Mandaríno Keraji - Citrus reticulata

El Citrus reticulata Keraji es uno de los mandarinos más resistentes, un arbusto bien establecido que soporta hasta -12°C. Esta variedad japonesa también es muy apreciada por sus frutos similares a mandarinas grandes y aplanadas, primero verdes y luego amarillas al alcanzar la madurez, fáciles de pelar. Estos frutos maduran en invierno, más o menos tarde, incluso en climas relativamente frescos. Entonces revelan un sorprendente sabor agridulce muy equilibrado. Este cítrico decididamente sorprendente está bien adaptado al cultivo en terreno abierto en regiones menos favorables para estas plantas. Su porte compacto permite cultivarlo durante muchos años en una maceta grande en la terraza, protegiéndolo de las heladas en invierno.

El Citrus reticulata Keraji es un arbusto compacto y espinoso, con un porte tupido y denso, extendido, de la familia de las Rutáceas. Se trata de un híbrido hortícola japonés de 1948, muy cultivado en la isla de Kikai-Jima. Antiguamente se le conocía como Citrus nobilis Lour. subsp. Suntara var. kagoshimensis. Este pequeño árbol alcanza 2 m de altura y se extiende unos 1,50 m. Cultivado por sus frutos de sabor sorprendente, este mandarino florece abundantemente en abril-mayo. Produce pequeñas flores blancas con un agradable aroma a neroli. Estas dan lugar a frutos de unos 6 cm de diámetro en promedio, aplanados, cuya forma recuerda a las mandarinas satsuma. Su piel, bastante fina, de color verde, luego amarilla y finalmente naranja, presenta un aspecto ligeramente rugoso. La pulpa del fruto, de color ámbar a anaranjado, translúcida y jugosa, contiene numerosas semillas. Su sabor evoluciona según la madurez del fruto. Similar al del limón en noviembre, se enriquece en aromas y azúcares durante todo el invierno, alcanzando un equilibrio perfecto entre acidez y dulzura hacia febrero. Se cosechan los frutos de noviembre a marzo. Las hojas persistentes y aromáticas de este cítrico son enteras, lanceoladas, de un verde brillante.

Los frutos pertenecen a las tradiciones culinarias ancestrales de Japón. Se usan como fruta fresca, en cocina en lugar del limón cuando aún están verdes. También es un hermoso arbusto ornamental cuya floración es un encanto en primavera. Aunque es relativamente resistente para un cítrico, hay que tener en cuenta que solo prosperará y fructificará correctamente en lugares protegidos, ya que sus frutos, mejores a finales de invierno, temen las heladas.

Como todos los Citrus, el Mandarino contiene en sus hojas, flores y frutos bolsas de aceite esencial a menudo visibles a simple vista, de las cuales se extrae por destilación (flor y hojas) o por presión (cáscara) un aceite esencial con propiedades sedantes, útil contra el estrés y el insomnio. La fragancia del aceite esencial se describe como dulce y floral, muy agradable para los niños.

La mayoría de los cítricos prosperan en terreno abierto en las regiones costeras mediterráneas donde encuentran el calor que necesitan todo el año. Pero para fructificar bien, no deben carecer de agua ni de nutrientes. Relativamente resistente, el Mandarino Keraji puede perder sus hojas a -10°C, pero un ejemplar bien establecido rebrotará sin problemas en primavera, aunque la fructificación del año se verá comprometida. Esta rusticidad solo es válida cuando las heladas son breves, el arbusto está protegido de vientos fríos y las temperaturas suben significativamente durante el día. Se trata de un arbusto autopolinizante lo que significa que un solo individuo basta para una polinización completa y asegurar la fructificación.