Pennisetum alopecuroïdes Cassian

El Pennisetum alopecuroides 'Cassian' es una pequeña gramínea vivácea llena de poesía, notablemente luminosa bajo un sol rasante. Sus inflorescencias estivales muy abundantes, primero verdosas y luego beige rosado, evocan inevitablemente grandes orugas sedosas y elegantemente arqueadas, de ahí su nombre de hierba de los escobillones. Atractivo desde la primavera hasta el otoño, forma una bonita fuente de follaje muy fino que se viste de hermosos colores otoñales. Fácil de cultivar y poco exigente, es una variedad compacta y muy resistente, ideal para pequeños espacios soleados, incluso en suelos pobres o puntualmente secos en verano.

El Pennisetum alopecuroides es una gramínea originaria de una amplia zona del noreste de Asia y Australia, y pertenece a la gran familia de las poáceas. La hierba de los escobillones 'Cassian', de la que desciende, evoca una cascada de hojas y espigas, alta y ancha de 40 a 50 cm. La mata basal está compuesta de hojas muy finas colgantes con un singular color glauco. Los tallos florales emergen de la vegetación en verano, portando de julio a septiembre inflorescencias características, compuestas de espiguillas muy sedosas, reunidas en cepillos particularmente gruesos, de 10 a 15 cm de largo. Su color evoluciona del verde-blanco primaveral al beige-rosado en septiembre-octubre. El follaje también celebra con fanfarria la llegada del otoño coloreándose de rojo y naranja brillantes bajo el sol. La planta sigue decorativa parte del invierno cubriendo de escarcha los restos de su vegetación.

Esta variedad compacta expresa toda su delicadeza al deslizarse entre las viváceas un poco rígidas, como los dalias o las perovskias, y aporta un plus de flexibilidad a cualquier paisaje. También puedes asociarla con plantas más vagabundas y ligeras, como las aquileas o los eupatorios.
Los Pennisetum alopecuroides permiten dar movimiento a los macizos, colocados sabiamente entre las piedras de una rocalla o sobre un murete. Estas gramíneas adquieren un brillo incomparable con luz rasante y destacan en transparencia todas las perspectivas, incluso en el más pequeño de los jardines. En una pradera florida, o al borde de un sendero, no te prives tampoco de tu sentido del tacto: sus escobillones son tan sedosos al tacto como parecen. El Pennisetum presenta la ventaja de limitar los fenómenos de erosión gracias a su sistema de raíz muy denso.