Lirios de día: cómo plantarlos

¿Dónde plantar los lirios de día?

Los lirios de día son viváceas robustas y fáciles de cuidar, originarias de las regiones templadas del Extremo Oriente. Se adaptan bien a los jardines en clima templado y son capaces de soportar condiciones variadas. En general, prefieren una exposición soleada a semisombreada, ya que 4 a 6 horas de sol al día les bastan para producir una floración abundante y colorida. Lo ideal es adaptar su exposición según tu clima: en las regiones cálidas y secas del sur de Francia, prioriza un emplazamiento ligeramente sombreado para proteger los lirios de día de los rayos de sol intensos y la desecación, sobre todo en verano. En las regiones más frescas, opta por un lugar soleado para maximizar su exposición a la luz, ya que un exceso de sombra podría reducir la floración.

Estas plantas aprecian un suelo profundo, fértil, ligeramente fresco y bien drenado. Por último, evita las zonas muy ventosas, ya que esto puede secar las hojas y limitar el crecimiento de la planta. Un buen acolchado al pie de los lirios de día también puede ayudar a mantener el suelo fresco y conservar la humedad, especialmente durante los períodos de alto calor.

Lirios de día Green Flutter – Snowy Eyes – Baby Betsy

¿Cuándo plantar los lirios de día?

La plantación de lirios de día puede realizarse casi todo el año, evitando sin embargo los períodos de heladas intensas y de calor extremo. La mejor época para plantarlos sigue siendo el otoño (de septiembre a noviembre), ya que esto les permite desarrollar un sistema radicular sólido antes del invierno. Una plantación otoñal garantiza una recuperación más vigorosa en primavera y una floración abundante desde el inicio de la temporada. También es posible plantarlos en primavera, en abril-mayo, una vez que el suelo se ha calentado. Esta época es especialmente adecuada en regiones con inviernos rigurosos, ya que protege a las plantas jóvenes de los daños causados por las heladas.

¿Cómo plantar los lirios de día?

• Empieza por preparar el suelo: elimina las malas hierbas y trabájalo en profundidad para aflojarlo y garantizar una buena aireación de las raíces. Puedes añadir un poco de compost bien descompuesto para enriquecer el suelo.
• Cava un hoyo amplio con una pala o un plantador, de unos 20 a 30 cm de profundidad y anchura, para que las raíces puedan extenderse bien.
• Coloca la planta de modo que el collar (la unión entre el tallo y las raíces) quede a unos 3 cm bajo la superficie del suelo. Esto permite que la planta permanezca bien anclada y protegida de las variaciones de temperatura.
• Respeta los espacios entre plantas: deja unos 25 cm de distancia para las variedades enanas y hasta 50 cm para las variedades grandes, para que cada planta se desarrolle bien libremente sin competencia por el espacio y los nutrientes.
• Rellena el hoyo con la tierra original, que puedes aligerar con un poco de sustrato si tu suelo es especialmente pesado o arcilloso, para garantizar un buen drenaje. Compacta ligeramente sin apretar demasiado para evitar bloquear el oxígeno alrededor de las raíces.
• Riega generosamente después de la plantación para asegurar una buena humedad y favorecer el establecimiento de las raíces.
• Acolcha la base de las plantas con una capa de acolchado orgánico (como virutas de madera o paja) para mantener la humedad, proteger el suelo contra las malas hierbas y evitar las variaciones de temperatura.

¿Cómo cuidarlas?

El mantenimiento de los lirios de día es bastante sencillo, pero algunos gestos regulares permitirán mantenerlos en plena forma y asegurar una floración abundante:

En primavera, vigila la aparición de los brotes jóvenes, que pueden ser el objetivo de babosas y caracoles. Si es necesario, coloca barreras naturales (como cáscaras de huevo trituradas) alrededor de las plantas o utiliza soluciones ecológicas para disuadirlos. No dudes en consultar nuestra ficha-consejo: «Babosas: 7 formas de combatirlas eficaz y naturalmente»

Si el tiempo es seco, riega tus lirios de día una o dos veces por semana en primavera, asegurándote de que el suelo permanezca ligeramente húmedo, especialmente hasta la aparición de las primeras yemas florales. Una vez formadas las flores, puedes espaciar los riegos, ya que los lirios de día son relativamente tolerantes a la sequía.

En verano, después de la floración (hacia agosto), es posible podar severamente el follaje, cortando los tallos y las hojas al ras del suelo con unas tijeras de podar. Esta poda estimula la aparición de un nuevo follaje más fresco y denso, que embellecerá el jardín a finales del verano y en otoño.

En otoño, considera dividir las matas si se vuelven demasiado voluminosas, generalmente cada 4 o 5 años. La división permite rejuvenecer las plantas y evitar que compitan por los nutrientes. Para dividir, desentierra la mata, separa las raíces y replanta las nuevas secciones en un suelo enriquecido y bien preparado.

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