Cómo cuidar los lirios

Cómo cuidar los lirios

y obtener hermosas flores

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Modificado el 5 Febrero 2025  por Alexandra 12 min.

Los iris son plantas perennes elegantes y robustas, apreciadas por sus flores espectaculares de colores variados y su follaje gráfico. Fáciles de cultivar, aportan un toque de carpe intemporal a los jardines, ya sea plantados en macizos, en bordillos o incluso en rocallas. Sin embargo, para disfrutar de una floración generosa año tras año, es necesario un mínimo de atención.

Entre la elección de la ubicación, el mantenimiento estacional, la división de los rizomas y la gestión de los pequeños problemas de cultivo, unos simples gestos bastan para mantener tus iris en plena salud. En este artículo, descubre todos los consejos prácticos para cuidar tus iris, favorecer su floración y prolongar su esplendor a lo largo de las estaciones.

Invierno, Primavera, Verano, Otoño Dificultad

¿Cuáles son las necesidades de los iris?

Los lirios son plantas perennes robustas, pero para que ofrezcan cada año una floración espectacular, es esencial comprender bien sus necesidades. Existen numerosas variedades de lirios, cada una con sus preferencias en cuanto a condiciones de cultivo. El más conocido y cultivado es el lirio azul (Iris germanica), apreciado por sus grandes flores coloridas y su follaje en forma de espada.

El lirio azul necesita una exposición a pleno sol (al menos seis horas de luz directa al día) para florecer adecuadamente. La falta de luminosidad puede provocar una floración menos abundante y tallos más débiles. También aprecia un suelo bien drenado, ya que la humedad estancada es su enemiga: puede causar la pudrición de los rizomas. Un suelo ligeramente alcalino y moderadamente fértil es ideal. A diferencia de otras plantas florales, el lirio azul no aprecia los suelos demasiado ricos, que favorecen el follaje en detrimento de las flores.

Si cultivas otras variedades de lirios, como el lirio de Siberia o el iris pseudacorus, ten cuidado porque sus necesidades son diferentes. El lirio de Siberia (Iris sibirica), más fino y delicado, ofrece flores elegantes, a menudo azules o violetas. Tolera mejor los suelos ligeramente húmedos y se adapta a condiciones un poco menos soleadas. En cuanto al lirio de agua (Iris pseudacorus), es ideal para zonas húmedas como bordes de charcas o jardines pantanosos, con sus flores amarillas brillantes que llaman la atención. También existen iris pigmeos (Iris pumila), perfectos para rocallas o bordillos, que florecen temprano en primavera y resisten bien la sequía.

Cómo cuidar los lirios (iris)

Riego

Los Lirios azules son resistentes a la sequía y especialmente sensibles al exceso de humedad. Por lo tanto, es importante no regarlos en exceso, especialmente si los has plantado en un suelo poco drenante. Basta con regarlos, en promedio, una vez cada tres semanas durante el verano. Durante esta operación, evita mojar el follaje para no favorecer la aparición de enfermedades.

Fertilización

Los lirios no son plantas exigentes, sin embargo, un aporte de fertilizante mejorará aún más la abundancia de su floración.

Te recomendamos utilizar compost, bien equilibrado y maduro, o un fertilizante completo comercial, bajo en nitrógeno (los fertilizantes demasiado nitrogenados favorecerían el follaje en detrimento de las flores). Esta operación de fertilización puede realizarse dos veces al año, antes de la floración (en marzo) y después de la floración.

Deshierbe y mantillo

Deshierba cuidadosa y regularmente la zona donde están plantados tus lirios. De hecho, dejar crecer hierba al pie de tus plantas contribuiría a mantener una humedad permanente, perjudicial. Te recomendamos intervenir a mano en lugar de con una herramienta afilada que podría dañar los rizomas.

Para evitar que la hierba vuelva a crecer, puedes utilizar un mantillo, pero siempre debe ser adecuado: si un mantillo orgánico, compuesto de hojas secas o hierba bien seca, es aceptable en regiones cálidas y secas, debe evitarse en las regiones más húmedas, ya que su descomposición podría pudrir tus lirios. En este caso, prefiere un mantillo mineral como pozzolana o grava.

