
Cómo plantar las clemátides
Nuestros consejos para plantarlas con éxito en tierra
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Las clemátides nos seducen con sus grandes flores estrelladas. Escalan pérgolas y muros de las casas, aportando un toque de color. Ofrecen una diversidad excepcional, tanto en formas como en colores de flores. La floración puede ser simple, doble o en forma de campanillas. Suele presentar tonos rosados, malvas, azules o blancos. Las clemátides aportan mucha vitalidad a los macizos. Combinadas con rosales trepadores, ¡pueden crear un ambiente muy romántico! Descubre todos nuestros consejos para saber cuándo y cómo plantarlas.
¿Cuándo plantar las clemátides?
Las clemátides se pueden plantar durante todo el año, pero las épocas más favorables son la primavera y el otoño. En primavera (de marzo a mayo), las temperaturas empiezan a subir, lo que permite que las plantas jóvenes desarrollen bien sus raíces antes del verano. En otoño (de septiembre a noviembre), el suelo aún está lo suficientemente cálido para favorecer el enraizamiento, además de aprovechar las lluvias naturales. Evita plantar en pleno verano, ya que el calor y la falta de agua pueden dificultar el establecimiento de las plantas jóvenes, y en invierno, porque las raíces jóvenes pueden sufrir con las heladas.
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Clematis: Plantar, podar y cuidar¿Dónde plantar una clemátide?
La clemátide es una planta trepadora exigente que necesita una ubicación cuidadosamente elegida para desarrollarse plenamente. Le gusta el sol, pero su base debe permanecer a la sombra para evitar que se seque. Idealmente, plántala a pleno sol y protege la base de la planta colocando plantas perennes bajas o arbustos pequeños. Algunas variedades, como la clemátide ‘Nelly Moser’, toleran sin embargo una ubicación ligeramente sombreada, lo que las convierte en una buena opción para lugares parcialmente soleados.
El suelo debe ser rico, húmico y bien drenado. Se recomienda añadir compost o materia orgánica al momento de la plantación para garantizar una buena nutrición. El suelo también debe permanecer fresco sin estar demasiado húmedo, ya que el exceso de humedad puede provocar enfermedades y favorecer la pudrición de las raíces. También es preferible un lugar protegido del viento, que puede secar el follaje y debilitar la planta.
Las clemátides desarrollan un sistema radicular profundo, por lo que necesitan un suelo suelto y lo suficientemente profundo. Evita terrenos compactos o demasiado superficiales, que perjudican su crecimiento. Antes de plantar, trabaja bien la tierra para aflojarla y asegúrate de que no sea demasiado arcillosa ni demasiado seca.
Las variedades compactas de clemátides se adaptan bien al cultivo en maceta para embellecer una terraza o un balcón. Elige un contenedor lo suficientemente ancho y profundo, idealmente con un buen drenaje, y no olvides mantener la base de la planta a la sombra, incluso en maceta, para garantizar una floración óptima y un crecimiento saludable.

La clemátide ‘Dr Ruppel’
Cómo plantar una clemátide La clemátide es una planta trepadora muy apreciada por sus flores abundantes y decorativas. Para asegurar su buen desarrollo, sigue estos consejos de plantación: **1. Elección del lugar** - Prefiere un lugar con los pies a la sombra y la cabeza al sol. - Evita las exposiciones demasiado calurosas o ventosas. **2. Preparación del suelo** - Asegúrate de que el suelo esté bien drenado y enriquecido con materia orgánica. - Haz un hoyo de plantación amplio (al menos 50 cm de diámetro). **3. Plantación** - Coloca la planta inclinada hacia su soporte futuro. - Entierra el cuello unos 10 cm para favorecer el desarrollo de nuevos brotes. - Rellena con una mezcla de tierra del jardín y compost. **4. Tutorado y riego** - Instala un tutor desde el principio para guiar su crecimiento. - Riega abundantemente después de la plantación y mantén el suelo fresco. Con estos cuidados, tu clemátide crecerá vigorosa y te deleitará con su floración.
