
Guía completa para plantar y cultivar con éxito tupinambos en el jardín
Todos nuestros consejos
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El tupinambo, esta hortaliza antigua con tubérculos sabrosos, está regresando a nuestros huertos gracias a su cultivo particularmente sencillo. Primo del girasol con sus magníficas flores amarillas, esta hortaliza resistente se adapta a casi todos los suelos y te ofrece una cosecha generosa durante varios meses. Su plantación requiere poco esfuerzo para una recompensa gustativa única, con un sabor delicado que recuerda a la alcachofa y que conquistará los paladares más exigentes en deliciosas recetas. Descubre nuestros consejos prácticos para lograr la plantación de tus tupinambos y disfrutar de esta hortaliza tan decorativa como sabrosa.
Para saber todo sobre el tupinambo y su cultivo, no dudes en consultar nuestras fichas completas: «Tupinambo: plantación, cosecha, cultivo» y 9 hortalizas antiguas para cultivar en el huerto
Las características de esta hortaliza olvidada
Originario de América del Norte, el Helianthus tuberosus pertenece a la familia de las asteraceae, como el girasol con el que comparte su silueta esbelta. Esta planta vivácea puede alcanzar de 2 a 3 metros de altura, formando una vegetación exuberante coronada por bonitas flores amarillas a finales del verano.
Sus tubérculos, de carne blanca y sutil sabor que recuerda a la alcachofa, presentan una forma característica de maza. Ricos en inulina, un glúcido con propiedades prebióticas, estos auténticos tesoros subterráneos constituyen una excelente fuente de potasio. El tupinambo, como a veces se le llama, destaca por su notable capacidad para prosperar año tras año, incluso en condiciones poco favorables.
La altura y el desarrollo
Esta planta espectacular muestra un crecimiento impresionante tanto a pleno sol como en media sombra. Sus tallos con flores robustos se elevan rápidamente hacia el cielo, alcanzando su apogeo a finales del verano. Las hojas, anchas y rugosas, se despliegan a lo largo de los tallos formando una densa pantalla natural. Un mes después de la plantación, tu tupinambo puede medir ya más de un metro, para alcanzar finalmente entre 2 y 3 metros según la exposición.
Este vigor excepcional lo convierte en una excelente pantalla de privacidad natural, pero requiere algunos trucos para controlar su desarrollo. Para contener su expansión, prioriza un espacio dedicado alejado de otros cultivos, donde sus vigorosos tallos puedan desarrollarse sin competir con tus otras hortalizas.
Las flores decorativas
Las flores del tupinambo iluminan el jardín con sus pétalos dorados de agosto a octubre. Estas flores, similares a pequeños soles, se abren en ramilletes aéreos en la cima de los tallos. Su color amarillo vibrante crea un contraste impactante con el verde intenso del follaje.
Midiendo de 8 a 10 cm de diámetro, cada flor presenta una corona de lígulas alrededor de un centro marrón-anaranjado. Esta generosa floración atrae a numerosos polinizadores y transforma tu huerto en un verdadero oasis de biodiversidad. Las abejas y mariposas no pueden resistirse a estos mini-girasoles que añaden una valiosa dimensión ornamental a tus cultivos.
Los tubérculos comestibles
Los tubérculos del tupinambo constituyen un auténtico tesoro culinario buscado por los amantes de sabores auténticos. Su carne blanca y crujiente desarrolla notas sutiles de alcachofa y avellana, especialmente apreciadas en cremas aterciopeladas. De forma irregular y abultada, estas raíces nutritivas se visten con una piel fina que va del beige rosado al violeta según la variedad.
Ricos en fibra e inulina, estos tubérculos ofrecen una valiosa alternativa a la patata, especialmente para personas que vigilan su glucemia. Su recolección se escalona de octubre hasta las primeras heladas, permitiendo saborear estas hortalizas ancestrales durante todo el invierno. Los tupinambos jóvenes, más tiernos, pueden incluso consumirse crudos, rallados en ensalada.