Poda

Muchos jardineros nos preguntan si es necesario podar los lirios. Aquí tienes nuestros consejos:

  • Durante la floración, retira regularmente las flores marchitas, antes de que produzcan semillas, lo que podría agotar la planta innecesariamente.
  • Cuando un bohordo floral esté completamente marchito, puedes podarlo severamente con unas tijeras de podar, es decir, cortarlo al nivel de la base de la mata.
  • Después de la floración, deja las hojas en su lugar, ya que es el período en el que la planta reconstituye sus reservas en su bulbo o rizomas.
  • Solo cuando las hojas estén completamente secas podrás retirarlas, poco a poco.
Cómo cuidar los iris

¿Cuándo y cómo dividir los iris?

La división de los iris es un paso esencial para mantener plantas vigorosas y una floración abundante. Con el tiempo, los rizomas se acumulan, creando matas densas que limitan la producción de flores. Dividir los iris permite rejuvenecerlos, mejorar su salud y favorecer nuevas floraciones espectaculares.

¿Cuándo dividir los iris?

El período ideal para dividir los iris se sitúa entre julio y septiembre, después de la floración. En ese momento, la planta ha recuperado sus reservas, y las nuevas divisiones tendrán tiempo de enraizar antes del invierno. Puedes dividir tus iris aproximadamente cada cuatro años.

¿Cómo dividir los iris?

Aquí tienes los pasos a seguir para una división exitosa:

  • Desentierra la mata de iris con una horquilla, levantando con cuidado el cepellón para no dañar los rizomas.
  • Limpia los rizomas eliminando la tierra alrededor de las raíces para ver bien su estado.
  • Separa los rizomas rompiendo o cortando las secciones con la mano o con un cuchillo limpio y bien afilado. Conserva los rizomas jóvenes y firmes, con raíces sanas y algunas hojas.
  • Elimina las partes dañadas o secas, así como los rizomas viejos que ya no sean productivos.
  • Poda el follaje a unos 15 cm de altura para reducir la evaporación y facilitar el arraigo de las plantas.
  • Vuelve a plantar los rizomas colocándolos semienterrados, con la parte superior ligeramente expuesta a la luz. Espácialos a 30 cm para darles espacio para desarrollarse.
  • Riega ligeramente después de la plantación para favorecer el enraizamiento, evitando el exceso de agua que podría provocar pudrición.

Esta operación sencilla no solo garantiza la salud de tus iris, sino que también te permite multiplicarlos fácilmente para embellecer otros rincones del jardín o regalarlos.

Para dividir bien tus iris, encontrarás toda la información útil en la ficha: Multiplicar los Iris germanica !

Cuidar y mantener los iris

Las enfermedades y plagas de los Iris

Los iris son plantas robustas y vigorosas, pero a veces pueden verse afectadas por ciertas enfermedades, especialmente cuando no se siguen correctamente las instrucciones de plantación.

Entre ellas:

  • El Heterosporium es una enfermedad causada por un hongo que se caracteriza por manchas ovaladas y marrones en el follaje, que acaba secándose por completo. Esta patología se ve favorecida por la combinación de calor y humedad. Si observas estos síntomas, corta y quema las hojas afectadas para limitar la expansión de la enfermedad, luego trata con un fungicida, por ejemplo con mezcla bordelesa o azufre.
  • La podredumbre de los rizomas también se observa a veces en algunos jardines con suelo húmedo. Para evitarla, plántalos poco profundos y en montículo, en una tierra previamente drenada y evita dañar los rizomas cuando realices labores (deshierbe, división, etc.). Al primer signo de podredumbre: elimina las partes afectadas cortando limpiamente con un cuchillo desinfectado.
  • La roya del iris puede cubrir el follaje de tus plantas con pequeñas manchas rojo anaranjadas. Una vez más, es un hongo el causante. Para solucionarlo, corta las hojas dañadas sin demora y usa un fungicida para eliminarlo. Para más información, consulta nuestras recomendaciones en la ficha: «Cómo eliminar la roya».

