
Podar las gramíneas
¡Descubre cuándo y cómo podarlas!
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En los jardines del norte, las gramíneas son a veces el único espectáculo del invierno. Se cubren de escarcha, ondean con el viento e iluminan nuestros jardines apagados con los primeros rayos de sol. Muy apreciadas, las gramíneas son valiosas para aportar ligereza y movimiento en los macizos. Además, son fáciles de cultivar y requieren poco mantenimiento. Sin embargo, para conservar su forma y belleza, algunas especies deben podarse al ras… pero cuidado, no es el caso de todas: evitaremos intervenir en las especies de follaje perenne. ¡Descubre qué gramíneas son las afectadas y cómo proceder!
¿Qué gramíneas podar?
Todas las gramíneas pueden podarse, pero la poda es menos necesaria en las variedades de follaje perenne que en las caducifolias, cuyo follaje seco «envejece» mal después de un tiempo. Las gramíneas persistentes, como los carex o las festucas, pueden simplemente limpiarse eliminando las hojas secas o dañadas. Las gramíneas de follaje caduco (eulalia, pennisetums…) deben podarse al ras para favorecer el crecimiento de nueva paja.
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Plantar gramíneas¿Cuándo podar las gramíneas?
No se deben podar las gramíneas en otoño o a principios del invierno, época en la que son decorativas y aportan un poco de movimiento al jardín demasiado estático en esta temporada.
Las gramíneas se podan a finales del invierno, idealmente después de los grandes fríos, y justo antes de la vegetación inicial, en febrero o marzo. Podar demasiado pronto es eliminar una protección «antihielo» natural; demasiado tarde es arriesgarse a cortar los tallos jóvenes con la paja seca del año anterior.
¿Cómo podar las gramíneas?
Te recomendamos usar tijeras de podar o un cortasetos. Ajusta la altura de corte según el tamaño de las gramíneas: 10 cm del suelo para las variedades más pequeñas, y hasta 20 o 30 cm para las más altas. Ten cuidado porque algunas gramíneas tienen tallos que pueden ser cortantes. ¡No olvides usar guantes para evitar cortes!
Opta por un corte redondeado en lugar de un corte recto «en cepillo»: esto dará un resultado más natural y estético.
También es una buena oportunidad para limpiar alrededor de los macizos, eliminando malas hierbas y escardando ligeramente el suelo. Para suelos menos fértiles, añadir un poco de compost o un fertilizante adecuado (tipo 7-4-10) puede favorecer el crecimiento y la floración.
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