
Conservar las hortalizas del huerto
¿Dónde y cómo? ¿En el jardín o en casa?
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Para disfrutar, durante todo el año, de las hortalizas cosechadas en el huerto, es esencial conservarlas adecuadamente. Para ello, conviene adaptar el método de conservación a cada caso, ya que no existe una, sino varias formas.
Aquí tienes algunos métodos sencillos y eficaces para guardar las producciones de tu jardín.
Conservar las hortalizas en su lugar, directamente en la tierra
Este método consiste en dejar las hortalizas en la tierra, en el lugar donde se cultivaron, protegiéndolas en los climas más fríos con un posible surco, un grueso mantillo y/o colocando un velo de forzado.
Este tipo de conservación se aplica, por ejemplo, a los repollos, las zanahorias, las chirivías, los puerros, pero también a las espinacas, los canónigos…
Ver también
Cultivo, cosecha y secado de las bayas de GojiEn el jardín, en fosa de plantación
Este método de conservación consiste en enterrar, parcial o totalmente, las hortalizas previamente cosechadas. Para ello, se excava un hoyo de 30 a 40 cm de profundidad, se colocan las hortalizas y luego se cubren con tierra fina y un marco frío o una gruesa capa de paja: así estarán mejor protegidas de las heladas.
El enterrado está reservado para tierras ligeras, drenantes y ciertos planteros y semilleros de hortalizas como el apio nabo a lado, el hinojo, los salsifís…
En bodega o en el garaje
Una bodega, siempre que esté en buenas condiciones, tiene la ventaja de proteger los alimentos de la luz, en una atmósfera fresca pero ventilada. Es el lugar ideal para almacenar las hortalizas de raíz como las patatas, las zanahorias, el apio nabo.
Un garaje puede sustituir a la bodega si este es oscuro y se mantiene libre de heladas.
Ver también
Cultivo, cosecha y conservación de las patatasEn el congelador
Este procedimiento, bien conocido, es rápido y permite conservar frutas y verduras durante varios meses. Es fácil y práctico, y generalmente solo requiere un escaldado previo (primera cocción breve). Sin embargo, a veces se critica que la congelación altere la textura de algunas verduras, un inconveniente que podrás evitar cultivando variedades reconocidas por su aptitud para la congelación.
En tarros
Hacer tus propias conservas es una excelente manera de almacenar tus cosechas. El abanico de posibilidades es inmenso, ya que puedes guardar verduras crudas o previamente cocinadas. La conservación puede realizarse al natural, por lactofermentación, en aceite, en vinagre, en alcohol o en azúcar (mermeladas) y casi todas las verduras son aptas para ello.
Una vez preparados, los tarros se almacenan idealmente en un lugar seco, fresco y protegido de la luz directa.
En cajas o bolsas, después de deshidratación o secado al aire libre.
El secado al aire libre es un método comúnmente utilizado para conservar plantas aromáticas (tomillo, romero, menta, melisa…), pero se conoce menos la deshidratación que permite secar verduras cortadas en rodajas o troceadas en pequeños pedazos. Para ello, se recurre al calor suave de un horno equipado con la opción «calor giratorio» o a un deshidratador de alimentos. Muchas verduras son aptas para la deshidratación, siendo las más frecuentes los tomates y los pimientos.
Descubre nuestros consejos para hacer tomates secos o confitados.
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