Rhododendron makinoi

El Rhododendron makinoi, anteriormente conocido como Azalea makinoi, Rhododendron stenophyllum Makino o también como Rhododendron yakushimanum subsp. makinoi, es una especie botánica japonesa rara en cultivo. Es un pequeño arbusto persistente que tiene hojas largas de color verde oscuro con un fieltro gris-marrón en el reverso. Su floración, en primavera, se presenta en forma de delicadas flores en forma de trompetas de color blanco rosado reunidas en racimos. La planta es muy resistente, pero debe ser plantada en un lugar protegido del sol intenso y del viento, tanto en el jardín como en maceta. Al igual que otros rododendros, este se desarrolla en un clima húmedo y en una tierra ácida enriquecida con turba.

Los Rododendros son plantas de la familia de las Ericáceas, al igual que las brezos, prefiriendo en su gran mayoría suelos carentes de caliza, con tendencia ácida y climas húmedos. El Rhododendron makinoi crece en las montañas de la isla de Honshu, hasta los 2000 m de altitud. Esta planta fue distinguida con un Award of Garden Merit (A.G.M) en Inglaterra en 1993. De crecimiento lento, este pequeño arbusto generalmente alcanza los 80 cm de altura por 70 cm de ancho a los 10 años de edad. Sus brotes jóvenes son lanosos y tomentosos, las escamas que protegen las yemas persisten en las ramas. Las hojas, persistentes y coriáceas, miden de 7 a 18 cm de largo por 1 a 2.5 cm de diámetro. Tienen forma estrechamente lanceolada, ligeramente enrolladas en los bordes. El haz es glabro, lustroso, de color verde oscuro, el envés presenta un tomento grueso blanco a leonado compuesto de diminutos pelos. La floración se produce en mayo-junio, más temprano o tarde según el clima. Agrupados en corimbos apretados de 5 a 10 unidades, los botones florales rosados se abren en flores blancas lavadas de rosa pálido en forma de embudo. El interior de la flor está más o menos moteado de rojo.

Como todos los rododendros del tipo yakushimanum, el Rhododendron makinoi es bastante resistente hasta -15 °C, e incluso -20 °C. Es una planta rara que deleitará a los coleccionistas de arbustos de tierra ácida. En climas y suelos favorables como en Edimburgo, plantado en grupo, forma magníficas masas sutilmente iluminadas por el reverso pálido de las hojas. Instálalo en un espacio ligeramente sombreado del jardín, en compañía de grandes helechos, hostas azules o variegados, Pieris, Azaleas y Aceres japoneses, u otros rododendros para formar magníficos patchworks de texturas y colores en primavera. El cultivo en maceta requiere riegos frecuentes, con agua no caliza, así como aportes de fertilizante específico para plantas de tierra ácida.