Árbol frutal vigoroso y fácil de cuidar, el ciruelo necesita ser podado para equilibrarse y controlar su crecimiento. Además, sus ramas a veces pueden ser frágiles ante las inclemencias del tiempo. Por eso la poda, o mejor dicho, las podas, pueden resultar útiles. Sin embargo, puede ser sensible a una intervención demasiado severa. Así que la poda de invierno o poda de fructificación será bastante suave. En cambio, la poda de formación que se realiza en los primeros años del árbol será decisiva.

El ciruelo es sensible a las heridas de poda, por lo que hay que actuar con moderación
Te explicamos cuándo y cómo podar el ciruelo, ya sea libre o formado en bajo, medio o alto tronco, para obtener cosechas abundantes y de calidad.
La poda de formación
¿Por qué intervenir?
Esta poda de formación es primordial en los ciruelos jóvenes durante los 3 o 4 primeros años tras la plantación. Durante estos primeros años, aún no es productivo. Permite dar forma al ciruelo, estructurarlo y proporcionarle un esqueleto sólido y equilibrado. De estas podas anuales dependerá el futuro del árbol y, por tanto, la calidad de la fructificación.

Un ciruelo nunca podado presenta una silueta desequilibrada
Esta poda de formación también tiene como objetivo favorecer la penetración del aire y la luz en el corazón del árbol. Se trata de hacer la ramas menos densas eliminando las ramas o ramillas que se cruzan o crecen hacia el centro. Aprovecha para eliminar los rechazos que crecen al pie del árbol o a lo largo del tronco.
¿Qué herramientas utilizar?
Para realizar una poda de formación en un ciruelo, basta con una tijera de podar grande, pero también se puede usar una sierra arborícola. Asegúrate de que esté perfectamente desinfectada con alcohol para no propagar enfermedades de un árbol a otro. Y también bien afilada para hacer cortes limpios sin desgarrar la corteza.
Después de cada corte de una rama, aplica un producto cicatrizante, cubriendo cuidadosamente los bordes del corte. Este sellador protegerá al ciruelo contra ciertas enfermedades o las heladas tardías de primavera.
¿Cuándo y cómo podar?
Como el ciruelo no tolera bien las podas demasiado severas, actúa con moderación y prudencia. La poda debe ser mínima y destinada a conservar 4 o 5 ramas principales orientadas hacia el exterior. Primero, elimina los brotes que parezcan muertos o enfermos. Luego, suprime las ramas que se enredan o crecen hacia el interior para crear una especie de pozo de luz. Termina tu poda cortando los brotes demasiado bajos y las ramillas dañadas por el hielo.
Esta poda de formación se realiza en invierno, de noviembre a marzo, fuera de los períodos de heladas.
La poda de fructificación
Una vez que tu ciruelo fructifica, puedes empezar a practicar esta poda de fructificación si es necesario. De hecho, en los árboles de hueso de pleno viento, no es indispensable. Sin embargo, si no podas de vez en cuando, el ciruelo gastará su energía en la producción foliar en detrimento de la fructificación. Y si intervienes, hazlo solo cada 5 o 6 años para no dañar innecesariamente tu ciruelo. Recuerda que el ciruelo es muy sensible a las heridas de poda y en particular a la gomosis, que favorece la aparición de parásitos. En cualquier caso, ¡actúa siempre con moderación!
Los objetivos de esta poda
Esta poda de fructificación consiste en:
- Eliminar la madera muerta o enferma, las ramas secas
- Recortar las ramas exteriores
- Clarear y airear las ramas centrales para favorecer la penetración de la luz y el aire
- Mantener el ciruelo para que conserve la silueta que se le dio durante la poda de formación en sus primeros años
- Eliminar los chupones que crecen en vertical. Son totalmente inútiles porque no dan frutos.

La poda de fructificación permite airear el centro de las ramas
¿Cuándo y cómo podar el ciruelo?
Esta poda de fructificación se realiza cada 5 o 6 años, o más frecuentemente si tu árbol ha sufrido por las inclemencias (ramas rotas o quemadas por el hielo). Del mismo modo, evita podarlo en un año muy productivo. Es mejor esperar al año siguiente porque, generalmente, los ciruelos alternan una fructificación abundante y escasa cada dos años.
Esta poda se practica entre finales de otoño y principios de invierno, cuando la savia desciende hacia las raíces.
Empieza por recortar las ramas unos treinta centímetros en todo el ciruelo. Luego, trabaja en el centro para cortar las ramas que se cruzan, asegurándote de no eliminar la rama del año precedente que dará los frutos futuros.
Aprovecha esta poda para inspeccionar tu ciruelo y destruir los últimos frutos, a menudo enfermos, que puedan haber quedado en el árbol.
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