Con sus pequeñas nubes de flores diminutas blancas o rosadas, el gypsophila aporta un toque elegante y romántico al jardín o en una maceta en tu terraza. Esta planta, que aprecia los suelos secos y calcáreos, es además fácil de cultivar ya que es poco exigente en nutrientes y riego. Descubre nuestros consejos para multiplicarla fácilmente.

Algunas palabras sobre el gypsophila

Viviendo de forma natural en zonas montañosas y rocosas de la cuenca mediterránea hasta el Cáucaso y Asia, el gypsophila aprecia los suelos secos y drenantes, una exposición soleada y poco riego. Es por tanto una planta resistente y fácil de mantener. Existe en un centenar de especies, desde plantas viváceas hasta anuales, y desde plantas rastreras, como el Gypsophila repens, hasta plantas altas como el Gypsophila paniculata, que puede alcanzar una altura desde 10 cm hasta más de 1 metro. Sus diminutas flores lucen colores blancos o rosados.
El gypsophila puede multiplicarse por siembra o por esquejes de raíces.

Siembra del gypsophila

La siembra es la técnica que mejor funciona para multiplicar el gypsophila. Puede realizarse en terreno abierto o en semilleros.

En terreno abierto

  • Prepara el suelo eliminando las malas hierbas y añadiendo arena o grava si el suelo es demasiado pesado o no es suficientemente drenante.
  • Siembra las semillas en abril o mayo, en un suelo drenante y ligero, incluso arenoso o pedregoso, bien expuesto al sol.
  • Riega dejando que la tierra se seque entre riegos, ya que el gypsophila no aprecia la humedad.
  • Aclara los planteles espaciándolos 30 cm para las especies rastreras y 1 metro para las especies altas.

Encuentra todos los pasos de la siembra en terreno abierto en este artículo: Sembrar las semillas en terreno abierto.

En semilleros

  • Coloca en el fondo del semillero una capa drenante de arena o bolas de arcilla.
  • Rellena con sustrato mezclado a partes iguales con arena.
  • Compacta la tierra con un trozo de madera.
  • Siembra las semillas en otoño en el semillero, al voleo o en hileras.
  • Cubre con una fina capa de sustrato y compacta.
  • Humedece la tierra con un pulverizador.
  • Coloca el semillero en vivero bajo marco frío.
  • Espera a que ocurra la germinación, lo que suele tardar unas 3 semanas.
  • Mantén el sustrato húmedo pulverizando cuando se seque.
  • Aclara las plántulas si es necesario.
  • Trasplanta las plántulas a macetas.
  • Luego plántalas en terreno abierto en mayo en un suelo bien drenado y expuesto al sol.
  • No esperes demasiado para replantar el gypsophila ya que tiene una raíz primaria y no tolera bien ser trasplantado una vez bien establecido.

Descubre todos los pasos de la siembra en semillero en este artículo: Siembra en semillero.

Esquejes de raíces

También es posible hacer esquejes de raíces, tomando algunas precauciones, ya que el gypsophila tiene raíces frágiles. Esta técnica se realiza durante el periodo de reposo de la planta, de octubre a marzo, para fatigar lo menos posible la planta tras el corte de raíces.

  • En otoño o invierno, retira con cuidado la tierra alrededor de la planta y toma rechazos aislados en la periferia del macizo para molestar lo menos posible a las raíces.
  • Con unas tijeras de podar limpias y desinfectadas, corta trozos de raíces carnosas de 3 a 10 cm asegurándote de conservar las raicillas.
  • Trasplanta inmediatamente en un semillero perforado, lleno de una capa drenante en el fondo y cubierto con un sustrato drenante adecuado (mitad sustrato mitad arena).
  • Riega con un pulverizador.
  • Colócalo en un invernadero o veranda, con luz pero sin calefacción.
  • Pulveriza con moderación el sustrato para mantenerlo húmedo.
  • Las plántulas aparecerán al cabo de unas semanas.
  • Trasplanta en terreno abierto la siguiente primavera.

Descubre todos los pasos del esquejado de raíces en este artículo: ¿Qué es un esqueje de raíz?.