Citrus glauca - Lima del desierto

El Citrus glauca, o lima del desierto, es un cítrico raro originario de las zonas semiáridas de Australia. Este arbusto es interesante por su resistencia a la sequía y al calor, su tolerancia a los suelos calizos y su relativa rusticidad. Está lleno de encanto con su floración precoz y sus frutos comestibles que evocan mini-clementinas muy ácidas que se cosechan a finales del verano. La lima del desierto prospera en terreno abierto en regiones cálidas, secas y soleadas, pero también puede cultivarse en macetas para invernar en zonas más frescas. ¡El cítrico ideal para jardines secos sin riego!

El Citrus glauca, también conocido como lima del desierto (desert lime en inglés), pertenece a la familia de las Rutáceas. Denominado Eremocitrus glauca hasta 2007, esta especie botánica fue reclasificada en el género Citrus. Nativo de Australia, es endémico de las zonas semiáridas de Queensland, Nueva Gales del Sur y Australia Meridional. En su medio natural, este cítrico crece en suelos pobres y calizos, a menudo en zonas donde el agua es escasa. Es capaz de soportar temperaturas extremas de 45°C. Este arbusto o pequeño árbol de porte tupido mide generalmente 1 a 2 m de altura, con una envergadura un poco menor. En un suelo más rico, puede alcanzar 3-4 m en todas direcciones. Sus ramas suelen ser espinosas, una característica común en los cítricos silvestres. Las hojas son pequeñas, estrechas y oblongas, miden 1,5 a 5 cm de largo por 2 a 12 mm de ancho. Su color es verde grisáceo y su textura ligeramente coriácea limita la pérdida de agua. Son persistentes en invierno, excepto en zonas límite de rusticidad. El sistema radicular de este cítrico es profundo y muy desarrollado, lo que le permite captar más eficientemente los recursos hídricos. La rusticidad del Citrus glauca depende del suelo que lo acoge y de la duración de las heladas: se estima que en un suelo filtrante, pobre y poco húmedo, puede sobrevivir a heladas breves de -8 a -10°C. Cultivado en macetas o en un suelo que retiene más humedad, perece por debajo de -5°C. La floración del Citrus glauca, discreta pero perfumada, ocurre entre marzo y mayo, más o menos temprano según el clima. Las flores blanquecinas a verdosas, pequeñas, atraen polinizadores como las abejas. Los frutos alcanzan su madurez hacia mediados de septiembre. Son pequeños, esféricos a ligeramente ovalados o aplanados y miden hasta 2 cm de diámetro. Su piel fina y lisa casi no tiene sabor. De color verdoso, luego amarillo e incluso anaranjado, contiene una pulpa jugosa, amarillenta, de sabor muy ácido que recuerda a la lima, a menudo sin pepitas. Estos frutos son apreciados en la cocina australiana e internacional para preparar salsas, mermeladas, postres, dulces y bebidas.

El Citrus glauca es uno de los pocos cítricos que se pueden plantar en un jardín seco, en zonas mediterráneas no demasiado frías, sin necesidad de regarlo. Su follaje gris-verde y su porte tupido crean un contraste interesante con plantas de textura diferente. Es una excelente planta para setos defensivos debido a sus ramas espinosas, pero también puede plantarse como ejemplar aislado para destacar su silueta y sus frutos. En maceta, aporta un toque exótico a una terraza o balcón protegido y soleado. Se puede asociar con euforbias de las garrigas (Euphorbia characias), salvias del desierto (Leucophyllum frutescens) y ceanotos persistentes como 'Skylark'. Juntos, forman un cuadro elegante y poco exigente, perfecto para climas secos y cálidos.