
Cómo dividir y replantar equináceas o rudbeckias
¡Una recuperación segura!
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Las equináceas, también llamadas rudbeckias, son viváceas robustas y generosas, muy apreciadas por sus flores llamativas en forma de margarita que iluminan los macizos desde el verano hasta el otoño. Fáciles de cultivar, atraen mariposas y abejas, y añaden un toque silvestre y natural al jardín.
Pero para que conserven todo su vigor y sigan floreciendo abundantemente, se recomienda dividirlas cada 3 o 4 años. Esta sencilla operación no solo rejuvenece la planta, sino que también permite multiplicarla fácilmente, para disfrutarla en otros rincones del jardín… ¡o para regalársela a amigos jardineros!
En este artículo, descubre cuándo y cómo dividir y replantar tus equináceas, así como todos nuestros consejos de mantenimiento para conservar matas vigorosas año tras año.
¿Cuándo dividir las equináceas?
La división de las equináceas (o rudbeckias) se realiza idealmente a finales del verano o principios del otoño, entre finales de septiembre y principios de octubre. En este periodo, la planta entra en periodo de latencia, lo que reduce el estrés relacionado con la división y favorece un buen enraizamiento antes del invierno.
También puedes considerar la división en primavera, cuando aparecen nuevos retoños, especialmente en regiones con inviernos rigurosos. Esto permite que la planta se beneficie de una temporada de crecimiento completa para establecerse bien.
Evita dividir tus equináceas en plena floración o durante fuertes calores estivales, ya que la planta moviliza toda su energía para la producción de flores, lo que dificulta su recuperación.
Puedes dividir las matas cada 3 o 4 años para rejuvenecer la planta y estimular la floración. Esto también evita que se vuelva demasiado densa en el centro.
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Equináceas: siembra, cultivo y cuidados¿Cómo dividirlas?
Para dividir tus equináceas, sigue estos pasos:
- Comienza por regar bien la planta el día anterior a la división. Un suelo ligeramente húmedo facilitará la extracción del cepellón y reducirá el estrés para las raíces.
- Clava una horca a unos 20-30 cm de la mata para no dañar las raíces. Introdúcela profundamente y luego haz palanca con suavidad. Si el suelo es compacto o arcilloso, actúa en varios puntos alrededor de la mata para aflojarla progresivamente.
- Retira las flores marchitas, así como los tallos secos o dañados. Esto permitirá que la planta concentre su energía en recuperarse.
- Usa una pala bien afilada o un cuchillo de jardín limpio para cortar el cepellón en dos o más secciones, según su tamaño. Cada fragmento debe tener raíces sanas y varios brotes vigorosos o yemas. Si el cepellón es muy denso, incluso puedes separarlo con las manos después de un primer corte aproximado.
¿Cómo trasplantar las equináceas?
- Cava un hoyo dos veces más ancho que el cepellón para permitir que las raíces se expandan con facilidad. Afloja bien la tierra en el fondo y en los lados del hoyo para favorecer un buen enraizamiento.
- Aunque las equináceas sean poco exigentes, puedes enriquecer el suelo con un poco de compost maduro o una enmienda orgánica ligera. Esto estimulará la crecimiento, especialmente si tu suelo es pobre. No es necesario aportar fertilizantes químicos.
- Coloca el cepellón en el hoyo asegurándote de que el collar (la base de los tallos, justo encima de las raíces) quede al nivel del suelo, ni demasiado enterrado ni demasiado expuesto. Esto evita riesgos de pudrición.
- Rellena el hoyo con la tierra extraída, apisonando ligeramente alrededor de las raíces para eliminar bolsas de aire. Evita compactar demasiado la tierra, esto podría frenar el desarrollo radicular.
- Riega generosamente justo después de la plantación, incluso si está lloviendo. Esto ayuda a asentar naturalmente la tierra alrededor de las raíces. Posteriormente, mantén el suelo ligeramente húmedo las primeras semanas, el tiempo que la planta se establezca. En caso de sequía prolongada, riega regularmente.
Dato útil: La recuperación de las equináceas suele ser fácil, pero un acolchado ligero puede ser útil para conservar la humedad del suelo y proteger los planteros y planteles de las variaciones de temperatura.
¿Cómo cuidar las equináceas?
Las equináceas son plantas robustas y poco exigentes. Sin embargo, algunos gestos sencillos pueden ayudarlas a mantenerse vigorosas y floridas año tras año.
Riego
- Después de la plantación: Mantén el suelo ligeramente húmedo hasta que la planta esté bien establecida.
- Planta adulta: Las equináceas toleran la sequía una vez enraizadas. Riega moderadamente en caso de calor intenso prolongado, especialmente si el suelo está muy seco.
Acolchado
Un acolchado orgánico (corteza, paja, compost) ayuda a conservar la humedad, limita el crecimiento de malas hierbas y protege las raíces de las variaciones de temperatura.
Poda y limpieza
- Durante la floración: Elimina las flores marchitas para estimular la producción de nuevas flores.
- Al final de la temporada: Deja algunos tallos con sus semillas secas si deseas alimentar a los pájaros o favorecer la siembra natural.
- En primavera: Poda los tallos secos desde la base para dar paso a los nuevos retoños.
Fertilización
Las equináceas no necesitan mucho abono. Un aporte ligero de compost en primavera es suficiente para apoyar la floración. Evita los fertilizantes demasiado ricos en nitrógeno, que favorecen el follaje en detrimento de las flores.
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