
La asociación de cultivos en el huerto
¿Por qué, cómo? Ventajas y ejemplos
Contenido
En el huerto, asociar diferentes plantas (hortalizas, flores y plantas aromáticas) entre sí, es una buena práctica que ofrece numerosas ventajas. Descubre nuestros consejos sobre estos asociaciones beneficiosas.
Los beneficios de los cultivos asociados
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Aprovechar mejor el espacio en el huerto
Al combinar hortalizas que se desarrollan de manera diferente tanto a nivel aéreo como de raíz, y también asociando plantas de crecimiento lento con otras de crecimiento rápido, optimizamos al máximo el espacio disponible.
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Limitar la aparición de malas hierbas
Es bien sabido que la naturaleza aborrece el vacío. Combinar las hortalizas entre sí y ocupar todo el espacio disponible o casi, permite ocupar el terreno dejando menos lugar a las malas hierbas.
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Aumentar la producción y los rendimientos
Este fenómeno se explica por la optimización del espacio (el rendimiento por metro cuadrado es mayor) pero también porque las leguminosas (guisantes, judías, habas…) tienen la particularidad de fijar el nitrógeno atmosférico en el suelo, haciéndolo así disponible para sus vecinos que pueden aprovecharlo.
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Ofrecer a las plantas una protección, a menudo recíproca, contra enfermedades y plagas.
Al mezclar planteros y semilleros de hortalizas de familias botánicas diferentes, se reduce su concentración y, por consiguiente, se limitan los ataques masivos o la transmisión rápida de enfermedades ligadas a una familia o a una especie. Algunas plantas poseen, además, un olor particular o segregan a nivel de sus raíces una sustancia que desorienta o repele las plagas. Por último, numerosas plantas ofrecen flores interesantes para los insectos auxiliares o sirven de distracción frente a las plagas (como la capuchina sobre la cual los pulgones preferirán instalarse en «detrimento» de los cultivos hortícolas).
Una práctica que no se improvisa: las asociaciones reconocidas
No todos los vegetales pueden asociarse entre sí. En la mayoría de los casos, el asociamiento es neutro, pero puede resultar desfavorable, incluso para ambas partes (por ejemplo: ajo, judía o calabacín y hinojo).
Por lo tanto, combinar cultivos no es algo que se pueda improvisar. A modo de ejemplo, aquí tienes algunas asociaciones cuyos beneficios han sido observados científicamente o por jardineros:
- rábano y zanahoria (crecimiento rápido del rábano/crecimiento lento de la zanahoria),
- tomate y tagete (los tagetes alejan a los nematodos),
- puerro, apio nabo y zanahoria (se combinan diferentes niveles de enraizamiento mientras se agrupan dos vegetales que se benefician de estar protegidos bajo un velo antiinsectos).
- maíz, judías trepadoras y calabazas (las plantas de maíz sirven de tutores a las judías que, a su vez, aportan nitrógeno a las calabazas)

Maíz, judía trepadora y calabaza (Milpa): una asociación reconocida desde hace miles de años
Existen numerosos ejemplos de asociaciones favorables en los libros dedicados a este tema, como:
- «Un jardín sano gracias a los cultivos asociados» – Gertrud Franck – Ediciones Imagine un Colibri
- «Asocio mis cultivos… y funciona» – Claude Aubert – Ediciones Terre Vivante
- «El puerro prefiere las fresas» – Hans Wagner – Ediciones Terre Vivante
¡No dudes en consultarlos!
De regalo
Pascale te cuenta todo sobre las plantas compañeras en el huerto en nuestra ficha consejo.
Descubre nuestro vídeo: Olivier y Louis te hablan de las asociaciones en el huerto:
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