Empieza por elegir un soporte sólido y adecuado para el crecimiento de tu clemátide. Le gustan los enrejados, las pérgolas, las vallas, e incluso los troncos de árboles o arbustos para agarrarse y trepar. También puedes combinarla con otra planta trepadora para crear un efecto vegetal exuberante. ¡Manipula tus clemátides con cuidado, ya que sus raíces y tallos son delicados y se rompen con facilidad!
- Coloca el cepellón de la clemátide en un barreño con agua y déjalo en remojo de 10 a 15 minutos para hidratarlo bien antes de la plantación.
- Cava un hoyo de plantación de al menos 40 cm de profundidad y anchura para permitir que las raíces se extiendan cómodamente.
- Mezcla la tierra extraída con sustrato para plantas y añade un puñado de abono orgánico para enriquecer el suelo. Esto proporcionará a tu clemátide un buen comienzo y un suelo rico en nutrientes.
- Coloca una capa de grava o piedras pequeñas en el fondo del hoyo para mejorar el drenaje. Esto es crucial para evitar la humedad estancada, que puede provocar enfermedades y pudrición de raíces.
- Vuelve a colocar parte de la mezcla de tierra y sustrato en el hoyo, luego sitúa el cepellón de la clemátide ligeramente inclinado hacia su soporte. Incluso puedes inclinarlo horizontalmente para fomentar una mejor ramificación. Asegúrate de enterrar la base de los tallos unos 10 cm, lo que ayudará a proteger la planta y favorecerá nuevos brotes.
- Añade el resto del sustrato en el hoyo y aprieta suavemente alrededor del cepellón para asegurar un buen contacto con la tierra sin dañar las raíces.
- Riega abundantemente, dirigiendo el chorro hacia el suelo para evitar salpicar las hojas y la base de la planta, lo que podría favorecer enfermedades.
- Guía los primeros tallos hacia su soporte para animarlos a agarrarse desde el principio.
Consejo: Planta vivaces bajas o coloca un acolchado alrededor de la base para mantener el pie a la sombra y conservar la humedad.
¡Descubre también nuestros consejos en vídeo para plantar clemátides!
⇒ Para descubrir las diferentes variedades y todos nuestros consejos de cultivo, consulta nuestra guía completa sobre clemátides.
¿Cómo cuidar una clemátide?
Continúa regando regularmente durante el primer año de plantación, especialmente en épocas secas, para ayudar a que la clemátide se establezca bien. Una vez bien enraizada, necesitará menos agua y podrá prescindir del riego, excepto en caso de sequía prolongada.
Coloca un acolchado alrededor de la base de la clemátide, idealmente de corteza de pino, paja o compost, para mantener la frescura y evitar que el suelo se seque demasiado rápido. También puedes plantar vivaces bajas o arbustos pequeños cerca para dar sombra natural al pie y así proteger la planta del sol directo.
Las plantas jóvenes de clemátide suelen ser muy apetecibles para babosas y caracoles. Para ahuyentarlos, puedes esparcir ceniza de madera, cáscaras de huevo trituradas o virutas de madera alrededor de la planta. Si estos métodos naturales no son suficientes, opta por trampas o barreras anti-babosas, asegurándote de usar productos seguros para otros organismos del jardín.
Poda la clemátide una vez al año para estimular la floración y mantener una forma bonita. La época de poda depende de la variedad: las que florecen en primavera se podan después de la floración, mientras que las de floración estival se podan a finales del invierno.
Para favorecer una floración abundante, aplica un poco de fertilizante rico en potasio, como un abono para plantas de flor o compost maduro, a principios de primavera. Evita, sin embargo, el exceso de nitrógeno, que favorece el follaje en detrimento de las flores.
Con estos sencillos cuidados, tu clemátide crecerá con vigor y te ofrecerá una floración espectacular año tras año.
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