
Arenaria, Sabline: plantación, cultivo, cuidados
Contenido
La Arenaria en pocas palabras
- La Arenaria, o Sabline, es una vivácea persistente sin complicaciones
- Prefiere suelos drenantes, arenosos y frescos
- Crece en situaciones luminosas pero no demasiado calurosas
- Rústica y poco exigente, forma cojines verdes muy bajos
- Su prolongada floración blanca ocurre desde primavera hasta verano
- Como vivácea alpina, embellece rocallas, bordes de jardín y macetas
La palabra de nuestro experto
La Arenaria, o Sabline, forma parte de esas viváceas alpinas, acostumbradas a crecer en altitud y, por lo tanto, resistentes. Planta sin complicaciones, forma cojines bajos, de un verde más o menos grisáceo, que se cubren de pequeñas flores blancas durante un largo período, entre la primavera y el verano. Persistente, sigue siendo interesante todo el año y afirma su presencia cuando muchas otras plantas están dormidas. Ideal para rocallas, acepta casi todos los suelos no demasiado calcáreos, siempre que estén perfectamente drenados en invierno y garanticen cierta frescura en temporada. Temiendo la sequía estival y la competencia radicular, es preferible una exposición despejada y luminosa pero no abrasadora. Así puede crecer al sol o a media sombra según la región donde se cultive. Es una candidata ideal para componer rocallas, bordear un macizo o suavizar pavimentos. Su cultivo en maceta también da buenos resultados.
Descripción y botánica
Documento de identidad
- Nombre latino Arenaria
El género Arenaria pertenece a la familia de las Caryophyllaceae, al igual que el Clavel, el Gypsophila, la Silene o la Saponaria. Originaria principalmente del hemisferio norte, se encuentra en todo el mundo, tanto en regiones montañosas de clima frío como en zonas más templadas. La Arénaire, o Arenaria, debe su nombre vernáculo a su predilección por los suelos filtrantes y arenosos. Etimológicamente, la palabra ‘Arena’ hace además referencia a la arena. El género cuenta con alrededor de 160 especies de plantas viváceas y anuales, pero solo algunas se utilizan con fines ornamentales. Entre ellas, las más comunes son Arenaria montana (la Arenaria de montaña), Arenaria pungens (la Sagine alquemila), Arenaria balearica (La Arenaria de las Baleares) y Arenaria tetraquetra (syn. Arenaria pyrenaica, o Arenaria de cuatro hileras).
Esta vivácea puede volverse arbustiva con la edad y bajo ciertas condiciones de cultivo, pero sigue siendo principalmente una planta tapizante, que forma cojines bajos. Con una altura de 10 a 15 centímetros, la base está dotada de tallos finos radicantes que, como los de la Violeta odorosa por ejemplo, se arrastran por la superficie del suelo. La Arenaria se extiende así unos cuarenta centímetros.

Arenaria montana – Placa botánica (fuente Biodiversity Heritage Library – Flickr)
El follaje persistente está compuesto por hojas diminutas ligeramente vellosas, verdes a verde grisáceo, que a veces pueden recordar al musgo. En el caso de Arenaria tetraquetra, las hojas se superponen de manera curiosa, dándole un falso aire de brezo. De este cojín denso emergen desde primavera hasta verano pequeñas flores de 5 pétalos, que aparecen solitarias o en ramilletes, en la parte superior de tallos cortos y erectos, y son generalmente blancas con un centro amarillo verdoso. Miden unos pocos milímetros en Arenaria balearica, pero alcanzan hasta 2,5 centímetros en la Arenaria de montaña, que, guardando las proporciones, muestra así las corolas más grandes. La floración es prolongada y puede extenderse durante más de un mes. Algunas especies se adornan con flores violetas, como la Arenaria roja (Arenaria rubra), una anual utilizada en herboristería por sus propiedades diuréticas; apodada ‘rompepiedras’, se usa en decocción o infusión para disolver cálculos renales. Una vez que las flores del Arenaria se marchitan, dan lugar a pequeños frutos en forma de cápsulas.

Los follajes de la Arenaria varían mucho según la especie: Arenaria tetraquetra ssp granatensis (foto Ghislain118), Arenaria montana (foto Mtiffany71 – Wikimédia) y Arenaria pungens (foto Römert – Wikimédia)
Extremadamente florífera, muy resistente (-15°C e incluso más), la Arenaria es una vivácea muy fácil de cultivar y libre de enfermedades. Sus orígenes la hacen ideal para ubicaciones soleadas a media sombra, en cualquier suelo fresco pero bien drenado. Es perfecta para adornar una rocalla fresca, vegetalizar un muro no demasiado seco, decorar el primer plano de macizos o embellecer los intersticios entre adoquines y pavimentos. También es una excelente candidata para macetas o jardineras floridas. Sin embargo, en situaciones demasiado áridas, sus posibilidades de supervivencia son bajas.