Además de su facilidad de cultivo y cualidades nutritivas, ¡el tupinambo ofrece una espléndida floración amarilla!
La elección del terreno en el huerto
La exposición ideal
Prefiere una situación soleada para obtener un crecimiento vigoroso y una floración generosa. Tu planta de tupinambo se desarrollará plenamente en un lugar bañado de luz, protegido de los vientos dominantes que podrían debilitar sus altos tallos. La media sombra también es adecuada, con una producción ligeramente menor pero siempre satisfactoria.
Un espacio despejado, en bordillos de huerto o junto a una valla, ofrecerá las condiciones perfectas para que esta planta decorativa pueda desplegar su vegetación exuberante sin molestar a otros cultivos. Su alta silueta puede incluso servir como pantalla de privacidad natural u ocultar un muro antiestético mientras produce sabrosos tubérculos.
El tipo de suelo adecuado
De una adaptabilidad notable, esta planta resistente prospera en casi todo tipo de terrenos. Muestra una preferencia natural por los suelos ligeros y ricos en humus, donde sus tubérculos se desarrollan armoniosamente. Un terreno suelto y bien drenado favorece la formación de hermosos tubérculos regulares, especialmente apreciados por su buena calidad culinaria. Los suelos arenosos o arcillo-arenosos ofrecen condiciones ideales, permitiendo una cosecha facilitada y rendimientos generosos.
Incluso en tierra caliza o relativamente pobre, el tupinambo se desarrolla sin dificultad, demostrando su notable rusticidad. Solo hay que evitar los suelos encharcados, pues el exceso de humedad puede comprometer el desarrollo de los valiosos tubérculos. Una exposición soleada asociada a un suelo bien estructurado garantiza una producción abundante para el año siguiente.
La rotación de cultivos
La rotación de cultivos cobra todo su sentido con el tupinambo, planta particularmente exigente que agota rápidamente el suelo. Una parcela que albergue estos tubérculos necesita un descanso mínimo de 4 años antes de volver a plantar tupinambos. Durante este periodo, favorece cultivos poco exigentes como hortalizas de hoja o leguminosas que enriquecerán naturalmente la tierra con nitrógeno.
Un ciclo de cultivo bien planificado permite mantener la fertilidad del suelo mientras se limitan los riesgos de enfermedades. Tras una cosecha de tupinambos, siembra abonos verdes como facelia o mostaza india para regenerar la estructura del suelo. La primavera siguiente, toca el turno a hortalizas de hoja ligeras, seguidas al año siguiente por leguminosas como judías o guisantes. Esta sucesión razonada garantiza cosechas abundantes año tras año.
La plantación paso a paso
El período óptimo
Para que tus plantaciones sean un éxito, tienes dos épocas posibles a lo largo de las estaciones. La primavera sigue siendo el momento preferido, de marzo a abril, cuando los suelos se calientan gradualmente. Este período permite que los tubérculos desarrollen un sistema radicular vigoroso antes del calor estival. Una alternativa interesante se presenta en otoño, de septiembre a octubre, especialmente en regiones con clima suave.
La elección del período también depende de tu región y del tipo de suelo. En el norte de Francia, opta por una plantación primaveral que dará a las plantas el tiempo necesario para establecerse. En el sur, la implantación otoñal funciona perfectamente, ya que los tubérculos aprovechan las lluvias estacionales para un inicio óptimo. Esta flexibilidad de plantación ilustra bien la extraordinaria adaptabilidad de este tupinambo.
Las distancias a respetar
La correcta disposición de las plantas determina el éxito de tu cultivo de tupinambos. Un espaciamiento de 70 cm entre cada tubérculo resulta necesario para su desarrollo armonioso. Las hileras también estarán separadas entre 70 y 80 cm unas de otras, dejando suficiente espacio para los futuros tallos imponentes.
