y abono orgánico
- Añade pozzolana si tu suelo es poco drenante
- Rellena el hoyo
- Compacta ligeramente el suelo
- Riega regularmente durante el primer año
- Protégelo de fuertes heladas con mantillo y cubierta de invernada
Cultivo en maceta
Al norte del Loira, es preferible cultivarlo en maceta cuando el clima invernal es muy riguroso ya que el Árbol de las fresas solo teme una cosa: las fuertes heladas. El Madroño es un bello ejemplar en maceta, sobre todo porque existen variedades enanas notables como Arbutus unedo ‘Compacta’.
Prepara una mezcla muy drenante y ligera a base de tierra, tierra de brezo auténtica y compost bien descompuesto, ya que no soporta la humedad estancada. Elige un contenedor grande de al menos 30-40 cm de diámetro. Riega regularmente pero con moderación. En invierno, en regiones muy frías, resguarda el arbusto en un lugar cálido y luminoso. Sácalo cuando las temperaturas empiecen a subir.
Cuidados, poda y mantenimiento
Un madroño bien establecido es de una frugalidad ejemplar y no requiere ningún fertilizante ni cuidados especiales. Asegúrate de regarlo bien, 2 o 3 veces al mes, durante el primer año de plantación. Una vez bien establecido, después de 2 o 3 años, resistirá bien la sequía, los suelos secos y no necesitará riegos en verano, incluso en períodos de mucho calor, excepto los ejemplares en macetas, más sensibles a la falta de agua.
En otoño, durante los primeros años, extiende una buena capa de acolchado orgánico (corteza o agujas de pino, tapiz de hojas) y coloca una manta de invernada para protegerlo de las fuertes heladas. Más información en nuestro artículo Proteger e invernar el madroño.
De crecimiento lento, la poda no es necesaria. Solo intervén en primavera para eliminar posibles ramas muertas o para realizar un ligero rejuvenecimiento con el fin de mantener un porte equilibrado.
Enemigos y enfermedades eventuales
Cultivado en buenas condiciones, el Madroño se muestra resistente y poco sensible a enfermedades y a parásitos. Sin embargo, puede ser bastante frecuente que sufra ataques de pulgones y manchas foliares, en particular la «Septoriosis del madroño», ambas sin gravedad.
Propagación
Si el Madroño puede multiplicarse por siembra en macetas bajo marco frío en otoño y por esqueje, el acodo, aunque muy lento, sigue siendo el método más indicado. El desarrollo de la raíz es muy lento, hay que ser paciente, la aparición de raíces puede tardar dos años.
Por acodo
- A finales de verano, en agosto, elige una rama flexible al pie del árbol, fácil de doblar
- Cava un surco en la tierra cerca del pie madre
- Dobla la rama hacia el suelo
- Retira hojas y ramas en esta parte del tallo
- Raspa la corteza con la uña o con un cuchillo pequeño en unos 5-10 cm
- Coloca una de las ramas del Arbutus inclinándola hacia el suelo, enterrando una parte para su enraizamiento a 5 cm de profundidad
- Rellena el surco y fija el acodo con dos ganchos metálicos (como estacas de camping, por ejemplo)
- Levanta el extremo y entutora la parte aérea
- Un año o dos después, podrás separar el acodo del pie madre cuando tenga suficientes raíces y trasplantarlo en terreno abierto
Asociar
El Madroño es muy valioso para animar con sus bayas vivas los setos libres y frutales o los macizos de arbustos perennes en compañía de buddleias (Buddleia weyeriana ‘Sungold’), ceanotos o lilas de California, camelias de otoño, mirto, abelias, berberis ( B. thunbergii ‘Orange Rocket’).
Se asocia perfectamente con granados enanos Punica granatum ‘Nana’, con las bayas anaranjadas de un espino amarillo, con los frutos rojo vivo de un Carissa macrocarpa o de un Cotoneaster horizontalis, con los magníficos cepillos bermellón de un Callistemon. Estará en perfecta armonía con un Pittosporum tobira de follaje perenne, grueso, verde brillante, un naranjo de Méjico, un Cornus sanguinea o un bonete de cura ‘Red Cascade’ o incluso con espinos que resaltarán su fructificación durante el invierno.
Su follaje oscuro crea contrastes interesantes con arbustos de hojas grises como las artemisas blancas o las de un Buddleia ‘Silver Anniversary’ o amarillas (Sambucus nigra ‘Golden Tower’). También se asociará bien con los colores del otoño junto a Cotinus o como punto focal de un macizo de viváceas mediterráneas de floración tardía como salvia arbustiva, sedums, helenios o fucsia de California.
→ Descubre otras ideas de asociación con el madroño en nuestra ficha consejo.
Recursos útiles
- Descubre, en nuestra tienda, nuestra hermosa gama de Madroños y nuestro artículo Madroño: ¿cómo elegir la variedad ideal?
- Sigue nuestros consejos para cuidar tu arbutus: «Madroño – enfermedades y tratamientos«.
- Nuestros consejos para cultivar un Madroño en macetas
- Madroño: ¿cómo recolectar y utilizar sus frutos en la cocina?
- Descubre la ficha consejo de Sophie: 7 árboles para jardines a orillas del mar
- ¿Por qué mi madroño no da frutos?
Preguntas frecuentes
-
Mi madroño tiene las hojas amarillas, ¿por qué?
Para empezar, no te preocupes demasiado, es normal que las hojas más viejas se pongan amarillas incluso en los arbustos de follaje perenne. El madroño prefiere terrenos bien drenados, suelos bien filtrantes. Las hojas que se ponen amarillas y caen pueden indicar un exceso de agua. Asegúrate de no plantarlo demasiado en un suelo pesado o arcilloso y de regarlo con moderación. El madroño aprecia los suelos secos, incluso algo pedregosos. Por otro lado, la causa también puede estar relacionada con la exposición: tu madroño necesita mucha luz solar y no le gustan las corrientes de aire, asegúrate de que su ubicación le convenga.
-
Mi Madroño está perdiendo hojas de manera preocupante, además tienen manchas marrones, ¿qué puedo hacer?
El Madroño es muy resistente y poco propenso a enfermedades. No obstante, puede verse afectado por la "Septoriosis del madroño" (Septoria unedonis). Este hongo ataca las hojas, en las que aparecen manchas marrones a marrón-rojizas, a veces salpicadas de pequeños puntos negros cuando el Tiempo es suave y húmedo. Este ataque provoca la caída rápida de todas las Hojas afectadas. Para limitar su propagación, recoge, desecha o quema las hojas muertas. Puedes tratar el follaje restante con un fungicida disponible en tiendas de jardinería, pero te recomendamos prevenir un nuevo ataque tratando tu arbusto en otoño o a finales de invierno con Mezcla bordelesa. Este ataque no es fatal y, aunque afecta ciertamente a su aspecto y vigor, no impedirá que tu Madroño produzca frutos.
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