Arenaria montana (foto Kenraiz – Wikimédia) y Arenaria rubra (foto AnRo0002 – Wikimédia)
Las diferentes especies

Arenaria montana
- Période de floraison Junio hasta Agosto
- Hauteur à maturité 15 cm

Arenaria tetraquetra subsp. amabilis
- Période de floraison Junio, Julio
- Hauteur à maturité 10 cm

Arenaria tetraquetra subsp. granatensis
- Période de floraison Mayo
- Hauteur à maturité 10 cm
Plantación
Dónde plantar la Arenaria
La Arenaria es una planta de montaña. Es resistente y se adapta a muchos jardines. Aunque no tolera bien las situaciones muy secas y calurosas, es importante ubicarla en un lugar luminoso. En el norte, puedes plantarla en una situación soleada; más al sur, la media sombra le conviene mejor. En cualquier caso, un suelo que mantenga buena frescura en temporada pero donde el agua no se estanque es clave para su éxito. Acepta todo tipo de suelos, siempre que no sean demasiado ricos ni demasiado calcáreos.
La Arenaria forma parte de esas viváceas alpinas que lucen maravillosamente en las rocallas frescas. También puede adornar con festón un murete, decorar bordillos de césped o introducirse entre los adoquines de un camino para suavizar su lado mineral. Para los jardineros que solo disponen de un balcón o una terraza, el cultivo en maceta da muy buenos resultados. Déjala espacio para que se desarrolle bien, evitando una gran competencia radicular con las plantas vecinas.
¿Cuándo plantar la Arenaria?
En regiones con inviernos fríos y húmedos, prioriza principios de primavera para plantar tu Arenaria. En climas más suaves, también puedes plantarla a principios de otoño.
¿Cómo plantar la Arenaria?
- Cava un hoyo de 2 a 3 veces el tamaño del cepellón y afloja el suelo.
- En suelos pesados, mejora el drenaje añadiendo, por ejemplo, arena gruesa, grava o pozzolana.
- Después de humedecer bien el cepellón, dejándolo absorber agua en un cubo mientras preparas el suelo, coloca tu planta en el lugar deseado.
- Rellena con el sustrato restante y compacta ligeramente.
- Riega abundantemente para asegurar un buen contacto entre la tierra y las raíces.
- Acolcha, preferiblemente con mantillo mineral (grava, arena…), para evitar el estancamiento de agua a nivel del collar (unión entre las partes aéreas y subterráneas).
- Mantén el suelo fresco, pero no encharcado, durante los primeros meses. Adapta los cuidados según las condiciones climáticas.
En macetas, coloca una capa drenante en el fondo del recipiente (grava, bolas de arcilla…), y usa un sustrato ligero, drenante y no demasiado rico, como compost mezclado con arena gruesa.
Mantenimiento
La Arenaria es una vivácea que requiere muy poco mantenimiento, sobre todo si la has plantado en un suelo drenante y fresco, y en una situación no demasiado árida. Un riego ocasional puede ser necesario si las precipitaciones son insuficientes, pero cuidado con ahogar tu planta. Espera a que el sustrato se seque ligeramente antes de actuar. Un exceso de agua puede de hecho pudrir las raíces.
Una vez terminada la floración, y aunque la poda sea opcional, puedes podar severamente la planta, para mantenerle un porte denso y compacto. Así reformará un follaje fresco, que permanecerá decorativo el resto del año.
Propagación
El método más sencillo para multiplicar la Arenaria es la división de mata, que se realiza a principios de primavera.
- Con una pala, extrae la planta de la tierra, asegurándote de conservar la mayor cantidad posible de raíces y tierra.
- Divide la mata en varios fragmentos, ya sea cortándola con tu pala o con un cuchillo bien afilado.
- Vuelve a plantar inmediatamente los fragmentos obtenidos en el lugar elegido.
- Riega y acolcha.
Asociar la Arenaria en el jardín
Vivácea alpina resistente, la Arenaria permite crear tapices bajos y luminosos, que adornan con gracia una rocalla.
Combínala con otras viváceas de suelo drenado, como las Saxífragas, Aubrietas, Alisos, Arabis o incluso con Saginas subuladas. Las Ancolias aportan toques coloridos y naturales que marcan el ritmo del macizo, al igual que el Aciano de montaña, con corolas de un violeta muy oscuro, casi negro, garantizando hermosos contrastes. El azul de la Genciana aporta una bella profundidad, aunque es algo más exigente en cultivo. La Flor de las nieves te transporta a las empinadas laderas de los Alpes, destacando por su originalidad y rareza.
A finales de invierno y principios de primavera, numerosos bulbos de floración precoz (Crocos, Chionodoxas, Cyclamen coum, Narcisos y Tulipanes botánicos…) avivan la escena con alegría.
La Arenaria también permite crear un marco para viváceas más altas y erguidas, como la Verónica del Cáucaso o la gran Epilobio blanco.
Puede además formar un tapiz sobre el que se recortan las siluetas estructurantes de los arbustos. Entre las coníferas de rocalla, el Pino de Japón, de silueta erguida, o el Pino de montaña ‘Mughus’, de porte más compacto, son excelentes candidatos. También puedes optar por frondosas como los Abelias y Ceanotos (en climas no demasiado fríos), los Berberis, las Brezas o algunos Cotoneaster.
Por último, para aportar gracia y movimiento, apuesta por las gramíneas. Caducifolias o persistentes, ondean con el viento y dinamizan tus composiciones.
Recursos útiles
–> Nuestras diferentes especies y variedades de Arenaria.
–> ¡Descubre el universo de las viváceas alpinas!
–> Las coníferas de rocallas, arbustos estructurantes y persistentes.
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