Una implantación en hileras a lo largo de una valla o en bordillos del jardín aprovecha al máximo este espaciamiento generoso. Esta disposición no solo facilita el mantenimiento y la cosecha, sino que también previene la competencia entre las plantas. En suelos particularmente ricos, estas distancias pueden aumentarse hasta 90 cm para acompañar un crecimiento más vigoroso.
La profundidad de plantación
Un enterrado preciso de los tubérculos condiciona el éxito de tu cultivo. Los tupinambos se plantan en surcos de 10 a 15 cm de profundidad, con los brotes orientados hacia arriba para favorecer una emergencia rápida. Esta técnica asegura una protección óptima contra los imprevistos climáticos y facilita el desarrollo radicular.
El cubrimiento de los tubérculos merece una atención especial. Después de colocarlos, rellena los surcos con la tierra previamente mullida, sin apisonar en exceso. Un leve surco al aparecer los primeros brotes reforzará el anclaje de las plantas y estimulará la formación de los tubérculos.

Después de mullir el suelo, haz agujeros de plantación y coloca los tubérculos a unos 10 cm de profundidad
El mantenimiento a lo largo de las estaciones
El riego y el mantillo
Modera los riegos según las necesidades reales de la planta. Un aporte de agua regular solo es necesario durante las primeras semanas tras la plantación, y luego en caso de sequía prolongada. La instalación de un mantillo generoso alrededor de las plantas ayuda a mantener una humedad constante y reduce las intervenciones.
La colocación de una capa de paja o heno de 5 a 10 cm de espesor aporta múltiples beneficios. Además de preservar la frescura del suelo, este mantillo natural enriquece progresivamente la tierra al descomponerse y frena la aparición de malas hierbas. Para un desarrollo óptimo de los tubérculos, renueva la capa de mantillo a principios del otoño, cuando las noches se vuelven más frescas.
El tutoraje necesario
Los tallos esbeltos del tupinambo, que pueden alcanzar de 2 a 3 metros de altura, requieren un soporte adecuado para resistir los vientos. Un tutoraje simple con estacas de bambú o madera, colocadas cada 2 metros a lo largo de las hileras, ayuda a mantener las plantas rectas. Conecta los tutores entre sí con cuerda natural para crear un soporte colectivo resistente.
Esta estructura de soporte se instala cuando las plantas alcanzan los 50 cm. Ata con cuidado los tallos principales a los tutores con ligaduras flexibles que no dañen las plantas. Esta técnica de tutoraje colectivo protege tus tupinambos y facilita la circulación entre las hileras.
El control del carácter invasivo
Gestionar el carácter proliferante de los tupinambos es un desafío importante para cualquier jardinero. Es necesaria una vigilancia atenta desde el primer año de cultivo para evitar su diseminación incontrolada. El método más eficaz consiste en delimitar su espacio de cultivo con barreras anti-rizomas enterradas a 50 cm de profundidad.
Un control regular de los bordillos de la zona de plantación permite detectar y eliminar los brotes aventureros. Para un control óptimo, cosecha minuciosamente todos los tubérculos al final de la temporada, incluso los más pequeños. Una rotación de al menos 4 años es aconsejable antes de volver a plantar tupinambos en el mismo lugar, permitiendo así que el suelo se regenere.
¿Cuándo y cómo cosechar los tupinambos?
A finales de octubre, cuando el follaje empieza a amarillear, tus tupinambos están listos para ser degustados. Una horca te permitirá levantar con cuidado la tierra alrededor de las plantas para extraer los valiosos tubérculos. La cosecha se escalona hasta marzo, según tus necesidades en la cocina.
Esta cosecha progresiva garantiza una frescura óptima ya que los tubérculos se conservan mejor en su tierra de origen. Para facilitar tus recolecciones invernales, un acolchado protector evita que el suelo se congele demasiado profundamente. Un generoso rendimiento de 3 kg por metro cuadrado recompensa tu alegría de la casa.
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