
Cómo plantar las Equináceas
en el jardín
Contenido
Polivalente, la Equinácea se integra en todo tipo de decorados, destacando como planta de medio o de fondo de macizo. Muy fácil de cultivar, una vez bien arraigada en un lugar que le conviene, prosperará año tras año, cada vez más florífera, siempre y cuando se respeten algunas reglas simples. En macizo o en macetas, descubre nuestros consejos para lograr una buena plantación.
→ Descubre más sobre las equináceas en nuestra ficha completa, y en nuestra ficha consejo Elegir una equinácea
¿Dónde plantar la Equinácea?
Muy fácil de cultivar, la Equinácea crece en toda Francia e incluso se adapta a orillas del mar. Con una bella rusticidad (hasta -15°C), resiste las heladas pero no soporta los fríos extremos. Sin embargo, tolera el calor intenso durante períodos cortos.
Una vez arraigada en un lugar que le conviene, prospera año tras año, cada vez más florífera, siempre y cuando no se la trasplante: tarda dos años en alcanzar su pleno desarrollo. Deja que sus raíces se propaguen tranquilamente porque odia los trasplantes.
Ten en cuenta que los cultivares con flores dobles tienen un ciclo de vida más corto, son menos resistentes que la especie tipo y pueden resultar bianuales.
La equinácea puede, si se encuentra a gusto, volverse incluso un poco invasiva… La especie tipo, la Equinácea purpurea, puede sembrarse de manera natural.
Elegir bien su ubicación durante la plantación es, por tanto, imprescindible.
Aunque puede tolerar una sombra ligera, es una hija del sol que exige una exposición soleada. ¡En macizos o incluso en una ligera pendiente, se adaptará! El cultivo en maceta es posible en una tierra rica y húmeda. Las variedades bajas como la Equinácea Angustifolia o el Rudbeckia purpurea ‘Avalanche’ se volverán magníficas si nunca se deja que la tierra se seque demasiado… ¡ni se sature de agua!
Acepta todo tipo de suelos drenados, neutros, no demasiado secos o frescos, pero alcanzará su máximo esplendor en suelos profundos y fértiles. Simplemente no le gusta tener los «pies» en el agua: días largos de lluvia combinados con un suelo que retiene agua pueden ser fatales. Necesita un suelo muy bien drenado en invierno. En verano, unos pocos riegos estivales son suficientes.
Robusta como pocas, no teme prácticamente a nada: ni enfermedades, ni inclemencias del tiempo, ni heladas, ni vientos fuertes, ante los cuales sus tallos no se doblan, ni el calor intenso que soporta puntualmente.
Polivalente, se integra en todo tipo de decoraciones, destacando como planta de medio, de fondo de macizo o incluso de platabanda. Sobre un fondo compuesto por rosales trepadores, clemátides y gramíneas, combínala con otras viváceas de tonos intensos que requieran pocos cuidados, como aquileas, dalias, amapolas orientales, delfinios, agastaches, rudbeckias o phlox.
Ver también
Cómo dividir y replantar equináceas o rudbeckias¿Cuándo plantar la Equinácea?
La Equinácea se instala en el jardín casi todo el año, excepto en periodos de heladas y fuerte sequía.
En regiones frías y húmedas, plántala idealmente en primavera, cuando ya no hay riesgo de heladas, entre marzo y abril.
En regiones meridionales, plántala mejor en otoño, cuando la planta empieza a entrar en reposo y el suelo aún está cálido y húmedo, de septiembre a octubre.
Cómo plantar
De lenta instalación, una vez bien establecida, es decir, después de dos años, ofrece una larga vida acompañada de una floración cada vez más generosa. Por lo tanto, es necesaria una plantación acorde con su nivel de floración. Prefiere un suelo que se mantenga fresco durante el verano, especialmente los primeros años (con la edad, tolerará mejor la sequía). No le gustan los suelos pesados y encharcados en invierno. El suelo debe ser profundo y suelto para desarrollar al máximo su sistema radicular. Sobre todo, debe ser rico en materia orgánica para garantizar una buena floración. En terrenos pobres, nunca será exuberante.
Paso 1: prepara bien el suelo
- Afloja el suelo, trabaja bien la tierra con una horquilla
- Cava a la altura de una pala, aproximadamente 25 cm de profundidad.
- Plántala en una mezcla de sustrato, con una buena dosis de compost bien descompuesto y tierra de jardín.
- Si la tierra es pesada y arcillosa, drenala e incorpora del 50% al 70% de grava o pouzzolana.
Paso 2: Dale espacio
- Remoja las macetas en agua.
- Calcula de 5 a 7 macetas por m², dado el desarrollo de esta vivácea, es suficiente para crear un bonito efecto de masa.
- Separa los plantones 30 cm al plantarlos.
- Una vez establecidos los planteles, no hay que molestarlos. Solo empezarán a crecer y florecer adecuadamente el segundo año.
- Riega regularmente en verano, especialmente el primer año pero sin excesos: cuanto más madure, más tolerará la sequía, unos pocos riegos estivales serán suficientes. No es exigente en agua.
Paso 3: ¡Protégela!
- En primavera, protege sus brotes jóvenes de caracoles y babosas, si es necesario usa purín de helechos para combatir sus ataques.
Paso 4: ¡Manténla fresca!
- Coloca mantillo en mayo-junio para mantener la tierra fresca en su base con un mantillo mineral (grava, guijarros, pouzzolana…) especialmente durante el verano, es la garantía de una floración prolongada.
Paso 5: ¡Aliméntala!
- La equinácea ama los suelos fértiles, es exigente: aliméntala con compost que añadirás en primavera.
En macetas:
- Plántala en una maceta de al menos 30 cm. Asegúrate de que tu maceta esté bien perforada en la base, ya que si las raíces se estancan en el agua, acabarán pudriéndose.
- Coloca bolas de arcilla en una capa de 5 cm.
- Prepara una mezcla a partes iguales de sustrato, tierra de jardín y grava.
- Planta el cepellón en esta mezcla a 3 cm del borde de la maceta.
- Riega regularmente sin inundar las raíces.
- En primavera y otoño, añade compost cada año.
- Pueden pasar el invierno en el exterior, si la temperatura no baja de -15°C.
- Suscribirse
- Contenido
Comentarios