
Plantar bulbos raros y resistentes
en macetas o en terreno abierto
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Los bulbos raros no son necesariamente los más difíciles de cultivar! Poco conocidos y raramente presentes en los jardines, estos bulbos aportan mucha originalidad y despiertan curiosidad por sus formas intrigantes o sus colores llamativos. Al contrario de lo que se podría pensar, no siempre requieren cuidados complejos. Si muchos se desarrollan mejor en macetas, sobre todo para protegerlos de las heladas, algunos bulbos raros son sorprendentemente resistentes y perfectamente adaptados a un cultivo en terreno abierto.
En este artículo, descubre cómo elegir, plantar y cuidar estos auténticos tesoros vegetales. Nuestros consejos te ayudarán a lograr su cultivo, ya sea que los instales en terreno abierto o en macetas.
¿Cuáles son los bulbos raros y resistentes?
Los bulbos raros y resistentes aportan un toque de originalidad al jardín mientras se adaptan a diversos climas. Entre ellos, destacan el sorprendente Arisaema, con sus flores en forma de cobra, el Galtonia viridiflora (- 10°C), con sus campanillas verde pálido, y los Eucomis, o «plantas piña», que aportan un toque exótico. Tampoco podemos olvidar el majestuoso Cardiocrinum giganteum (hasta – 15 °C), o Lirio gigante del Himalaya, que impresiona por su altura y sus flores blancas perfumadas, mientras que los Lycoris aurea o Lycoris radiata (hasta – 8 °C), con sus tonos rojo vivo o dorados, añaden un toque asiático. A esta lista podemos sumar algunas orquídeas poco comunes como los Zapato de Venus, las Bletilla, las Habenaria radiata, Calanthes y Pleiones.
En cuanto a los Amarcrinums, Sprekelia formosissima y Scadoxus multiflorus, estos bulbos son un poco más delicados (resistentes hasta aproximadamente – 4 °C en terreno drenado). Solo podrán cultivarse en terreno abierto en regiones libres de heladas, como la costa mediterránea o las zonas más protegidas del litoral atlántico.
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¿Por qué cultivarlas?
Cultivar bulbos raros y resistentes es invitar la originalidad y la diversidad a tu jardín. Estas plantas se distinguen generalmente por sus flores espectaculares o insólitas, que despiertan la curiosidad. ¡Llaman la atención y sin duda sorprenderán a tus allegados cuando les enseñes tu jardín! Algunos, como el Lycoris o los Eucomis, ofrecen flores de estilo muy exótico. Su rareza los convierte en auténticos tesoros para los apasionados de la botánica, mientras que su rusticidad permite plantarlos en la mayoría de jardines, sin necesidad de protegerlos en invierno. El hecho de que sean raros no significa necesariamente que sean difíciles de cultivar. Por último, elegir bulbos raros y resistentes es también participar en la preservación y valorización de especies menos cultivadas, contribuyendo a la biodiversidad y a la riqueza de los jardines.
¿Dónde plantar los bulbos raros y resistentes?
Los bulbos raros y resistentes se integran en muchos tipos de jardines, siempre que se les ubique en un lugar adaptado a sus necesidades específicas. Generalmente aprecian suelos bien drenados para evitar el exceso de humedad, especialmente en invierno. Los espacios ligeramente elevados o las rocallas son perfectos para muchas especies sensibles al agua estancada.
Para las plantas que prefieren la sombra, como los Arisaema o los Zapatos de Venus, elige macizos protegidos del sol directo, bajo árboles o en el borde de sotobosque. Por el contrario, los Lycoris o los Eucomis prosperan mejor en zonas soleadas, donde sus flores lucirán en todo su esplendor.
La elección del suelo es esencial: debe ser rico, en humus, ligero y fresco, con tendencia ácida o neutra. En verano, debe mantenerse relativamente fresco, pero nunca encharcado, ya que estos bulbos temen sobre todo el exceso de agua. Si tu suelo es pesado o demasiado húmedo en invierno, coloca el bulbo directamente sobre una capa drenante de unos centímetros, idealmente 5 cm de perlita, vermiculita, pozzolana o grava.