Finalmente, a las babosas y caracoles les encanta mordisquear las hojas y rizomas de los iris. Para proteger tus plantas, puedes esparcir ceniza de madera o serrín alrededor de ellas como barrera. No obstante, el uso de un anti babosas biológico suele ser la solución más efectiva.

¿Por qué mi lirio no florece?

Un iris que no florece o que se desarrolla mal suele ser víctima de un problema relacionado con su plantación o su mantenimiento. Afortunadamente, identificando la causa, es posible corregir la situación para recuperar hermosas flores.

Estas son las principales causas de un iris que no florece:

Falta de sol

Los iris necesitan mucha luz para florecer abundantemente. Una exposición de al menos 6 horas de sol directo al día es indispensable. Si están plantados en sombra parcial o en un lugar demasiado sombreado, su floración se verá comprometida. Solución: traslada tus iris a un lugar más soleado, idealmente orientado al sur o suroeste.

Suelo inadecuado: demasiado pesado, pobre o ácido

Los iris no aprecian los suelos demasiado compactos, que retienen la humedad, ni los suelos demasiado ácidos o pobres en nutrientes. Un suelo mal drenado también puede provocar la pudrición de los rizomas, impidiendo que la planta se desarrolle bien.
Solución: desentierra tus iris, afloja el suelo añadiendo arena o grava para mejorar el drenaje, y aporta un poco de compost maduro para enriquecer la tierra. En caso de suelo demasiado ácido, realiza aportes progresivos de calcio, por ejemplo en forma de dolomita, para equilibrar el pH.

Uso de un abono demasiado rico en nitrógeno

Si tus iris producen un follaje exuberante pero ninguna flor, esto puede deberse a un exceso de nitrógeno, presente a menudo en abonos demasiado ricos. El nitrógeno favorece el crecimiento de las hojas en detrimento de la floración.
Solución: suspende los aportes de abono nitrogenado. No hay mucho más que hacer que esperar: cuando la planta haya consumido el exceso de nitrógeno, recuperará naturalmente su ciclo de floración. Para el futuro, prioriza un abono pobre en nitrógeno y más rico en fósforo y potasio, que favorecen la floración.

Divisiones no suficientemente frecuentes

Con el tiempo, los iris forman matas densas donde los rizomas se asfixian mutuamente, limitando la producción de flores. Es una causa frecuente de floración reducida en iris descuidados.
Solución: recuerda dividir tus iris cada 3 a 5 años, preferiblemente a finales de verano, después de la floración. Esta operación revitaliza la planta, le da más espacio para desarrollarse y estimula la producción de nuevas flores.

¿Por qué mi iris se vuelve azul?

Puede ocurrir que un iris cambie de color con los años, con flores que se vuelven progresivamente azules o violetas, cuando originalmente tenían otro tono. Este fenómeno puede parecer extraño, pero no se trata de una degeneración de la planta. La causa más frecuente está relacionada con la siembra natural.

En efecto, si no cortas las flores marchitas, estas producen semillas que caen al suelo y germinan, dando lugar a nuevas plantas. Estos iris jóvenes procedentes de siembra no son clones de la planta madre: son el resultado de una recombinación genética, a menudo dominada por genes responsables de los tonos azules o violetas, colores muy presentes en el patrimonio genético de los iris. Por eso, las nuevas flores pueden diferir en color, volviendo a tonos «silvestres» o dominantes.

Este fenómeno es puramente natural y no afecta la salud de la planta. Sin embargo, si este nuevo color no te gusta, la única solución es arrancar los rizomas de las plantas afectadas. Si aún tienes iris de la variedad original, se recomienda hacer una selección durante la floración, eliminando solo los ejemplares con colores no deseados. Para evitar este problema en el futuro, recuerda eliminar las flores marchitas antes de que produzcan semillas. Esto limitará la propagación de la siembra natural y preservará el color original de tus iris.