Deschampsia caespitosa Palava - Grama de monte

El Deschampsia caespitosa 'Palava' es una nueva variedad de grama de monte que destaca por su porte compacto y su hermosa flora amarilla. Esta gramínea persistente, decorativa y fácil de cultivar se adapta a cualquier lugar, floreciendo incluso a la sombra o en suelos bastante secos o, por el contrario, húmedos. Esta variedad forma una mata más compacta que la especie tipo, lo que la hace fácil de combinar con otras viváceas del jardín y menos exigente en agua. De una bonita fuente de hojas verde intenso surge en verano una nube de grandes inflorescencias amarillas al florecer, que se tornan rubias y doradas en otoño. Esta planta vivácea es atractiva todo el año, tanto por sus ramilletes floridos de oro rubio como por su follaje vigoroso, o, en invierno, por el magnífico porte de sus pajas que aún llevan flores marchitas.

El Deschampsia cespitosa es una gramínea vivácea con un tocón densamente gaseado, no invasivo (cespitoso), perteneciente a la familia de las poáceas. Es originaria de Europa, Asia templada y América boreal, donde crece fácilmente en diversos lugares húmedos e incultos. Muy longeva, esta planta extremadamente resistente se resiembra con bastante facilidad, pero las plántulas jóvenes se eliminarán fácilmente. La grama de monte se adapta bien a períodos bastante secos una vez que su tocón está bien establecido, aunque prefiere lugares frescos a húmedos.

El cultivar 'Palava', seleccionado recientemente en Alemania, se distingue principalmente por su tamaño reducido y por sus inflorescencias más amarillas. La planta forma una mata densa y erguida de 30 a 50 cm de altura en flor, con una extensión aproximadamente equivalente. En el corazón del follaje aparecen, de julio a septiembre, grandes inflorescencias en espigas anchas y vaporosas, de textura particularmente delicada, sostenidas por pajas rígidas de color dorado. Están formadas por numerosas pequeñas flores primero amarillo-verdosas, luego marrón-rojizas, adquiriendo después un fabuloso tono dorado. Esta flora es cada vez más luminosa con el paso de los días. Las hojas persistentes son verdes, planas, de 2 a 5 mm de ancho, muy rugosas y a menudo muy largas.

Pocas escenas vegetales igualan en intensidad el espectáculo casi irreal de un girasol silvestre inundando la masa nubosa de una grama de monte, que de repente se vuelve muy rubia. Especialmente si se ha cuidado de plantarla sobre un fondo de tejos. Cuadro fascinante y poético, tanto más fácil de reproducir en nuestros jardines cuanto que estas dos plantas muy rústicas aceptan cualquier suelo ordinario, incluso si es arcilloso y pesado o incluso puntualmente seco. Los Deschampsia no molestan a las plantaciones vecinas a las que aportan ligereza. Es en macizo donde 'Palava' dará lo mejor de sí misma, mezclada con viváceas como las equináceas y las helenias, o incluso plantada en gran cantidad, para aportar ligereza y luz a un jardín silvestre. Se cultiva bien en una maceta grande, realzada por un muro cubierto de hiedra o de una vid virgen flamboyante en otoño. Por último, sus largas inflorescencias aligeran los ramos, frescos o secos.