En macetas o en terreno abierto, estos bulbos también son aptos para jardines urbanos o pequeños espacios, ofreciendo flexibilidad de instalación. Solo asegúrate de adaptar el sustrato y la profundidad de plantación a cada especie para maximizar su crecimiento y floración.
¿Cuándo plantarlas?
El momento ideal para plantar bulbos raros y resistentes depende principalmente de su ciclo de crecimiento y floración. En general, los bulbos con floración primaveral, como los Galtonia o algunos Zapato de Venus, se plantan en otoño, antes de las primeras heladas, para permitirles enraizar durante el invierno.
Las especies con floración de verano u otoñal, como los Lycoris o los Eucomis, suelen plantarse en primavera, una vez pasado el riesgo de heladas. Esto les garantiza condiciones óptimas de crecimiento con temperaturas más suaves.
Para algunas orquídeas terrestres, como las Pléione o las Bletilla, el inicio de la primavera o el final del otoño también pueden ser adecuados, según las recomendaciones específicas de cada especie. Asegúrate de respetar estos periodos para garantizar una implantación exitosa y flores espectaculares.
¿Cómo plantarlas?
En terreno abierto:
- Con la ayuda de un plantador o una pala pequeña, cava un hoyo de 5 a 10 cm de profundidad, según el tamaño del bulbo.
- Si es necesario, añade materiales drenantes al fondo del hoyo, como grava, Pozzolana, vermiculita o perlita, para mejorar el drenaje.
- Si tu suelo es demasiado pesado o pobre, mezcla la tierra extraída con un tercio de grava, un tercio de compost y un tercio de turba.
- Coloca el bulbo en el hoyo de plantación, con la punta hacia arriba.
- Cúbrelo con tierra y compacta ligeramente.
- Riega para ayudar al bulbo a establecerse.
En macetas:
- Elige una maceta de barro, más ancha que alta, para favorecer un buen drenaje.
- Llena la maceta con sustrato, idealmente una mezcla compuesta por mitad de perlita o vermiculita y mitad de tierra de hoja para macetas.
- Entierra los bulbos a unos 5 cm de profundidad, espaciándolos para evitar que se toquen.
- Solo te queda regar.
Asegúrate de mantener el sustrato ligeramente húmedo, pero nunca encharcado. En invierno, coloca la maceta en un lugar fresco y seco, protegido de las heladas, y riega muy poco (unas gotas cada 15 días). Retoma el riego en primavera, cuando los bulbos empiecen a asomar.
¿Cómo mantenerlas?
Durante el periodo de crecimiento, un riego regular pero moderado es esencial para evitar tanto la desecación como el exceso de humedad, que podría pudrir los bulbos. Una vez terminada la floración, reduce gradualmente los riegos para dejar que el follaje se marchite de forma natural, lo que permite al bulbo recuperar sus reservas.
Te recomendamos aportar cada año, al inicio de la primavera, un poco de compost o abono orgánico. Para las especies cultivadas en macetas, lo ideal es renovar parcialmente el sustrato cada dos o tres años para mantener su riqueza y estructura.
En invierno, protege los bulbos sensibles a las heladas con un mantillo espeso, como paja u hojas secas. Algunos bulbos, como los Lycoris o las Pléione, necesitan un periodo de reposo en seco: limita los riegos durante el invierno, retomándolos gradualmente en primavera cuando aparezcan los nuevos retoños.
Por último, vigila regularmente tus bulbos para detectar posibles parásitos o enfermedades. Las babosas, pulgones o podredumbres pueden a veces causar problemas, especialmente en condiciones húmedas. Una vigilancia adecuada y algunos cuidados preventivos bastarán para garantizar la buena salud de tus plantas.
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