
Rosal en bolsas de turba o en raíces desnudas
¿Cuándo y cómo plantarlas?
Contenido
Con su floración romántica y muy delicada, los rosales están entre las plantas más apreciadas para embellecer los jardines. Existe una infinidad de variedades, que nos encantan con sus flores simples o dobles, sus tonos pastel o más intensos, su perfume embriagador o sutil… Pueden venderse en macetas, pero también en raíces desnudas (o en bolsas de turba: las raíces están protegidas por turba para evitar que se sequen). Se comercializan en raíces desnudas de noviembre a marzo, cuando están en reposo vegetativo. Este formato tiene la ventaja de ser más económico (el rosal costará mucho menos) y de favorecer un enraizamiento rápido y profundo. Para garantizar que tu rosal en raíces desnudas se adapte bien, descubre todos nuestros consejos para saber cuándo, dónde y cómo plantarlo!
¿Cuándo plantar un rosal en raíces desnudas?
Los rosales vendidos en raíces desnudas o en bolsas de turba generalmente se desplantan en octubre para estar disponibles para la venta. El mejor período para plantarlos se extiende desde noviembre hasta finales de marzo, durante la temporada de reposo vegetativo. Es importante elegir un momento en el que el suelo no esté ni congelado ni encharcado. Evita los períodos de fuertes heladas o grandes fríos, que pueden comprometer el arraigo de los plantones.
Si no puedes plantarlos inmediatamente, es posible ponerlos en espera. Para ello, cava un surco de 30 cm de profundidad en un lugar sombreado y protegido del viento. Coloca allí los rosales inclinados y cúbrelos con tierra, asegurándote de rellenar bien las raíces para evitar bolsas de aire. Riega ligeramente si el suelo está seco. Así pueden esperar de 3 a 4 días antes de su plantación definitiva.
¿Dónde plantar tu rosal?
Los rosales aprecian una ubicación bien soleada, protegida de los vientos fuertes, para favorecer su floración y desarrollo. Lo ideal es plantarlos en un suelo rico, bien drenado y ligeramente ácido a neutro. Evita las zonas donde el agua se estanca, ya que las raíces de los rosales no toleran el exceso de humedad. Si el suelo es demasiado pesado o arcilloso, puedes aligerarlo con arena gruesa o compost para mejorar su drenaje. Por último, separa tus plantas al menos 50 cm a 1 m, según la variedad, para dejarles suficiente espacio para desarrollarse plenamente.
¿Cómo plantar un rosal en raíces desnudas?
Para plantar un rosal con raíces desnudas, sigue estos pasos:
- Prepara el suelo a unos 40 cm de profundidad y 30 cm de ancho para airearlo bien. Afloja la tierra desmenuzándola finamente y añade en el fondo del hoyo una enmienda orgánica como cuerno triturado o sangre seca, ricos en nutrientes para favorecer el arraigo. Luego, forma un pequeño montículo de tierra en el fondo del hoyo para colocar las raíces.
- Realiza el pralinado: prepara una mezcla de barro espeso mezclando tierra y agua. Desenvuelve con cuidado tu rosal y despliega las raíces si están dobladas en el embalaje. Sumérgelas en el cubo de barro para cubrirlas bien. Este proceso ayuda a proteger las raíces y mejora el arraigo.
- Coloca el rosal en el hoyo de plantación extendiendo las raíces sobre el montículo de tierra que has formado. Verifica la profundidad: el punto de injerto (el lugar donde las ramas se unen al tronco) debe situarse ligeramente por encima del suelo.
- Rellena gradualmente el hoyo con la tierra extraída, compactándola suavemente para rodear bien las raíces sin dejar bolsas de aire. Asegúrate de no enterrar el punto de injerto.
- Si es necesario, poda las ramas de tu rosal a unos 15-20 cm de altura para favorecer el arraigo y una buena ramificación.
- Forma un alcorque alrededor del pie de tu rosal para dirigir el agua hacia las raíces y luego riega abundantemente. Esto permite que la tierra se adhiera correctamente a las raíces y elimina las bolsas de aire.
- En regiones con inviernos rigurosos, puedes proteger tus rosales aplicando un acolchado alrededor del pie de unos 20 cm de altura. Hojas secas, paja o compost pueden servir para aislar las raíces del frío.
¿Cómo cuidar tu rosal?
Riego
Los rosales necesitan un riego regular, especialmente el primer año y durante los periodos de sequía. Riégalos al pie, sin mojar el follaje para evitar enfermedades, y prefiere un riego por la mañana o al final del día. Asegúrate de mantener el suelo ligeramente húmedo, pero sin excesos.
Te recomendamos colocar una capa de acolchado orgánico al pie de tus rosales (paja, corteza, hojas secas…), ya que esto ayudará a que el suelo permanezca fresco por más tiempo, además de limitar el crecimiento de malas hierbas y proteger las raíces de las variaciones de temperatura.
Fertilización
Enriquece el suelo en primavera añadiendo compost o un abono especial para rosales, rico en potasio, para favorecer la floración. Una aplicación de abono también puede realizarse después de la primera floración para apoyar el desarrollo de nuevas flores.
Poda
- En agosto: Poda los rosales que no vuelven a florecer (no trepadores) para prepararlos para el año siguiente.
- En otoño (justo después de las primeras heladas): Realiza una poda ligera de los rosales que acaban de florecer, especialmente para eliminar las flores marchitas y equilibrar la planta. También puedes hacer una poda de mantenimiento: elimina la madera vieja y las ramas muertas, así como aquellas que se cruzan o abarrotan el centro de la planta, para airearla y prevenir enfermedades. Conserva de 3 a 7 ramas jóvenes vigorosas para estructurar el rosal.
- En febrero/marzo: La poda principal se realiza al final del invierno, antes de la vegetación inicial, cuando ya no hay riesgo de heladas fuertes. Poda severamente las ramas jóvenes, dejando solo de 3 a 5 yemas por tallo. Esta poda estimula la producción de nuevos brotes y favorece una floración más abundante. El corte debe hacerse en bisel, justo por encima de una yema orientada hacia el exterior para promover un crecimiento armonioso.
No podes los rosales enanos antes de que tengan 3 o 4 años. Una poda demasiado temprana podría comprometer su desarrollo.
En el caso de los rosales trepadores, poda las flores marchitas durante el periodo de floración para estimular nuevas flores. Después de la floración, elimina las ramas muertas o débiles. Para mantener el rosal trepador en el espacio asignado, realiza una poda de formación, asegurándote de atar bien las ramas principales a su soporte.
Descubre nuestra ficha-consejo para saber todo sobre la poda de rosales.
Enfermedades y parásitos
Los rosales a veces son propensos a enfermedades como el oídio o la roya, así como a parásitos como los pulgones. Revisa regularmente el follaje y actúa rápidamente con tratamientos adecuados, preferiblemente biológicos como el jabón negro o la mezcla bordelesa. Retira las hojas enfermas para evitar su propagación.
Para más información, consulta nuestra ficha-consejo sobre las enfermedades de los rosales.
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