Reconocido por su corteza decorativa y muy apreciado como árbol ornamental, el abedul también puede servir para uso medicinal. Aunque actualmente se habla mucho de los beneficios de la savia de abedul, debes saber que las hojas, las yemas, la corteza y las flores también pueden aliviar ciertas patologías. Con numerosas virtudes, las hojas de abedul se utilizan en infusiones llamadas "jugo de abedul", que no debe confundirse con el agua de abedul que corresponde a la savia del árbol. Para saber más, descubre nuestros consejos para recolectar y secar correctamente las hojas de abedul. Así podrás disfrutar de todos los beneficios de una decocción drenante para limpiar tu organismo y eliminar toxinas.
¿Qué abedul elegir?
El abedul utilizado principalmente en fitoterapia es el Betula pendula (también llamado Betula verrucosa o Betula alba). En español, se le conoce como abedul común, abedul blanco o abedul verrugoso. Este tiene ramas glabras y hojas con dentado doble, de forma triangular con punta fina y alargada, provistas de un largo peciolo.
La especie Betula pubescens (abedul pubescente) también puede utilizarse. Muy similar al abedul verrugoso, se distingue por sus hojas ligeramente afieltradas, vellosas y simplemente dentadas.

A la izquierda, Betula pendula y a la derecha, Betula pubescens
¿Cuándo recolectar las hojas de abedul?
Las hojas de abedul pueden recolectarse en primavera, después de su brotación, cuando están tiernas. Cosecha las hojas jóvenes en días secos (sin rocío) y soleados. Haz la recolección por la mañana, preferiblemente antes de las 10 h, ya que la planta se deteriora cuando el sol es demasiado intenso. Durante la recolección, protege al máximo las hojas recolectadas manteniéndolas alejadas de los rayos del sol (en una bolsa de tela, una cesta con tapa o bordes altos, por ejemplo). Evita recolectar hojas de abedules situados cerca de carreteras o campos de cultivo: la contaminación y los tratamientos fitosanitarios hacen que las hojas no sean aptas para el consumo. Por último, no desperdicies, recolecta solo la cantidad de hojas que necesites.
¿Cómo secar las hojas?
Examina tus hojas. Si no están sucias ni demasiado polvorientas, no es necesario lavarlas. Esto facilitará el secado.
Secado al aire libre
Utiliza cajas de madera o cestos de mimbre que permitan una buena aireación y, por tanto, un secado óptimo. Si no tienes, pregunta en tu frutería o tienda de comestibles, que pueden proporcionarte cajas gratuitamente. Los más habilidosos pueden fabricar su propio secadero tensando una mosquitera o tela fina sobre un marco de madera. Si optas por una bandeja de plástico o metal, deberás colocar las hojas sobre un paño limpio y voltearlas cada día. Extiende las hojas de abedul en una sola capa. Colócalas en un lugar oscuro (ático, armario), ventilado y seco y déjalas secar durante aproximadamente una semana.
Secado en horno tradicional
Precalienta el horno a la temperatura más baja posible. Lo ideal son 40°C. Coloca las hojas de abedul en la bandeja del horno de manera que no se superpongan. Introduce la bandeja durante 30 minutos en la parte más baja del horno. Luego, voltea las hojas y vuelve a meterlas en el horno durante otros 45 minutos de secado. Por último, apaga el horno y deja que las hojas se enfríen dentro durante una hora más.
También puedes secar las hojas en un deshidratador eléctrico. En este caso, consulta el manual del fabricante para el tiempo y la temperatura de secado.
Antes de almacenarlas, verifica que las hojas estén completamente secas, ya que podrían enmohecerse si aún contienen agua. Si no se rompen al manipularlas, déjalas secar más tiempo. Conserva las hojas enteras, no las tritures para mantener al máximo sus propiedades.
Luego, guárdalas protegidas de la luz en un recipiente de vidrio o metal (tarro de mermelada, caja de té metálica), en una bolsa de papel o saco de tela. Se conservan así durante un año. No olvides etiquetar tu cosecha de hojas secas indicando el nombre de la planta y la fecha de recolección, y opcionalmente el lugar de recolección.

Hojas de abedul antes y después del secado
¿Cómo preparar la infusión de abedul?
Es posible hacer una cura de hojas de abedul dos veces al año, en primavera u otoño. No superes las 3 tazas al día y consume tu infusión entre comidas. Una cura suele durar 20 días. Hierve un litro de agua. Fuera del fuego, deja infusionar 20 a 40 g de hojas de abedul secas durante 10 minutos. Para hacer la infusión más efectiva, puedes añadir 1 g de bicarbonato de sodio cuando la infusión esté a 40°C. El bicarbonato ayuda a disolver los principios resinosos. Ten en cuenta que con 40 g de hojas infusionadas, el sabor leñoso y resinoso será más intenso y, por tanto, más difícil de beber. Importante: bebe mucho durante tu cura de hojas de abedul, ya que tienen un fuerte efecto diurético.
¿Cuáles son los beneficios de las hojas de abedul?
Ricas en saponinas y flavonoides, las hojas de abedul tienen numerosas propiedades, especialmente diuréticas, depurativas, antiinflamatorias y antisépticas. Son especialmente recomendadas en casos de gota e infecciones urinarias, ya que favorecen la eliminación de desechos del organismo al aumentar considerablemente el volumen de orina. Las hojas de abedul también tendrían un efecto beneficioso en casos de reumatismo, artritis, artrosis y artritis reumatoide. Con sus propiedades antiinfecciosas, antiinflamatorias y cicatrizantes, las hojas de abedul ayudan a tratar pequeñas afecciones cutáneas. Por último, también podrían combatir la retención de líquidos, los edemas y la celulitis.
Contraindicaciones y advertencias
El consumo de hojas de abedul en infusión está contraindicado en mujeres embarazadas o en período de lactancia, niños menores de 12 años, personas alérgicas al polen de abedul o al paracetamol, así como en casos de insuficiencia cardíaca o renal severa.
Consulta a tu médico o a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tipo de cura. El uso de plantas en fitoterapia no es inocuo.
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